Nidos y emociones encontradas

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El bicolor recolectaba flores con Geten y su hermana, encontrando algunos insectos en el proceso, tomando fotos con sonrisas en el rostro mientras posaban, hablaban de cosas tontas. Sin embargo, eso no distraía los suficiente a Shoto, él quería saber por qué su hermano mayor no salía de su cabaña, estaba preocupado, probablemente, esta vez su hermano ya no lo quería ver después del berrinche que había hecho el día de ayer.

Soltó un suspiro triste, Geten lo escuchó y, preocupado, le extendió una bonita flor amarilla que resaltaba entre sus cabellos.

—Tou y Kei te quieren mucho —dijo como si conociera el miedo del pequeño alfa frente a él.

Geten sabía que Shoto era como un pequeño hijo de Touya, y, al igual que él, había sido cuidado por Keigo en más de una ocasión. Shoto negaba querer a Keigo, pero convivía con el omega desde que tiene memoria, eran Touya y Keigo unos padres de respaldo, sí, algo así, después de todo Keigo y Touya estaban demasiado involucrados en la crianza de Shoto, ¿cómo no hacerlo? Si Touya cuido de ese pequeño desde que lo dejaron salir del hospital, después su madre y padre no estaba en la edad para jugar o seguirle el ritmo a un niño, y ahí estaba Touya y Keigo haciendo un papel que no les correspondía, involucrados de alguna manera, ayudando a Rei cuando Shoto enfermaba, enseñandole a Shoto temas que no comprendía de la escuela, llevándolo al parque cuando nadie más tenía tiempo. Era un error, Touya y Keigo se habían equivocado con Shoto, y ahora de alguna manera pagaban las consecuencias.

—¿Por qué no te agrada la idea de Touya con un bebé? —Preguntó Fuyumi con una gran cantidad de flores en su mano.

Geten hizo una mueca, no creía que era buena idea preguntar eso cuando Shoto seguía sensible.

—Porque ya no tendrá tiempo para mí—dijo, egoista como lo conocían sus hermanos.

Fuyumi rio.

—No te rías —ordenó molesto.

Su hermana mayor alborotó los cabellos de dos colores.

—Es que me recuerda cuando te enteraste que Keigo cuidaba a Geten. —Confesó con una mirada comprensiva y dulce, como la de mamá.
Geten lo miró asombrado.

—¿Por eso me sacaste la lengua cuando nos conocimos? —Geten recordaba perfectamente como su primo le había sacado la lengua en cuanto fue bajado de los brazos de Keigo.

Shoto estaba incómodo.

—Así es—contestó la albina con una sonrisa juguetona—. Estuvo toda la semana sobre Touya y Keigo, preguntando quién era más bonito, quién se portaba mejor y esas cosas. Mamá le dijo que tenía que entender que el trabajo de Keigo consistía en cuidar niños y darles mucho cariño, que debía ser compartido, más tarde ellos hablaron con él sobre la importancia de compartir, por eso Keigo empezó a traerte más seguido, necesitaban que Shoto empezará a sociabilizar con niños de su edad, yo no le veía la importancia, era un bebé de tres años y berrinchudo, pero si hubo diferencia cuando empezó a ser tu amigo, era un poco más compartido, más abierto y hablaba más. Keigo es bueno en lo que hace, deberían pagarle más en el jardín de niños en el que da clase. —Explicó Fuyumi, pensando que sería muy bueno ser maestra.

Geten veía a Shoto con los ojos entre cerrados.

—Eres un mentiroso —le dijo con un dedo acusatorio—, dijiste que Keigo te caía mal, pero no, solo lo querías para ti.

Shoto miró feo a Fuyumi.

—No, de verdad me desagrada. —Shoto se hundía en sus pequeñas mentiras.

—Basta —dijo la mayor para luego rodar los ojos—. Ambos son los niños de Keigo, ya.

El pequeño alfa solo aceptaba a Geten en el término de los niños de Keigo, los demás no, y ya no quería compartir a Keigo con alguien más, porque, aunque Geten no lo supiera, Shoto era el favorito y nadie lo iba a quitar de su pequeño trono.

HogareñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora