Emm...a-así soy yo

Masaje

Al momento en el que ella misma retira aquel sostén que tanta molestia me causó el no poder desabrochar, lo deja caer al lado de aquella camilla en la que se encontraba, reposando en el suelo. Estaba a punto de recogerlo, me agacho y a pocos centímetros de tocar la tela, es cuando escucho su voz.

-Espera- dice en un tono de voz un tanto tranquilo.

Yo me detengo en seco, todavía agachado, me sobresalté un poco por la sorpresa que me causó aquella inesperada interrupción, pero su tono tan tranquilo me ayudó a no realizar cualquier reacción de miedo o terror; lo hizo más soportable, pero de todas formas me sobresalté un poco al escucharla.

-Déjalo ahí, no tienes que llevarlo a la silla, eso puede estar cerca por...si alguien entra- dice también en voz baja -También este déjalo ahí- escucho que dice.

Al mismo tiempo que menciona esta última frase, veo como cae la última prenda que cubría su cuerpo, aquella prenda inferior de lencería cae, quedando al lado del sostén con el cual hacía juego y al instante que me percato de que se trata, me quedo simplemente rojo, sentía mi piel hirviendo y el cómo sentía el corazón salir de mi pecho y trago saliva algo sonoramente, no estaba del todo asustado, pero temía el cometer algún error que me cause el nerviosismo que siento en estos precisos momentos.

Respiro profundamente antes de cerrar los ojos con algo de fuerza y levantarme, tenía la camilla de frente, pero seguía con los ojos cerrados, cuando por fin me decido, tomo el poco coraje que tengo y lentamente abro un ojo de poco a poco, viendo el cómo ella ya se encontraba recostada boca abajo con una pequeña toalla cubriendo...sus atributos traseros, suelto un suspiro tranquilo, no sabía a quien le agradecía que estuviera así, hubiera estallado. Mientras que ella en sí, ya se mostraba un tanto relajada, calmada, se notaba que esa ropa la incomodaba mucho, pero no había mucho tiempo para analizar cosas obvias, tenía trabajo que hacer.

Me acerco lentamente al otro lado de la camilla, donde se encontraba su cabeza, la observo un poco, el cómo se mostraba tranquila era simplemente majestuoso, me agradaba verle tranquila, relajada, de esta forma, podría verla todo el día mientras ella seguía con ambos ojos cerrados, todavía esperando a que empezara, por lo que simplemente respiro profundo y recuerdo aquellos libros de quiropráctica que he leído a lo largo de mi vida y que al fin podré poner en práctica y podría jurar que para nada será algo simple o cualquier cosa, será una de las cosas más satisfactorias que ella haya sentido en su vida.

Respiro profundamente antes de dirigir mis manos lentamente hacia su cabeza, estaba no solo dispuesto a hacer lo que ella quería ahora, sino lo que ella quisiera en cualquier momento, no sabía que pasaba por mi cabeza, por qué hacía esto, por qué soy así de...manipulable. Las dudas empezaron a inundar mi cabeza cuando siento que una resuena más que las demás, hacía más eco que todas juntas, estaba casi paralizado, mirando al vacío con una gran pregunta, una simple pregunta que se podría responder si no fuera tan tímido como para contener mis emociones.

-¿Qué esperas?- pregunta.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por su voz, parpadeo rápidamente a modo de despabilamiento, muevo un poco la cabeza para reacomodar mis pensamientos en donde deberían ir, aunque literalmente no tenía un solo pensamiento normal o que pudiera hacerme sentir en rutina o como siempre, todo lo que me estaba pasando en estos momentos, era un nuevo entorno y trataba de adaptarme lo más rápido posible, pero me era tan difícil, este cambio tan radical en mi forma de vivir, no sabía cómo reaccionar a cada cambio que ocurría en mi vida en estos momentos, este nuevo sentimiento que no sabía describir, esta...sumisión que tenía ante ella, el que quiera que esté junto a ella, el que ahora me pueda maltratar, tantas cosas que asimilar y de seguro no enloquecía por que las velas aromáticas en serio hacían muy bien su trabajo.