Parte 61

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Narrador Omnipresente.

Si le dieran un dólar por cada vez que su cabello se viera un asco cuando fuera a salir y perfecto cuando se quedaba en casa, entonces sería millonaria. Claro, normalmente tú no lo notarías y se vería igual cada día, pero cuando eres una adolescente tu apariencia parece nunca ser perfecta más que cuando nadie te está viendo.

-Agh- gruñó enojada intentando cepillar el bulto que acababa de salir. Tanto cepillarlo hacia hecho que se esponjara, así que opto por un cola de caballo media. Nada muy elaborado, en especial porque no sabía hacer algo elaborado.

Encontró un punto medio donde se sentía más o menos cómoda, y después de haberse visto treinta minutos en el espejo por fin despegó su mirada. Salió del baño pero al llegar a su cuenta se dió cuenta de que algo le faltaba, había olvidado ponerse desodorante.

A pesar de buscarlo por varios minutos en su cuarto no encontró ni una pista de este, así que suponiendo que estaba en el baño regreso. Al entrar por el rabillo de su ojo se asomó algo, algo reflejado en el espejo, pero cuando volteó a ver ya no estaba. Intentando pensar que su mente solo le estaba jugando una mala pasada tomó el desodorante y salió de ahí.

-¿Qué película veremos?- escuchó que hablaron abajo a lo que ella también bajó para no quedar fuera de la conversación.

-Hay una de terror que se a-acaba de estrenar- sugirió el castaño sentado en el piso mientras Nina jugaba con su cabello -Auch, más c-cuidado.

-Lo siento, tenías un nudo- se disculpo para seguir pasando sus dedos por el y en cierto momento empezar a hacer pequeñas trenzas con los mechones más largos.

-De terror no me fascinan- comentó Jane terminando de bajar las escaleras para sentarse en ellas. Las películas de terror y Jane nunca se habían llevado bien, y pasar por una experiencia traumática no lo mejoraba en lo absoluto -Me estresan demasiado.

-Creo que ese es su propósito- entrecerró Natalie los ojos viendo hacia ella quitando la vista de su teléfono -Tuvimos que haber visto que películas había antes de reunirnos y poner una hora ¿no lo creen? Ahora la única que queda es- volvió la vista a su teléfono -"El cocodrilo versus anaconda"- leyó con un tono de duda.

-Suena a que apesta.

-Tuvieron que haber pensado en eso antes de poner una hora- levantó las manos en señal de que era su culpa.

-Bueno entonces si no queda otra opción- habló Jeff levantándose -Que empiecen los cocodrilos contra serpientes.

-Anacondas- corrigió la castaña volviendo a ver el teléfono. Entonces quedó decidido, verían esa poco prometedora película en un intento de qué tal vez fuera buena y rebasara sus pocas expectativas.

Se equivocaron. Como lo había predicho la película era un asco, bueno más que nada porque difícilmente podías sacarle provecho a una historia en una película sobre cocodrilos y anacondas.

-Ah dios que mala- susurró Natalie lo suficientemente alto como para que Jane la escuchara. Se acomodó en los asientos recargando su cabeza en el hombro de Nina, la cual por su parte ya había quedado dormida.

-Iré al baño- le comentó Jane a Jeff levantándose. Más que nada iría a lavar la cara para intentar evitar terminar como su amiga.

Llegó a los baños, los cuales sorprendentemente estaban solos. Era extraño encontrarlos así, pero también era un horario donde pocas personas venían. No se iba a quejar, por lo menos estaban limpios.

Abrió el grifo de la llave y puso sus manos para recolectar agua en sus palmas y lanzarla a su rostro, el cual despertó. Agradeció haber escogido el rímel contra agua de su mamá, ya que hasta ese momento no recordaba que tenia el rostro maquillado.

Levantó su mirada, encontrándose con una pálida figura viéndola directamente al espejo, una expresión de horror en su rostro como lo había visto la última vez. Lanzó un grito y se hizo hacia atrás, esperando que de alguna forma poder golpearlo, pero nada, porque al voltear no estaba ahí, y al regresar el espejo tampoco, cuál fantasma se había desvanecido.

El aire empezó a hacerle falta en los pulmones. Sentía como si fuera a morir, parecía que todo se hacía más pequeño, las paredes de empezaban a pegar entre ellas y la falta de aire hizo que su cabeza empezara a dar vueltas. Vio su vida pasar frente a sus ojos en un latido del corazón, los cuales iban aumentando gradualmente. Se tomó del lavabo en un intento de no tropezar y que todo empeorara más.

Se escucharon unos pasos acercándose rápidamente hacia donde estaba -Oye no vas a creer quienes acaban de- dijo entre risas Nina entrando -¿Estas bien?- preguntó preocupada dudando en acercarse. Su rostro estaba pálido y sudoroso, parecía como si en cualquier momento fuera a caer en los brazos de la muerte.

-Sácame de aquí- pidió -¡Sácame de aquí!- repitió. Su amiga no lo pensó dos veces y se acercó a tomarla para ayudarla a salir de aquel lugar. Sus piernas temblorosas muy apenas pudieron caminar.

Pareció un camino eterno, pero llegaron a la sala principal y de ella llegaron afuera, encontrado se con un cielo ya oscurecido y el viento soplando. Sentir el aire fresco fue como volver a la vida, como si le hubieran dado un shock eléctrico. Ahora todo parecía mejor, más tranquilo y mejor aún, libre de fantasmas.

IN ANOTHER LIFE |JANE THE KILLER| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora