9. 'Un asesino no puede amar.'

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Ahí en las profundidades del bosque, Eric y Arabella se encontraban de pie, ambos jovenes sólo cubiertos por sus prendas interiores, ya que la ropa había quedado manchada de sangre.

Observaban los muertos cuerpos desde lo lejos, la cabaña había quedado decorada de sangre y vísceras. La noche estaba fría, pero ambos sentían calidez estando juntos.

Eric se sentía extraño, raro, algo desconocido a él crecía en su interior. Apreció a Arabella a su lado.

Parecía un ángel, un lindo ángel ensangrentado. En ese momento no podía sentirse más feliz de haberla conocido. No esperaba que aquella joven fuera igual que el, posiblemente nunca lo sería si hubiese conocido a Eric.

Mirándola, su corazón latía frenético. Y se tensó cuando una extraña palabra paso por su mente.

Amor.

Negó rápidamente, claro que el no estaba enamorado, el la estaba haciendo sufrir, el en esos momentos le provocaba dolor, y eso no lo hace el amor.

Lo hace la obsesión, después de todo un asesino no puede amar, o al menos Eric se repetía aquello todos los días.

Y después todo se conecto en su interior, embozó una gran sonrisa.

¡Claro! ¡eso es lo que siento por Arabella!

Una enfermiza obsesión, un amor doloroso, un amor extraño, un amor irreal producto de la fragilidad mental.

— Ven conmigo. — Dijo Eric en medio de la oscuridad, teniendole la mano a la chica para que ella la tomará, y así lo hizo.

Los dos comenzaron a caminar, entremedio de los grandes pinos, sintiendo un agradable aroma. Dos jovenes ensangrentados caminando bajo la luna.

Arabella no sabía hacía donde estaba yendo Eric, debido al silencio que había, de pronto se escucho el sonido del agua. Habían llegado a un gran lago.

Solo ellos estaban ahí.

Descendieron bajando entre las ramas, para situarse en la orilla de este, habían unas cuantas rocas, en donde Arabella tomó asiento junto a Eric a su lado. Quedando frente a la azul agua, en donde la luna se veía reflejada.

La chica llevó las piernas hasta su pecho y apoyo su mentón en ellas.

— Eric, cuándo estabamos en la cabaña, dijiste que esos hombres eran los responsable de ser lo que ahora eres. — El chico no esperaba que ella mencionara eso — ¿A qué te referías?

El trago saliva.

— Hace tres años, ellos los mataron. — Ella asintió levemente, con ganas de escuchar más. — Mi familia tenía bastante dinero, mi Padre manejaba una empresa y con lo largo de los años se fue ganando bastantes enemigos. Entonces una noche cinco hombres asaltaron nuestra casa, yo no estaba ahí porque me había quedado en la casa de un amigo. — Arabella notó como a Eric la voz cada vez se le iba haciendo más pesada. — Cuando llegué, los vi muertos, tirados sobre el piso. — Sus ojos estaban clavados en el agua. — Tenía una hermana pequeña, la cual tenía la edad de Daniel más o menos, ellos también la asesinaron. — La joven llevó una de sus manos a la cabeza de Eric, acariciando sus rubios cabellos. — Estaba solo, no sabía que hacer, entonces me propuse encontrarlos y matarlos, y lo hice esta noche, a pesar de que lo que hice no me los devolverá, me siento bien. — Arabella esta vez se apego a su cuerpo. — Sobretodo porque tú estás conmigo.

La chica le dedicó una cálida sonrisa, apoyando su cabeza en el hombro de él. Aún así sentía ganas de querer seguir indagando en su pasado, ¿Cómo abra sido Eric en su adolescencia?

¿Cómo sería si se hubiesen conocido antes?

— Mi Madre murió cuando yo tenía nueve años. — Le contó.

— ¿Entonces la mujer que fue a comer el otro día al departamento no es tú Madre? — Pregunto confundido.

— Por supuesto que no, tras su muerte Charlie conoció a Carolina y se casó con ella.

— ¿Y cómo murió?

— No lo sé, no puedo recordarlo, papá me dijo que en un accidente, en su trabajo, pero sé que es mentira. — Dejo escapar un suspiro, aun con su cabeza sobre el hombro de Eric.

Pensar en su Madre dolía, porque no recordaba. ¿Qué paso con ella en realidad? Para ella todo era borroso.

Un silencio se formo entre ambos, no uno incomodo, sino uno que ambos disfrutaban.

— ¿Vamos? — Preguntó el chico mirando la azules del agua.

Ella dudó, lo más probable era que el agua estuviese sumamente fría, pero terminó cediendo.

Caminaron tomados de las manos, antes de sumergirse, cuando Arabella sintió la fría agua en sus piernas soltó un jadeo. Eric volteó a mirarla y quedaron frente a frente.

Con una de sus mojadas manos, limpio el ensangrentado pecho de la chica, dándole un ligero apretón a uno de sus senos, provocando que ella riera.

Arabella vislumbraba el rostro de Eric bajo la tenue luz que emitía la luna, se acercó a sus labios y depositó un corto beso en ellos, pero Eric quería más, por lo cual, lo intensificó.

Tomó a la chica entre sus brazos, besandola como si no existiera un mañana.

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