Sustos

3.5K 385 54
                                    

Shoto no se sentía muy Shoto aquel día, ¿cómo era eso? Bueno, usualmente Shoto era muy "Touya juguemos a buscar ramas y tirarlas por el puente" o "molestamos a Natsuo, no me dejó comer más pastel", pero ese día esta muy raro.

—No, no, no, quítate —Touya jamás había recibido ese trato de Shoto, jamás.

El pequeño alfa abrazaba a Keigo tan protectoramente, en exceso, desde de la mañana hasta ese medio día, y Touya no sabía por qué, trató de acercarse para ver a sus dos chicos, pero a cambio recibió puchero y pequeños empujones de parte de su hermanito.

Pero no era el único raro, Geten corrió hasta los brazos de Touya con gritos a lágrima viva.

—TouTou, no estamos divirtiendo, ¿por qué te vas? ¿Ya no me quieres? —Touya cargó al pequeño omega, dándole caricias a su blanca melena.

Y entonces ocurrió la tragedia.

Touya se iba a despedir con un claro beso en la frente para Keigo, pero ni el pequeño omega ni el pequeño alfa dejaron que eso sucediera.

Geten lloró más fuerte, diciendo y alegando que Keigo apestaba el día de hoy, que el aroma le molestaba en la nariz, que se alejaran de él rápido. Y Shoto puso su manita en la cara de su hermano mayor, mientras lo empujaba lejos.

—Hey —el gran alfa trataba de ganar la atención de Geten, pero este seguía bien aferrado a su cuello mientras lloraba sin parar pidiendo que se fueran de ahí.—, bien, hoy no Keigo, Tou y Geten.

El pequeño alfa sonrió triunfante cuando escuchó aquello, y se acomodó en el regazo de Keigo.

A lo lejos Enji y Rei compartían miradas donde trataban de retener las carcajadas. Era divertido ver como Touya se desesperaba por no poder estar con Keigo, y como Shoto, quien decía odiar a Keigo, estuviera como chicle detrás de él, sin mencionar que Geten no lloraba mucho, era demasiado tranquilo, pero eso no parecía aquel día.

—Los gemelos no eran así —dijo Enji mientras veía a su primogénito jugar con Geten a salpicarse.

Rei estaba de acuerdo con ello, pero también había de recordar que los gemelos eran totalmente calmados, contrario de Shoto que, a simple vista parecía tranquilo, pero era una máquina de atención revoltosa.

—¿Crees que sean las hormonas del embarazo? —El hombre mayor preguntó, ahora Touya le enseñaba a Geten como nadar.

Sería un buen padre, bueno, ya lo era si pensaban en quien cuidaba a Shoto y Geten en varias ocasiones.

—Lo son, porque Geten jamás pediría estar lejos de Keigo, y Shoto no resaltaría ese lado protector. —El hombre asintió ante las palabras de su esposa, Keigo caminaba con Shoto mientras recogían piedras del alrededor.

Sin duda su hijo y yerno la tendría difícil con esos dos, tres si contaba a su pequeño nieto, su nieto.

♡◇♡

Shoto sostenía la mano de Keigo firmemente mientras le enseñaba un piedra bastante lisa y bonita que le gusto, recibiendo toda la atención de Keigo, eso era lo mejor, y que su apestoso hermano no estaba a su alrededor con ese horrible aroma ácido.

—¿Sucede algo con Touya? —El menor negó ante la pregunta del más grande.

Keigo se sentó en una Piedra sin soltar la mano del pequeño Shoto que seguía recogiendo piedritas para decorar el jardín de su casa con su madre.

—Él huele feo, y me molesta el aroma ácido. —Explicó con calma.

Los compañeros en el trabajo de Touya le dijeron que su hermano menor debía entender que ahora tendría un hijo; los compañeros del trabajo de Keigo le dijeron que no debía importarle la opinion de un niño que no era suyo. Sin embargo, Keigo y Touya sentían que debían ir con calma con Shoto para que lo asimilara y comprendiera, no pedían un paso gigantesco porque ellos conocían a su Shoto, sabían que el tiempo se encargaría, incluso Geten influiria para que Shoto acercara a su hermano, porque no había otra manera en la que se verian, después de todo Shoto era como un hijo para ellos dos.

Había sido un error enorme el haber metido su cuchara con Shoto, pero ¿cómo no hacerlo? Shoto era como hijo de Touya, y cuando Keigo comenzó a salir con él, sabía que Touya venía con pequeño paquete de cabello bicolor y sonrisa preciosa. No fue difícil adaptarse a un papel que no les correspondía, sus acciones parecían como pequeños favores al matrimonio Todoroki, pero en un punto todo ya no era un favor, simplemente era Shoto y ellos harían cualquier cosa por él.

Las actividades de padres de familia en el jardín de niños donde Shoto asistia, eran cada semana, y sólo Touya y Keigo estaban disponibles, y ellos hacían el papel tan bien que en más de una ocasión los padres de familia se referian a Keigo como el señor Todoroki o el papá de Shoto y lo mismo con Touya. Entonces Shoto tuvo una pelea con unos chicos de un salón diferente al suyo, y la directora llamó a Kiego en lugar de la señora Todoroki por error, para después, luego de preocuparlo, despacharlo y decir que quería hablar con la verdadera madre de Shoto y no con el novio del hermano concentidor, que a Keigo no debería importarle en nada la vida de Shoto; las cosas fueron pesadas en ese punto, probablemente fue el aroma desagradable que Keigo desprendió todo el camino de regreso a su trabajo y cuando llegó al departamento que compartía con Touya, o también pudo ser el aroma de Touya cuando encontró a su omega llorando mares mientras balbuceaba que él no servía como padre, o quiza cuando ambos entendieron que había cosas en las que ellos no deberían estar metidos y sólo se abrazaron dándose consuelo entre ellos dos.

Keigo estaba encariñado de Shoto, y Shoto de él, un lazo fuerte de años y cariño.

—¿Te sientes bien, Takami? —Keigo parpadeó cuando la vocesita de su pequeño Shoto se coló en sus pensamientos.

Shoto lo veía con interés, su manita regordeta tomando la suya con fuerza mientras que con la otra tenía una cubeta de piedritas con figuras raras. Pero la carita de interés cambió a una asustada y Keigo no sabía por qué.

—¡Touya! ¡Touya! ¡Touya! —Escuchó al menor gritar, pero ¿por qué sonaba tan lejano? Los ojos heterocromáticos lo miraron con angustia mientras el agarre en su mano era más fuerte.

Su pequeño lucía tan asustado.

—No pasa nada, Sho, estoy bien —dijo, para luego limpiar las lágrimas que mojaban las regordetas mejillas.

Nunca le había mentido a Shoto, excepto con lo del embarazo, pero esta vez le creció una fuerte necesidad de asegurarle a Shoto que todo mejoraría, cuando en realidad empezaba a oscurecer su vista, lo último que vio fue a Touya acercándose a él mientras lo llamaba y lo último que pensó era que sus dos pequeños estuvieran bien.

Desesperado y asustado, realmente lo estaba, pero debía mantener la calma por los cuatro, en especial por su cachorro y Shoto que lloraba a lágrima viva exigiéndole que le dijera que le pasaba a Keigo.

—Vamos a la cabaña, Sho. —Fuyumi lo cargó a pesar de que el menor pataleo y grito que no quería ir a ningún lado hasta que Keigo se lo dijera.

♡◇♡

No vio a Keigo en la tarde, ni en la noche, ni al día siguiente.

En la television se proyectaba alguna caricatura, pero Shoto ni Geten parecían prestar atención, hundidos en su mundo, un mundo donde Keigo entraba con su sonrisa radiante y les preguntaba como habían dormido anoche.

—¿Geten? —El recién nombra giró hacia Natsuo que lo llamaba con cuidado, y Shoto se sorprendió cuando vio las lágrimas que rodaban como ríos.

El mundo se detuvo.

—¿Se va a ir a dónde se fue mi mamá? —Natsuo era un tonto a los ojos de Shoto, pero en ese momento lucía como un hermano mayor de verdad—¿Keigo se va a ir con ella? No me mientas, no lo hagas.

Natsuo abrazó a Geten mientras el menor lloraba por Keigo diciendo que no quería ser abandonado de nuevo.

Su hermano decía cosas que tranquilizaban a Geten, pero Shoto parecía no escucharlas, estaba asustado y Keigo no estaba ahí para consolarlo. Así que, solo se quedó ahí, sentado, esperando a que Touya y Keigo entraran para consolarlo.










Lamento las faltas de ortografía, y mi desaparición, estoy pasando por una jodida recaída y lo único que quiero es llorar y morir.

HogareñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora