Capítulo 6 - Dementores (3° año)

670 60 20
                                    

Palabras de traductora: Por favor leer nota del final, es algo importante.

DOS AÑOS DESPUÉS

El Expreso de Hogwarts comenzó a moverse bajo nosotros, alejándonos de todo lo ordinario y volviendo a lo que mejor conocíamos: la magia. Observando la luz cada vez más oscura en el cielo y el paisaje en movimiento, pensé que hacía sólo dos años que había conocido este mundo. Contemplando las estrellas que aparecían, pensé en todas las cosas que habían sucedido en estos dos años.

Había descubierto lo que significa el verdadero hogar, ya que había encontrado mi única y verdadera casa, Hogwarts. Había descubierto lo que significa la verdadera amistad. Luna, Harry, Hermione y Ron eran mis verdaderos amigos. Había aprendido muchas cosas sobre la magia y la vida, y no había un solo día en el que no estuviera lo suficientemente agradecida por ello.

En cierto modo, la pérdida de mis padres me había llevado a una nueva familia, una que residía en un viejo castillo de Escocia.

Cada vez que miraba al cielo estaba segura de que mis padres estaban en algún lugar allá arriba y me sonreían y cada día de mi vida intentaba hacerlos sentir orgullosos, ya fuera ganando otro punto para Ravenclaw o terminando otro libro.

Lo curioso es que -y nunca esperaría pensar eso- a veces necesitaba un descanso del mundo mágico. Abría un libro que extrañamente no trataba de un mago famoso y o leía un periódico muggle que no tenía imágenes en movimiento. Me gustaba trasladarme al mundo que había conocido cuando mis padres estaban vivos, pensando en cómo mi padre refutaba a ese nuevo presidente republicano en Estados Unidos cada vez que encendía la tele. Por supuesto, Draco Malfoy me pillaba en esos momentos en la Torre de Astronomía, se burlaba del periódico sin interés y sin movimiento y luego me llamaba sangre sucia. Digamos que era nuestro ritual de los lunes.

Por supuesto, gracias a sus intentos regulares, en estos dos años, Draco nunca se fue de mi mente. Por supuesto, no me dejaba muchas opciones para odiarlo. Sin embargo, lo que más me dolía era que en los dos años que me atormentaba, nunca se había preguntado cómo me llamaba. Para él, "Sangre Sucia" era mi nombre y "Ravenclaw" mi apellido. Intentaba constantemente apartar de mi mente cualquier pensamiento sobre él, bueno o malo, con la impotente necesidad de tener un momento de paz para mí.

* * *

Pero, ¿cómo puedes dejar de pensar en él cuando está sentado justo delante de ti?

Luna y yo volvimos a llegar tarde y subimos al tren apenas 10 minutos antes de que saliera. Como la última vez, no quedaban asientos, excepto unos pocos, que estaban cerca del de Draco. Acordamos que teníamos que sentarnos allí antes de que estos asientos estuvieran ocupados también.

Y ahora tenía que saber que se sentaría cerca de mí durante un viaje de unas 7 horas. Lo peor es que Pansy Parkinson estaba sentada a su lado, dándole pequeños besos en la mejilla (gracias a Dios, en ningún otro sitio) de vez en cuando. Un desfile de sonrisas, besos, abrazos y manos.

Tuve tiempo de estudiar su cara. Este chico se ponía más y más triste cada vez que lo miraba y ¿era idea mía o le molestaban mucho los besitos y abrazos de Pansy?

Pasó media hora y Pansy seguía inclinada junto a Draco, sin dejar un centímetro libre entre ellos. Yo seguía observando la vista fuera de mi ventana, ignorando sus comentarios traviesos. Draco al otro lado, que no parecía muy cómodo con su comportamiento, no reaccionaba. Al contrario, era como si intentara respirar pero no podía. Respiraba más y más pesadamente cada segundo y empecé a preguntarme por qué sería eso.

"Oh, por Dios, Pansy. ¡Creo que me vas a ahogar en algún momento! No puedo respirar", dijo finalmente tras cuatro horas de paciencia y se apartó de ella. Parecía que... no la soportaba más.

Nunca•La Hija Perdida | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora