6. 'Baño de sangre'.

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Eric se paseaba como un alumno más en el campus de la universidad ganándose coquetas miradas por parte de algunas chicas.

Él se las respondía de la misma forma aunque en su interior no le importaba ninguna, ya que el ya tenía fijado a su objetivo, sentado en el verde pasto miraba a una pelirroja que hablaba feliz junto a un grupo de chicos.

Esa noche asesinaría y ya tenía a su víctima.

Para el no fue difícil que la pelirroja cayera ante sus finjidos encantos y amabilidad, luego de haberla invitado a tomar un café la chica no dudo en invitarlo a su casa en la cual se encontraría sola.

Eric era bastante bueno finjiendo, resultaba un joven totalmente encantador cuando se lo proponía, con aquella faceta nadie podría sospechar que un chico tan adorable como el era un sádico asesino.






La chica tocaba el marcado abdomen de Eric por abajo de su playera mientras se besaban, lo que ella no sabía es que en el bolsillo de su pantalón traía una navaja.

Suavemente el la tendió sobre su cama depositando pequeños besos en su cuello, no quería besarla.

Los únicos labios que anhelaba besar eran los de Arabella. Y eso no le gustaba, nunca se había encaprichado tanto con una chica.

Había estado con muchas antes de su vida como asesino, mujeres más bellas, mujeres con mejor cuerpo. Pero Eric sentía una fuerte conexión con Arabella, llamaba su atención en todos los sentidos, era extraña, y sabía que algo ocultaba.

Por eso le gustaba tanto. Ella era inusual.

La pelirroja soltaba uno que otro jadeo. Eric dirigió su mano hacía su bolsillo del pantalón, la chica mantenía los ojos cerrados por lo cual no tenía idea de lo que estaba apunto de suceder.

— ¿Por qué has parado? — Preguntó mirándolo confundida.

Cuando lo vió quedó inmóvil mientras el miedo la empezaba a invadir. Se arrepintió de inmediato por haberlo traído a casa.

El chico presentaba una distorsionada sonrisa en su rostro y con sus manos sostenía aquella filosa arma, sus ojos estaban completamente desorbitados. Fuera de sí mismo controlado por su mente maniática.

— Creo que no deberías confiar tan fácilmente en extraños. — Contestó burlón antes de atacar.

En un rápido movimiento horizontal hizo un corte en su cuello provocando que una gran cantidad de sangre manchara su cara y ropa. La chica no alcanzó a articular alguna palabra, desesperada llevó las manos hacía su cuello tratando de detener la hemorragia, pero claramente eso era imposible.

Rápidamente Eric se acercó hasta su mochila sacando un gran machete, en cambio ella ya estaba a un paso de sumergirse en la inevitable muerte.

Volvió a posarse sobre la chica cortando su cuello una y otra vez al punto de que su cabeza se desprendiera de su cuerpo.

Decapitandola.

Unas incontrolables risotadas comenzaron a escapar de sus labios, aquello era exactamente lo que le gustaba. Bañarse en la sangre de sus ingenuas victimas.

Arrebatar una vida más que no importaba en el mundo.

Dejo caer esta vez el machete sobre una de sus extremidades hasta mutilar cada una de estás, dejando un escenario sumamente tétrico cubierto de sangre y restos del cuerpo.

•••


Arabella caminaba de aquí para allá preocupada, no había visto a Eric en todo el día y por su mente pasaba la idea de que lo habían atrapado. Ya eran pasada las cuatro de la madrugada.

La puerta de su departamento se abrió dejando ver al chico cubierto de pies a cabeza por la sangre de la pelirroja.

Arabella quedó paralizada, observándolo en silencio. No había parte de su cuerpo que no estuviera cubierto por aquel líquido rojo, en su mano aún sostenía un cuchillo. Y entonces un nuevo sentimiento la poseyó.

Envidia.

Por unos escasos segundos envidio a Eric por estar cubierto de sangre...Y deseo ocupar su lugar.

— ¿¡Qué mierda te paso!? — Preguntó exaltada, y olvidando el absurdo pensamiento que acababa de tener.

— Acabo de matar, ¿Acaso no es obvio? — Contestó con incredulidad, para luego seguir hablando — Ha sido genial, debiste a ver visto su cara. — En su rostro nuevamente se formaba aquella perversa sonrisa, que erizaba el cuerpo de Arabella.

Ella no contestó. Él se acercó hasta quedar frente a frente.

Con su mano ensangrentada toco el rostro de la chica acariciandolo con delicadeza, provocando que su mejilla quedará cubierta por la sangre.

Lentamente acerco su rostro hacia el de ella depositando un corto y suave beso en sus labios. Caminó hasta el baño cerrando la puerta y rápidamente se empezó a escuchar el sonido del agua caer.

Arabella llevo sus dedos hacía su mejilla manchada por la sangre de un desconocido, al sentir el espesor, un fuerte temblor le recorrió el cuerpo.






Al día siguiente las cosas no habían ido del todo bien.

Su padre a las diez de la mañana estaba tocando su puerta, y este no venía sólo, a su lado estaba la mujer que ella tanto detestaba y Daniel, aquel niño irritante e insoportable.

— ¡Hija! ¿hace cuánto no te veía? — Su padre estaba feliz mientras la abrazaba, siempre era un agrado verla.

Ella le correspondió el abrazo dejándolo entrar, con una nerviosa sonrisa en su rostro.

Tenerlo a el no le molestaba, pero para ella los otros dos sobraban. Todo transcurría tranquilo hasta que Eric salió de la habitación.

— ¿Quién es esté chico? — Preguntó su padre mirándolo confundido.

Arabella rápidamente pensó alguna mentira.

— Oh es un compañero de universidad, anoche tuvimos que hacer un trabajo y el se quedó a dormir — Contestó segura, tratando de no delatarse a si misma.

Eric al escuchar eso soltó una risita. Su padre asintió creyendo en sus palabras.

— Soy Eric. ¡Un gusto conocerlo! — Exclamó dandole un apretón de manos al Padre de Arabella.

Para la cena Eric había cocinado un delicioso salteado de verduras acompañado de arroz.

— Mamá no me gustan las verduras, esto esta asqueroso ¡QUIERO OTRA COSA! ¡QUIERO OTRA COSA! — Daniel gritaba haciendo pataletas mientras con sus manos corría el plato con brusquedad lejos de él.

Eric tuvo que aguantar las ganas de no sacarle un ojo con el tenedor ahí mismo.

Charlie, el padre de Arabella le dedicó una mirada apenada tratando de disculparse por el escándalo que aquel insoportable niño daba.

Ella y Eric se miraron entre sí al seguir viendo al niño hacer escándalo, sintiendo lo mismo los dos; ganas de matar a aquel irritante niño.

KILLER P O R N  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora