14. 'Muere conmigo'.

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Eric caminaba por el desolado bosque sintiendo el frío de la noche chocar contra su rostro, en sus manos llevaba un pequeño ramo de rosas y una carta, pensando en la inestable chica de ojos azules.

Jamás podría arrepentirse de haber conocido a Arabella, ante los ojos de Eric, Arabella era una luz, que de alguna forma desencadenó un fuerte sentimiento que creyó jamás sentir.

La quería proteger, la quería destrozar, la quería amar, la quería destruir.

Pero ante los ojos de Arabella, Eric no era más que la oscuridad que se desató dentro de su mente, quedando predispuesta a sus deseos más insanos.

Vislumbró la cabaña que emitía una leve luz desde adentro, sonrió pensando que ella ya estaba ahí, caminó y abrió la puerta. Había tenido razón, ella estaba ahí de espaldas esperándolo con la vista clavada en una chimenea que estaba apagada.

— Que bueno que hayas venido, Te...te traje rosas. — Dijo mientras la miraba. La chica se dio la vuelta quedando frente a el, la sonrisa que el chico tenía en el rostro se deshizo al darse cuenta que estaba llorando y en una de sus manos cargaba un bidón de gasolina — ¿Qué estás haciendo con eso?

—¿Sabes los recuerdos que llegaron a mi cuando entré en este lugar?—Le dijo sin responder a su pregunta, sus miradas se mantenían conectadas y el chico comenzaba a sentir su corazón acelerarse — Recuerdos que quiero olvidar, y por otro lado no,
creo que aquí fue la primera vez que me rompí por completo ¿Te das cuenta de lo frágil e inestable que soy? Jamás pensé que lo sería, pero tú sacaste esa parte de mí. — Lentamente comenzó a destapar el bidón de gasolina — El remordimiento me atormenta por completo, un dulce remordimiento que yo misma provoqué dejándote entrar en mi vida. Y esta noche terminaré con el, porque ya no soy capaz de seguir, estoy mal Eric, y temo hacerle daño a la gente que quiero.— Elevó el bidón sobre su cabeza y el liquido cayó por todo su cuerpo manchando gran parte del suelo—Esta noche tú y yo arderemos y el sufrimiento acabará, estaremos juntos hasta el final, como tú dijiste. —Sacó un encendedor del bolsillo de su chaqueta pero antes de alcanzar a encenderlo Eric ya estaba sobre ella.

Las rosas cayeron al piso, ambos forcejeaban hasta que el logró arrebatarle el encendedor de sus manos.

— ¿¡QUÉ CREES QUÉ ESTAS HACIENDO!? — Gritó horrorizado y con algunas cuantas lagrimas en sus ojos.

Por primera vez, sintió miedo hacía Arabella.

Sostuvo la cara de ella entre sus manos manteniendo conectadas sus miradas. —Mírame Arabella, aún puedes ser feliz, yo puedo hacerte feliz, tú, yo y Cedric.

— No, yo ya no puedo, no sabes la horrible forma en la que me siento ¿Acaso no te das cuenta Eric?— Preguntó sin despegar su mirada de él — Soy un peligro para mi misma, para ti, para Cedric, para Papá. Mi mente ya acabo conmigo, perdón, pero soy débil. — De sus labios escapó un fuerte sollozo.

— No lo eres. — Se apresuró en decir — A...arabella ¡Yo te quiero! ¡No sé de qué forma lo hago! ¡Pero sé que te quiero!

Ella abrió sus ojos sorprendida, no supo que responder, jamás se había puesto a pensar si ella también lo quería, ¿Pero realmente era amor lo que el sentía por ella? ¿El amor de dos personas trastornadas podría ser sincero?

No respondió ante eso, en cambio solo musitó lo más que anhelaba:

— Eric, bésame. — Sintiendo sus mejillas arder, el chico acercó su boca a la de ella y se unieron en un lento beso.

Un beso doloroso, tal vez si se hubieran conocido en otras circunstancias, podrían tener una relación normal. Sin ser dos extraños que acaban con sus vidas.

Cuando se separaron ella envolvió sus brazos alrededor de él.

— No tienes por qué hacer esto. — Musitó el chico apretándola fuertemente contra su cuerpo— Podemos estar juntos, ser una pareja...normal, como las demás.

— Tienes razón, si podemos estarlo—Sacó el cuchillo de su chaqueta sin que este se diera cuenta — Estaremos juntos en el infierno, Eric, y espero que ahí logres perdonarme por lo que haré — Elevó el cuchillo y en un rápido movimiento lo dejo caer en su espalda.

Bruscamente el chico se separó de ella soltando el encendedor que aún sostenía mirándola con tristeza, soltó unos cuantos jadeos de dolor mientras llevaba su mano a la zona donde había impactado el cuchillo sintiendo la sangre en sus dedos. Cayó al piso retrocediendo, ella se acercaba a el con una retorcida sonrisa formada en sus labios, sus ojos azules parecían completamente fuera de orbita, definitivamente, aquella mujer frente a el no era su Arabella

—Te dije que vamos arder, Eric. — Cogió el encendedor y lo prendió.

Ignorando el profundo dolor que sentía en su columna vertebral, y además en el corazón, se levanto y empujo a la chica quién resbaló con la gasolina que había en el suelo golpeándose fuertemente en la cabeza.

Pero el encendedor ya había caído provocando que las llamas se hicieran presentes alrededor de ellos.

— ¡Qué has hecho Arabella! ¡Qué has hecho! — Las lagrimas descontroladamente caían por su cara mientras trataba de alejar a la chica del fuego que se iba esparciendo a gran velocidad dentro del lugar, tiraba de su cuerpo alejandolo de las llamas.

Arabella empezó a toser con fuerza sintiendo un terrible dolor en su nuca, además del asfixiciante humo que respiraba.

— Es imposible Eric, estoy cubierta de gasolina. — Habló con un hilo de voz.

Sus llorosos ojos se conectaron, el chico sentía sus pulmones ser invadidos por el humo, lentamente comenzaba a sentir sus ojos más pesados y se dejo caer junto a ella.

Con el último aliento de vida la chica habló:

—Muere conmigo, Eric. —Eric escucho lejanas las palabras de la chica a pesar de que estuviera a su lado.

Movió su brazo para entrelazar su mano con la de el, sintiendo sus ojos arder, su respiración cesar y su corazón detenerse. Las rosas a su lado comenzaron a consumirse, al igual que la vida de ambos jóvenes, a quienes la apacible muerte los esperaba con gusto.

Las llamas consumieron la carta que Eric esa misma noche le había escrito, una carta que Arabella jamás podría leer.

''Arabella tú puedes arrebatar mi vida por completo, yo lo permitiría por que me has cautivado, eres una chica bastante extraña y peculiar, y eso sólo me hace amarte más. Te seguiré a donde sea que vayas, incluso, puedes arrastrarme a la oscuridad que existe en tu mente, si eso significa que podré seguir tomando tu mano, soy tuyo y lo sabes.

''Disfrute mucho siendo tú asesino porno''.

KILLER P O R N  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora