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Draco no estaba exactamente feliz pero si estaba motivado por lo que se levantó,  y tomo su primera tasa de café en días, pues el café no había sido la primera de sus prioridades, en especial teniendo en cuenta que no estaba nada acostumbrado a no  tener a los elfos domésticos a su servicio. 

El café sin el trabajo de esas pequeñas creaturas no tenía el mismo sabor pero por lo menos le estaba dando la energía necesaria para asistir a su trabajo y prepararse mentalmente para los sucesos que sucederían en la tarde. 

Su llegada a su oficina provocó molestias en los magos que se le cruzaban en el camino, pero el los ignoro y continuo su camino hasta entrar en su oficina la cual luciría como un laboratorio de pociones, si no fuera por el escritorio arrumbado en una esquina.  Se acercó al escritorio acomodó sus pertenencias y continuó con su investigación sobre las pociones que hace muy poco le había entregado el departamento de autores, pensando que podrían tener una reacción o ingrediente que representará un peligro para la comunidad mágica de Inglaterra.  Había avanzado lo suficiente y casi tenía la respuesta a las dudas de los aurores pero era algo que no podía relajarse solo por su avance en la investigación. 

Estaba tan concentrado en la teoría y la experimentación de las pociones que no se dió cuenta que alguien había entrado a su oficina, pero cuando detectó otra presencia cercana a el, su corazón latino esperanzado y fue decepcionado, al notar que solo era Harry, el cual por medio de Ron había sido asignado para ir por el para completar el plan de recuperar a Hermione o al menos el último que tenía en mente. 

Regresar a la madriguera fue lo más difícil que había echo pues si bien todos estaban entablado una conversación con el ahora estaban molestos por lo acontecido con Hermione.  Así que después de muchas explicaciones, amenazas de muerte y pruebas de sus intenciones la familia al fin se calmó y lo saludo adecuadamente felices por su redención, al menos así era como George insistía en llamarle, a su repentina decisión de dejar plantada a Astoria en  el altar.

El ambiente volvió a ser el mismo, todo acompañado de risas y de la ligera pero nada molesta tensión que siempre había entre Ginny y Harry que aunque se veía que se seguían queriendo, no hacían nada para regresar, algo realmente gracioso desde su punto de vista. Al terminar de platicar en la comida Harry lo llevo con Ron y planearon junto con George el resto de su plan, al terminarlo, todos quedaron muy satisfechos pero nerviosos, pues Hermione estaba apunto de llegar, así que rápidamente escondieron a Draco en una de las  habitaciones y aguardaron a que Hermione llegará de su trabajo.  Después de un rato de esperar, la castaña atravesó la chimenea de la casa y los miro a todos con sospecha al verlos tan juntos y sonrientes. 

–Hermione, querida ¿No quieres algo de comer?, Te ves muy delgada–. La siempre preocupada señora Weasley le pregunto y Hermione declinó la oferta asegurando que había comido antes de llegar.  Hermione dejo su abrigo mientras todos parlotiaban y la veían con complicidad, hasta que el más impaciente de todos le hizo una seña a George, para después Jalar a Hermione al Jardín donde la noche fría la hizo temblar y parecer aún más confundida de lo que ya  estaba.  Toda la familia la siguio y con diferentes grados de emoción vieron las luces en el cielo de los fuegos artificiales que no solo centellaron en el cielo, si no que también formaron una palabra, que dejó a todos suspirando y gritando de entusiasmo, destacando entre todos ellos el entusiasmo Victoire la hija de Fleur y Bill Weasley. 

En el cielo para consternación de Hermione se leían las palabras "Perdóname. Soy un idiota pero te amo", palabras sencillas y tal vez tontas pero llenas de significado, transmitidas por el rubio platinado que acababa de salir de la casa para tocarle el hombro a la castaña para llamar  su atención.


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Bien un capítulo más el epílogo y sería todo.

Espero les guste la historia

Azares Dorados [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora