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Se encontraba totalmente agotado mientras cruzaba un hermoso sendero con pasto, flores y pequeñas piedras, y realmente agradecía la tranquilidad del ambiente, que calmaba su corazón lleno de adrenalina.

Salir de su casa había sido, algo sumamente complicado pero como la mayoría de las veces su agudeza Slytherin lo ayudo aunque estuvo a punto de ser descubierto por su madre, lo que fue realmente perturbador para sus ya trastornado pensamientos, pero por lo menos su escape había sido lo mas discreto posible, teniendo en cuenta que desde hace un mes cuando se confirmó la boda, no lo dejaban ni a sol ni a sombra, como si de un prisionero de Azkaban se tratara. 

Agotado un poco por el camino, Draco se detuvo por un momento para respirar tranquilamente, recompuso su estado y acomodo su traje que comenzó a mancharse por los pequeños charcos de lodo que atravesaba después de todo la noche anterior había sido lluviosa.  Sonrió con humor renovado y continuo caminando el estrecho camino que le quedaba para llegar a una pequeña pero lujosa cabaña en medio del bosque, se mofo por tal observación pues era algo que caracterizaba al dueño de tal lugar. 

El cual después de la guerra se volvió un ferviente ermitaño.  Llegó a la puerta y cargado de nerviosismo así como de miedo bien disimulado, se comenzó a dar valor para tocar la puerta del lugar. 

Tres pequeños e inseguros golpes sonaron contra la puerta y después el silencio se volvió a esparcir por el lugar hasta que unos pasos que provenían desde adentro de la cabaña lo cubrieron nuevamente como un manto que no hacía más que  alterar a Draco. 

La puerta se abrió rebelando así a un pelinegro que en años pasados ​​había sido el gran rival del rubio pero que con el tiempo se había convertido primero en un aliado y después en un amigo, pero si el entrecejo fruncido y la mueca desdeñosa en su rostro  no eran motivo suficiente para ver, qué su puesto como amigo del héroe del mundo mágico había decaído si lo fueron sus palabras.

–Largo de aquí ¡Malfoy!–. El temperamental chico intento cerrarle la puerta en la cara pero el aristocrático chico fue más rápido y se lo impidió.

–¡Harry!, Por favor...–. El chico pareció ni siquiera escucharlo y comenzó a empujarlo, al parecer olvidándose de tener una varita magica o tal vez ni siquiera intentándolo. 

-Para ti soy Potter, hurón desteñido-.  Hubo un empujón más y Draco se cansó sacando de inmediato su varita para ver si así Harry lograba calmarse.  El chico lo miro sorprendido y hasta cierto punto traicionado. 

–Eso, regresa a ser el cobarde que siempre has sido–. 

–¡Callate Potter!–. El chico lo miro furioso.
–Yo solo quiero hablar–. Al notar que Harry intentaba hablar nuevamente el le lanzó un echizo silenciador y lo obligó a adentrarse más a la casa -Se lo que parece, así como también sé que después de lo que e echo ni tú ni Hermione quieren verme nunca mas.  Suspiro notando lo anhelante que había sonado al pronunciar el nombre de la chica –Pero yo en verdad amo a Hermione y no fue mi intención hacerla sufrir, lo único que quiero ahora es hablar con ella, y sé que de seguro tú eres el único que  sabe dónde esta–.  Para ese momento sería un milagro si su vos se mantenía tan calmada como normalmente.  Permaneció unos minutos en silencio y retiro el echizo del más bajo. 

Harry se levantó y lo agarro de la camisa bruscamente –No se cómo tienes la cara para venir después de haberla dejado, dices que te arrepientes de hacerla sufrir pero yo no e visto que tú estuvieras durante todo este mes, tampoco ví que hicieras el intento de incluso darle una explicación–.  Harry lo soltó y masajeo sus cienes al notar que comenzaba a darle dolor de cabeza.

–Se que no tengo escusa la dejé sin decirle una sola palabra y después debió de haber visto el anuncio de mi matrimonio, pero te aseguro que no lo hice porque ya no la amara–.  Draco sabía que lo que había echo había sido algo horrible pero sus padres no le habían dejado decirle a Hermione cuando se enteró del compromiso. Al recordarlo noto como su normalmen calmada apariencia se comenzaba a desvanecer y dudaba poder convencer al chico que alguna vez había odiado.

–Aunque así fuera, si no lo hiciste porque tú querías, lo hiciste por seguir las reglas sangre pura de tu familia, y le dejaste claro a Hermione lo que ibas a elegir, así que no me salgas con tus tonterías y vete de una vez–. Harry volvió a acercarse a él para sacarlo pero Draco intento jugar su últimas carta. 

–Ya lo sé, pero he venido ahora porque la amo, dejé a mi prometida hoy en el altar para venir por Hermione–.  Draco suspiro y pretendió parecer lo más vulnerable que pudo sin afectar su orgullo algo que había aprendido con el tiempo –Se que no lo merezco y que cometí un error. Pero tú más que nadie sabes lo que es cometer un error y después buscar una oportunidad para resolverlo, así que por favor dime en donde está y si ella no quiere hablar conmigo ya me las arreglaré yo–.  Notando que la mirada en los ojos de Harry se suavizaba, al recordarle que el lo ayudo a recuperar a Luna;  supo que el había ganado. 

–Maldito hurón manipulador–. Draco no pudo evitar sonreír divertido y Harry lo jalo en un abrazo amistoso –Realmente te odio. Bien te ayudaré, pero si la vuelves a lastimar juro que seré yo mismo el que te deje convaleciente y sin la oportunidad de verla otra vez en tu miserable vida-.  Al soltarlo Draco lo miro y supo que en el proceso de recuperar a Hermione también había recuperado a un gran amigo.

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Bien al fin otro cap actualizaré otros dos en unas horas en lo que duermo.jeje.

Azares Dorados [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora