Wolfsbane | kth + jjk

Capítulo 10: Daydreams

El espíritu rejuveneció por todas las personas que prometieron ayudarlo (Jimin, Jeongguk, Hoseok, Jin, quizás Yoongi también por poder), Taehyung puso todo su empeño en investigar el misterio que era Kim Namjoon. No era agradable y no era fácil –en su cerebro o en su corazón. Pero podía hacer esto. No defraudaría a la única persona que siempre, siempre había creído en él. Quien todavía creía en él día tras día, sonriendo pacientemente por encima de un libro cuando Taehyung estaba tan frustrado por la falta de pistas que quería tirarse de los pelos. O cuando se enfureció sobre lo mierda que era que los registros de propiedad no estuvieran disponibles públicamente y el cómo tendría que contratar a un agente de bienes raíces para incluso acercarse a los archivos. Era un pobre estudiante universitario; no tenía dinero para sobornar a los agentes inmobiliarios.

Eso no significaba que Taehyung estuviera completamente río arriba sin un remo. Sólo significaba que tendría que utilizar otras fuentes de información.

Sabía por los relatos de Namjoon que el fantasma se había quedado en la casa vacía durante al menos un año antes de que la familia de Taehyung se mudara. Namjoon también pudo confirmar que había habido un incendio, aunque sus recuerdos sólo consistían mucho después de que el incendio había ocurrido. Sus primeros recuerdos fueron el despertar en una habitación recién construida, el olor a yeso todavía pesado en el aire y la habitación sin nada excepto paneles de yeso recién instalados y ventanas cubiertas. Pero hablando con sus viejos vecinos, no había sonado como si Namjoon hubiera muerto durante la reconstrucción del segundo piso. La poca evidencia que Taehyung había reunido hasta ahora apuntaba a Namjoon muriendo en el fuego que había envuelto el segundo piso.

Pero eso se sintió demasiado fácil. Todos los demás fantasmas con los que Taehyung había hablado recordaban cómo murieron; ¿Por qué Namjoon no? No podía ser sólo porque había pasado tanto tiempo. Junghyun también había sido un espíritu bastante viejo, pero había recordado los detalles de su vida con la suficiente claridad como para convencer a Jeongguk de que realmente estaba allí. Pero Namjoon no recordaba nada salvo su nombre.

Un par de días después de visitar a Jeongguk y su familia, Taehyung tuvo un golpe de suerte en la forma de la anciana Sra. Byun de al lado.

Ella era la residente más vieja de su pequeño vecindario, y Taehyung la conocía principalmente como esa agradable abuela que trataba de casarlo con su sobrina-nieta cada cierto mes. Realmente no la hizo querer para él alguna vez –cada vez que él señalaba que era tan gay como una trompa francesa, sus aparatos para oídos se quedaban misteriosamente sin pilas– pero también hacía las mejores galletas de jengibre de todo el vecindario y amaba compartirlas. Taehyung era ridículamente fácil de conquistar.

También debe haber sido un elefante en una vida pasada porque no sólo era el centro de los chismes del vecindario, sino que recordaba todo. Ella todavía regañaba a Taehyung sobre esa vez que se despertó en medio de la noche pensando que la alarma de incendio se prendió y salió corriendo a la nieve sin nada más que sus bóxers y su sombrero de la suerte de Pikachu. Tenía dieciséis años.

También pasaba el 90% del día durmiendo la siesta, y por lo tanto era imposible localizarla. El golpe de suerte de Taehyung consistió en verla barriendo los escalones de la casa de camino a la escuela.

Iba a llegar tarde a clase, pero hey, ¿cuándo no?

"¡Halmoni! ¿Puedo ayudarle?" Taehyung luchó con la obstinada puerta a la altura de la cintura antes de rendirse y trepar por ella.

Ella miró hacia arriba y le dedicó una dulce y arrugada sonrisa. "Oh, Taehyung-ah. No te he visto por años. ¿Ocupado con la escuela?"

"Sí, por supuesto." La escuela había sido la última cosa en la mente de Taehyung, pero era muy probable que él le dijera que se codeaba con hombres lobo, vampiros y brujos en estos días. "¿Por qué no se sienta, halmoni? Puedo barrer por usted", le ofreció las manos.