Las palabras de la chica lo sorprendieron, ya que, para él, sería muy difícil romper su rutina con una razón que esté en sus alcances, y el saber que la chica hizo eso, lo sorprendió, simplemente me hizo valorar un poco más lo que hacía la chica por mí, ya que él mismo no haría eso por él, sino que intentaría incorporar a su rutina a la otra persona, pero ella fue tan generosa que hizo al chico aceptar ese trato y cambiar su propia percepción del comportamiento de su acompañante sin si quiera hacerlo reflexionar o darle argumentos lógicos, lo cual sería la mejor forma de hacerlo cambiar de opinión respecto a tema.
─B-bueno...creo que debería volver a mi puesto de trabajo.
Dijo el chico algo nervioso, pues sabía que él no pertenecía a este estilo de vida, además que quería volver al suyo, aunque ahora tomaría más en cuenta lo que la chica hiciera por él, ya que no cualquier persona hace eso...al menos no para o por él.
─Claro, ve por tus cosas y vuelves.
Dijo la chica nuevamente sorprendiendo al chico, pues ella estaba insinuando que él saldrá de su rutina por completo.
─¿Qué? ¿Pero cómo? Yo...
Repentinamente recordó que ella había dicho algo de que sería su asistente, cosa que le sorprendió recordar tan tarde, pero aún así no podía procesar que desde ahora en adelante tendría que cambiar su rutina, pero pensó un momento en que si la chica lo hizo por él, él podría hacerlo por ella, ya que si ella hizo eso por él y ahora su propia rutina se vería afectada por su presencia, podría hacer un esfuerzo.
El tema de la rutina para él parece algo ridículo visto desde el exterior, o al menos un problema demasiado simple y que nadie tendría, pero para alguien como él, quien ha sido enseñado a seguir siempre y sin excusa las reglas, siempre obedecer ciegamente, siempre y sin posibilidad de objeción, incluso llegando a ignorar sus propios sueños, deseos, esperanzas y derechos, desconociendo que podría tomar elecciones propias.
Por lo que su rutina era algo consistente que siempre le daba el cobijo de siempre estar para él, él mismo había tomado su rutina como las nuevas reglas y no se sentía con el privilegio ni con la capacidad de incluso tomar decisiones propias, para él el elegir qué comer entre dos opciones no era solo eso, era imponer sobre el otro una elección la cual ni si quiera podía tomar ya que él no se acercaba ni en lo más mínimo en un experto ya sea en el tema de gastronomía, nutrición, incluso había que tomar en cuenta los aspectos económicos de qué podría causar daños económicos el elegir algo caro o los problemas de salud que pudiera llegar a tener la otra persona.
Para él una simple elección conllevaba demasiados aspectos a ser tomados en cuenta y simplemente no podía tomarla, no podía tomar una decisión que por causa del efecto mariposa podría llevar todo a un gran desastre del cual se arrepentiría mucho en causar dolor no propio, sino ajeno.
Pero el ahora ser sacado de su rutina, de su zona de confort a ser impuesto por un nuevo mandato en el que, sí, le siguen dando pequeñas ordenes, pero también le incitan a tomar sus propias decisiones o al menos a dar su opinión subjetiva respecto a ciertos temas cuando antes solo le obligaban a "callar, escuchar y obedecer".
Así que luego de un momento de reflexión o de sumisión, decide obedecer e ir por sus cosas sin rechistar. Esto podría ser o muy bueno o muy malo, ya sea porque perpetuaba sus comportamientos o porque por primera vez en la vida había tomado una decisión propia.
Llegó a su área de trabajo, donde lo reciben bastante bien sus compañeros de trabajo, siendo los que conocía los más extrovertidos que se encargaron de hablarle pues él no comenzaría una conversación con un desconocido por su cuenta, de hecho todavía no inicia las conversaciones, solamente permite que le hablen mientras él contesta las preguntas de la forma más directa, exacta y eficiente posible.
- Parece que alguien por fin faltó, ¿Qué te sucedió? ¿Te enfermaste?
Dijo el compañero de su oficina contigua, quien intrigado por haber notado la falta del chico el día anterior, poco tardó en procurar saciar su curiosidad, quería conocer el chisme de primera mano pues.
- Yo...
Algo confundido por intentar sintetizar toda la información de sus vivencias de ayer, poco tarda en analizar todo y condensar todo lo sucedido a una pequeña respuesta clara, concisa y que a pesar de no ser del todo precisa, era más fácil que explicar todo lo que había pasado.
- Fui ascendido.
Dijo empezando a empaquetar sus cosas de forma muy organizada en una caja la cual trajo desde el primer día, teniendo exactamente las mismas cosas con las que entró.
- Wow, oye, espera, ¿A qué te refieres con que te ascendieron?
Dijo su compañero sorprendido, impresionado, intrigado y algo indignado.
- Yo...llevo más tiempo aquí, tengo mucha más experiencia y me conocen mucho mejor a mi que a ti, tú ni si quiera hablas con nadie.
Desahogando su resentimiento con el chico, el cual solo siguió guardando sus cosas en la caja, teniendo en su mente varias respuestas para cualquier pregunta que le hiciera, excepto una.
- ¿Y de qué trabajarás ahora?
- Eh...
Se le veía algo confundido y perdido, pues no sabía exactamente que responder, hasta que recordó lo que la chica había dicho.
- Seré el asistente personal de la jefa.
Dijo con cierta confianza, o bueno, más que confianza, con seguridad.
- ¿De Daniela?
Preguntó, pues como en varias empresas, existían las jerarquías, siendo Daniela la jefa inmediata del departamento donde ambos trabajaban, a lo que el chico nuevamente, responde con seguridad.
- De Beatriz.
A lo que el chico suelta una suave risa.
- No hablas en serio, ¿verdad?
El chico lo tomó como que le parecía algo increíble, aunque pronto se daría cuenta de por qué su compañero había dicho eso.
- Beatriz es una de las personas más poderosas de la ciudad, incluso del país, lo cual la hizo algo...autoritaria, mandona, manipuladora y algunos dicen que es cruel y malvada.
El chico solo lo ignora lo que puede, aunque realmente estaba asustándose por lo que le decía su compañero.
- No creo que sea tan mala, ayer pasé bastante del día con ella y no me pareció "cruel y malvada"
Dijo, resaltando las ultimas dos palabras, intentando que con estas dos, el otro entendiera que todas las declaraciones eran falsas, pero no era así, el chico lo sabía, pero posiblemente su compañero caería en la falacia.
- Anthony, te deseo suerte, espero volverte a ver.
Dijo haciendo que el chico saliera con su caja con un nuevo temor fundado en rumores posiblemente tergiversados.
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Emm...a-así soy yo
RomancePensé en cambiar aquella creencia en la que en una relación, el chico tiene que comportarse dominante y actuar como figura de autoridad mientras que la chica tiene que ser la obediente y enamorada. Invertiré estos roles, para hacer notar que esto no...