Sorpresas

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El pequeño alfa corría de cabaña en cabaña buscando a Touya. Su padre le había dicho que su hermano mayor (y favorito) había llegado hace poco, que probablemente estaría en alguna cabaña descargando sus maletas.

Shoto estaba contentísimo, por fin serían solo su hermano mayor y él, nada de horribles novios parlanchines con horrible aroma a azahar. Sí, Shoto detestaba a Keigo Takami, principalmente, porque competía con él por la atención de Touya; segundo, porque hablaba demasiado; tercero, porque siempre se besaba con Touya, eso era asqueroso; cuarto, porque casi siempre estaba en su casa o en el departamento de Touya ¿no tenía casa?; quinto, y último, a toda su familia le agradaba.

Los ojos de Shoto estaban furiosos, ahí, en la puerta de la cabaña, Keigo Takami le daba una ruidosa bienvenida, tocando y desordenando sus cabellos.

—Hola, pequeño Sho. —Keigo abrió paso para que el niño de seis años entrará a la cabaña.

Shoto entró malhumorado.

Su hermano mayor le había mentido. Touya le había dicho hace un par de semanas que solo serían ellos y la familia, no habló del parlanchin y sofocante Keigo. Se sentía traicionado.

—¿Qué pasa, Sho? —La voz del traidor llegó a sus oídos y Shoto solo lo vio con ese puchero que usaba para hacer berrinche.

Touya hizo una mueca en cuanto notó lo signos previos a los berrinches de Shoto. Lo cargó para que Shoto soltará la bomba que Touya ya sabía de que iba.

—Dijiste que seríamos tú y yo en el campamento, haciendo bromas a Natsuo y Fuyumi, molestando a papá y robando postres a mamá. —Sonaba tan herido que Keigo quiso acercarse a pedir disculpas por estar ahí, pero Touya negó con la cabeza.

Keigo los dejó solos, para que Shoto se sintiera mucho más a gusto.

—Sé lo que dije, y me disculpo, pero hace poco Kei y yo nos enteramos de algo, y no puedo dejarlo solo, aparte de que ese algo es muy importante para mí y seguramente para la familia también, ¿puedes darte una oportunidad con Kei? —A Shoto no le gustaban las sorpresas, no quería la sorpresa que tenían su hermano y el fastidioso Keigo.
Shoto negó ante la petición.

Su hermano suspiró antes de hablar: —Por favor, Shoto. Kiego me hace muy feliz, me daría mucho gusto que mis chicos favoritos se lleven bien.

Shoto se escondió en el cuello de su hermano mayor, pensando en la petición, Shoto quería que Touya fuera feliz siempre.

—¿Yo soy el favorito numéro 1? —Touya quiso rodar los ojos.

—Por supuesto, ¿qué pregunta es esa?

El menor proceso la información, para luego asentir contento.

El era el numero uno, no había nada de que preocuparse, podía intentar llevarse bien con el fastidioso Takami.

♡◇♡

Keigo tocaba su vientre mientras veía el lago, estaba muy contento con ir al bosque, pero no quería arruinarle el viaje al pequeño Shoto. Keigo sabía de sobra que el menor de los Todoroki no lo quería mucho, siempre lo veía con molestia y trataba de apartar a Touya de su lado cada que podía. Lo entendía, entendía que Shoto quería más a Touya que al propio padre, entendía que Shoto, en ocasiones, se sintiera celoso cuando Touya le prestaba más atención a él, entendía que Shoto no toleraba su timbre de voz. Keigo entendía a Shoto, era el último de los Todoroki, y Touya era el que más atención le prestaba.

Keigo intentó desde siempre ganarse al pequeño niño, pero Shoto simplemente huía de él o le recalcaba que era el primer favorito de Touya. Lo intentó todo, por amor de Dios hasta lo llevó a un parque de juegos, pero nada ni un misero gracias.

Suspiró.

—¿Cómo le daremos la noticia a tu tio Sho, pajarito? —dijo a su vientre mientras el agua se movia con calma.

Detrás de él, Shoto y Touya se acercaban con calma.

—Ange —llamó Touya.

Keigo volteó, y Touya se volvió a enamorar.

El sol reflejado en el agua, dando un toque angelical alrededor de Keigo, como un verdadero ángel.

Touya sonrió, y Shoto se sorprendió de la enorme sonrisa que apareció en los labios de su hermano, la felicidad le desbordaba, era demasiado obvio. No como mamá y papá que eran más discretos, Touya y Keigo eran tan abiertos con su amor, no negaba que se sentía más hogareño y cálido cuando convivía con los dos.

—¿Sucede algo? —Preguntó Keigo con una voz bastante tranquila.

Touya soltó la manita de Shoto para darle un empujoncito al mismo.

—Lo siento, Takami.

Keigo se arrodilló a la altura de Shoto, rápidamente Touya se acercó a él, dándole una mirada preocupada.

—No, no, no, no te preocupes, Sho —contestó el omega.

Shoto movió su nariz, olfateando los azahares más dulces, le hizo sentir bastante seguro y tranquilo, como cuando su madre lo arrulla para dormir.

—No te hinques así, Kei. —Touya sonaba tan preocupado que Shoto volteó con cierto interés, su hermano y Takami hacían deportes extremos, ¿por qué se preocupaba de que Takami se hincara? Pero que importa, los azahares lo estaban durmiendo.

Shoto le dio un brazo a Keigo para luego relajarse más de la cuenta y caer dormido.

—¿Sho? —Keigo lo llamó, pero el niño no contestó.

Touya iba a cargar a Shoto, pero entre sueños el niño se aferró al cuello de Keigo.

—Deben ser la feromonas del embarazo, después de todo es un cachorro. —Explicó Keigo para cargar al menor.

Touya casi muere cuando ve a su prometido cargar a su pesado hermano menor.

—¡Kei! —reclamó Touya con nervios.

Keigo rodó los ojos mientras se acercaba a la cabaña de los alimentos con Touya detrás diciendo que no debería cargar tanto peso o el bebé se lastimaria.

HogareñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora