Capítulo 9: Loto Agónico.

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Loto Agónico

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Su respiración era errática, su mente estaba hecha un lío, lo sabía bien, tenía muy claro que a pesar de la tormenta y el desorden en su propio sentir tenía claro que algo en su interior se quebró por completo, el hilo que conectaba su cordura fue cortado, pero le gustaba, le gustaba estar así, le encantaba ese desorden, ya no era algo monótono, no era aburrido, sus pensamientos fluían cómo erráticas olas en un noche de luna llena, y esa luna era aquel hombre que le miraba con lujuria, seduciéndole con un simple movimiento de sus dedos, hipnotizante y deseoso.

Realmente el fuego ardía con fuerza y todo se fue chamuscando dentro de su ser.

- Lan Zhan. - Wei Wuxian alzó ambas cejas mientras sonreía levemente, con sus ojos entrecerrados y ladeando la cabeza sin apartar en ningún momento su plateada mirada de ese oscuro dorado, estaban casi en medio de un bosque, estaban solos, no había nadie que les pudiera decir algo, de todas formas, si existiera ese alguien con sólo chasquear sus dedos solucionaría todo.

Se relamió los labios, los ojos de Lan Wangji estaban fijos en aquella lengua que remojaba esos carnosos y rojizos labios con lentitud, un movimiento pagano que aun así logró captar por completo su atención, sus dedos cosquillaron con deseo, la penumbra opacó su razón, un enorme pavor dominante le inundó, aquel hombre frente suyo era sólo de él, nadie más tenía el derecho de poder mirarle.

Lo quería para él y no estaba dispuesto a compartirlo para nadie más.

Un peligroso brillo se reflejó en la mirada de Lan Wangji y sin previo aviso se abalanzó contra el nigromante para atrapar los labios del contrario contra los suyos en un agresivo y poco cuidadoso beso, empujándolo contra el suelo y cayendo al pasto que había bajo sus pies, acomodándose entre sus piernas y sosteniendo ambas muñecas de Wei Wuxian entre una de sus manos hasta ponerlas sobre encima de la cabeza del menor, ejerciendo bastante presión en su agarre.

Wei Wuxian soltó un leve gemido y jadeo, su labio inferior fue capturado con fuerza entre los dientes de Lan Wangji, apretando el agarre y provocando que la sangre se derramara.

El sabor a hierro oxidado inundó las papilas gustativas de Wei Wuxian, eso en lugar de asustarle le generó una enorme excitación, meneó las caderas creando una ligera fricción entre los miembros de ambos, los cuales estaban más que despiertos. Lan Wangji gruñó por el placer que recorrió su cuerpo y sus orbes doradas ardieron en una potente llama de deseo, volvió a atacar los labios del contrario, sus dientes chocaron por la presión, sus lenguas se buscaban entre ellas, generando leves chupadas e intercambio de sus salivas, con desesperado, las manos del mayor recorrieron la figura del nigromante, con rapidez, pellizcando cada esquina que pudiera, cómo si tratara de memorizarla con solo el tacto.

Lascivos sonidos se liberaban en los labios de Wei Wuxian aún en medio de aquel beso que le asfixiaba, se sentía mareado, le encantaba el dolor que le generaba las constantes mordidas en su labio, podía sentir un delgado liquido escurrirse de la comisura de su labio, no tenía claro que era, ¿Saliva? ¿Sangre tal vez? aunque probablemente era una combinación de ambas.

Lan Wangji sintió su cuerpo tiritar y en un gruñido sin tener paciencia alguna comenzó a desatar el cinturón del contrario, con torpeza, hasta que finalmente rasgó la ropa de un tirón, abriendo la túnica exterior y volver a rasgar esta vez la interior, Wei Wuxian soltó un gemido sorpresivo antes de ahogar uno al sentir la mordida de unos dientes ejerciendo presión en su clavícula, fue demasiada fuerza, cerró sus parpados abrumado por el dolor que recorrió toda su espina dorsal, sintió cómo su piel se desgarraba y la sangre brotaba en pequeña gotas sobre la superficie de su cuello.

Su Excelencia, El Patriarca de YilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora