Parte 40

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Narrador omnipresente.

El auto se sacudía sin cesar de un lado a otro, parecía como si un animal lo estuviera golpeando. Los jóvenes se abrazaban entre ellos esperando que no tuvieran un fatídico final con el auto volteándose o lo que sea que estaba afuera lograra entrar.

¿Que se podía hacer en ese momento? ¿Rezar? ¿Sentir una iluminación? ¿Encontrarle un nuevo significado a tu vida? Nadie sabe lo que se tiene hasta que se pierde.

La más asustada de todas era nuestra protagonista, no por el miedo de que le pasara algo si no por el echo de qué tal vez todo lo que trabajo para que todo se volviera mejor fue en vano ¿Los finales felices existen?

La puerta se abrió se abrió, extrañamente no de forma violenta si no sutil. Se abría poco a poco dejando ver el oscuro cielo y una carretera vacía.

-Te encontré- escuchó Jane antes de que algo saltara a su cara.

-¡No!- gritó levantándose del asiento.

El carro frenó rápidamente haciendo que todos fueran hacia adelante, lo bueno es que traían el cinturón de seguridad si no alguien hubiera salido volando.

-¿Jane, te encuentras bien?- preguntó la señora Woods volteando a la parte trasera del auto.

-Y-Yo- empezó a decir, se asomó por la ventana, estaba atardeciendo -Si, solo tuve un mal sueño, perdón.

-Esta bien- contestó algo extrañara la mujer mientras volvía a poner en marcha el auto.

¿Que era lo que pasaba con ella? ¿Había sido real lo que vio o solamente fue un sueño? Su mente no se encontraba bien y por más que quería pensar que era un problema interno, sus sospechas de que algo en realidad andará mal aumentaban. No podía perder todo lo que había logrado hasta ahora por lo que quería llamar simples imaginaciones, no podía contárselo a nadie, no debía hacerlo.

El resto del viaje pasó con normalidad, tenía miedo de cerrar los ojos y volver a ese sueño más tenía que hacerlo tarde o temprano, no dormir sería peor que volver a soñar.

Después de dejar a todos en sus respectivos hogares llegaron a la casa de los Woods, Jane se despidió de la señora, Jeff y Natalie para ir a su casa. Su cabeza le dolía y lo único que quería hacer era tomar algo de té y relajarse.

Entro a su casa, haciendo el menor ruido posible en caso de que sus padres ya estuvieran dormidos.

-Hola, Jane- saludó su madre en la sala, de encontraba sentada en el sofá leyendo un libro.

-Me asustaste- rió un poco -Pensé que ya te había ido a dormir.

-Claro que no, no puedo ir a dormir si no llegas a casa- cerró los que estaba leyendo y se levantó del sofá -Aunque eso no quita que esté completamente cansada, y me iré a dormir- le dio un beso en la frente a su hija -Que no te coman los monstruo- se despidió para subir las escaleras.

-Si..- dijo en voz baja mientras tocaba donde su madre le había dado un beso -Los monstruos.

La noche pasó relativamente normal, tomó algo de té y esto hizo que el sueño llegara a ella como por arte de magia. Durmió por completo hasta que su alarma sonó anunciando un nuevo día.

Le gustaban los domingos, excepto por ir a la iglesia, su familia era cristiana más ella desde hace tiempo era atea, no creía en si en la existencia de un Dios ¿malo? No lo veía como tal, jamás sabría si estaba en lo correcto pero al final de cuentas que importaba.

-¿Segura que te encuentras bien?- preguntó Jeff caminando a su lado, después de misa habían decidió ir a dar un pequeño paseo por el parque.

-Si, fue solo un mal sueño no fue nada.

-Sonó como más que un sueño- comentó Clock -aparecía que estabas lista para saltar por la ventana.

Jane volteó su cabeza algo incomoda intentando pensar en una forma de evadir el tema. Logró ver a un niño rubio jugando en el pasa manos junto a otra niña.

-¡Hola, Chris!- saludó al hermano menor de Nina intentando cambiar el tema.

La familia de Nina no iba a la misma iglesia que los demás, pertenecían a una religión diferente, Jane jamás recordaba cual era.

Chris los saludó con una sonrisa para seguir jugando con su amiga. No tuvieron que buscar mucho para encontrar a Nina, siempre estaba donde el estaba intentando cuidarlo de cualquier cosa.

Hablaron todos un rato en las bancas del parque, ningún tema interesante, simplemente divagaban como normalmente lo hacían.

-Te lo juro, es mejor si le pones queso- Nina fue interrumpida por el sonido de su celular- había recibido un mensaje de su madre -Tengo que irme. Mamá necesita que la ayudemos a preparar la comida de hoy.

-Suerte- contestó Clock mientras se levantaba, ya era hora de que todos volvieran a casa.

-Vámonos, Chris- lo llamó su hermana mayor.

-¿Tan pronto?- preguntó, su hermana le respondió que si con la cabeza -Bueno, nos vemos el próximo Domingo, Sally- se despidió de su amiga. Al escuchar aquel nombre Jane no pudo evitar voltear.

Una niña de ojos verdes y cabello castaño agitó su mano en señal de despedida. Se levantó del suelo limpiando rastros de césped que había quedado en su vestido rosa pastel.

-Sally..- susurró Jane llevando una mano a su corazón. No podía dejar que le hicieran lo que le había hecho.

IN ANOTHER LIFE |JANE THE KILLER| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora