KILLER P O R N

8. 'La oscuridad de Arabella'.

Los cinco hombres miraban a la chica con el temor reflejado en sus ojos. Algunos sonidos y gemidos apenas entendibles salían de sus bocas en un vano intento de pedir ayuda.

Dentro de la cabaña sólo había un polvoriento mueble en la esquina y en medio de esta una enorme mesa de metal. Arabella tratando de salir de su trance mental ante lo que veía empezó a negar bruscamente con la cabeza de un lado a otro.

—¡Eric eso esta mal! — Dijo casi en un susurro, comenzando a sentir su corazón chocar violentamente contra su pecho. Adrenalina quemando bajo su piel.

El chico la miro estupefacto.

— ¿Mal?— Preguntó soltando una fría carcajada—Estos hombres que ves aquí han hecho cosas muy malas — Su mirada se aparto del rostro de Arabella para enfocarla en los cinco hombres que se encontraban en el piso — ¡Por ellos soy lo que soy! Bueno aunque en cierta parte disfruto asesinar, ¡ellos tienen la culpa de todo!

— ¿De qué hablas?

— Los cincos hombres de aquí, son los responsables de que toda mi familia este muerta.

Ella no supo que responder, había pensando en otra cosa, pero sinceramente no esperaba que la familia de Eric estuviera muerta, y que ahora sus traumas se debieran a eso.

— Eric, yo lo sien...— Pero el la interrumpió.

— Con mis asesinatos anteriores sólo estaba ensayando, era una forma de práctica, y si que practique mucho. —Esta vez su retorcida sonrisa se hizo nuevamente presente en su rostro — Una vez que arrebatas una vida, es imposible parar, la sensación... Ni yo sé como describirlo, es simplemente un frenesí incontrolable, un maravillo frenesí.

Arabella estaba petrificada, caminó lentamente hasta quedar cerca de el.

— Sé que lo que hicieron es horrible. —Habló —Pero esta no es la forma de solucionar las cosas — Él la miro enojado y la chica sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral.

— ¡Por favor Arabella! ¿Entonces cuál es la solución? ¿Qué vayan a prisión y salgan libres dentro de una semana? — Unas cuantas risotadas amargas se escaparon de sus labios.

Ella permaneció en silencio.

— Yo mismo puedo hacer justicia con mis propias manos.— Con fuerza sostuvo el gran machete que se encontraba envuelto entre sus dedos —Y lo digo literalmente.

La macabra sonrisa en su rostro se agrandó aún más y en un rápido movimiento dejo caer la filosa arma sobre la cabeza del primer hombre. Arabella ahogó un grito que escapo de su boca tapándolo con una de sus manos ante la grotesca escena que estaba presenciando.

La sangre de este empezó a salir de inmediato y Eric levanto nuevamente el machete sacándolo de su cráneo que se encontraba visible debido al impacto recibido, nuevamente lo dejo caer y esta vez su cabeza se partió por la mitad.

Arabello quiso gritar pero no pudo, se encontraba en un estado de shock viendo como Eric dejaba caer una y otra vez el machete sobre la cabeza del hombre, este yacía tendido sobre el piso, con la que alguna vez fue su cabeza totalmente destrozada. Algunas cuantas gotas de sangre habían caído sobre el blanco vestido que llevaba la chica.