Keigo entró a la cabaña que contenía una cocina completa y una sala de estar, se abrió paso en el sillón para sentarse y arrullar mejor a Shoto, Touya entró detrás de él con el instinto increspado, pero se tranquilizó cuando vio a su omega arrullar con paciencia y cariño a su hermano menor.
El omega tarareaba una canción de cuna, algo sobre una estrella, mientras peinaba los cabellos de Shoto, acomodándolos a un lado. Se imaginó a sí mismo con su bebé en brazos listo para dormir, eso lo hizo sonreír y el aroma se expandió hasta abrigar a Shoto, el menor sonrió para acercarse más a él.
—La emoción no lo dejó dormir anoche—comentó Rei desde la cocina—. Lamento las molestias, sé que tienes a tu propio cachorrito en crecimiento.
El rubio negó con la cabeza, dando pequeñas caricias a la carita rechoncha del menor.
—No te preocupes, supongo que sirve de entrenamiento —dijo y la mujer mayor lo vio con ternura.
Touya solo soltó un enorme suspiro para acercarse a su madre y ayudarla a desempacar los alimentos, sabía que así sería de hora en adelante, Keigo y su instinto sería uno con los niños, se portaria más protector, más dócil e incluso concentidor.
—Cuando me embarece por primera vez, tu padre estaba vuelto loco, todo el día estaba sobre mí, extremadamente cariñoso y yo simplemente no lo soportaba—contó Rei con una sonrisa en sus labios mientras dejaba unos Tupper con comida en la barra—. Él tenía todos los síntomas, las náuseas y los antojos, yo me la pase demasiado tranquila, pero tu padre fue al trabajo caminando durante ocho meses porque el coche lo mareaba. —Touya escuchaba atentamente mientras acomodaba las verduras en el refigerador.
Colocó el brócoli en su sitio para ver la sonrisa de su madre al contar su experiencia bastante favorable con su primer embarazo.
—Supongo que por eso está sobre mí, soy el que más le costó.
Touya y Enji tenían una excelente relación, más que nada, porque Touya se había llevado los mejores años del señor. Siendo el primer hijo, siendo la aventura nueva que compartía con el amor de su vida. Touya era la luz de los ojos de Enji, porque era fruto del gran amor que le tenía a su esposa, aparte de que el había llevado casi todo el proceso menos parir, también era su compañero en cualquier cosa, y Enji tenía tiempo de sobra. Los gemelos también se volvieron la luz de Enji, pero con ellos el lazo no eran estrecho, Fuyumi y Natsuo eran más de Rei, principalmente, porque Enji estaba en pleno apogeo empresarial, casi no tenía tiempo para la familia, pero a veces se da unas escapadas que su asistente y mano derecha Toshinori le cubría. Shoto fue una completa sorpresa, de hecho, los gemelos también lo fueron, se suponía que Rei se había operado para solo tener un hijo, Touya, pero al parecer los doctores eran algo tontos, pero Enji ni Rei se quejaron de la llegado de tres más a su vida; pero Shoto sí fue complicado, por la edad más que nada, las cosas salieron bien al final, solo que Touya tuvo que cuidar de Shoto una pequeña temporada, mientras Enji cuidaba de Rei en el hospital, no mucho tiempo, solo unos meses, seis o siete.
—Eres un niño de papá —dijo su madre pellizcando la mejilla derecha de su hijo.
Touya rio, captando inmediatamente la atención de Keigo.
Keigo amaba la sonrisa y risa de su prometido, era tan tranquila y cariñosa, como aire para sus pulmones, como un beso suave, como el aire fresco en una tarde calurosa, como la brisa del mar en las mejillas, como el brote de una flor. Lo amaba tanto, y estaba tan feliz de formar una familia con él, esperaba que su pequeña o pequeño heredara la suave y tranquila risa de su padre.
—Oh, Keigo—llamó la señora Todoroki—, tu madre me llamó para preguntar si habías llegado, le conteste que sí, pero igual por si gustas llamarla, tu padre sonaba enojado con Touya por no reportar la llegada.
—Por supuesto—contestó—. Cariño, llama a mi papá y dile que estoy bien y que me estás cuidando, si llamo yo igual preguntará por ti.
Touya hizo una mueca al escuchar hablar de su suegro, no le desagradaba era un buen tipo y todo eso, pero era demasiado protector con Keigo, lo entendía, era el único omega en casa, aparte de que el señor Takami aún no confiaba mucho en él, por la diferencia social demasiado marcada, pero, maldición, ya llevaba más de cinco años con Keigo.
—Sí, mi amor.
Rei se rio en la cara de su primogénito.
Natsuo entró a la habitación con Enji detrás.
—Sólo digo que un perro no estaría mal —dijo Natsuo con ilusión.
Enji recayó en su yerno y su hijo menor, para después ver a su esposa y primogénito en la cocina.
—Un gusto verte, Keigo—saludo—, ¿quieres que lo lleve a la cabaña? —El omega negó y Enji asintió.
Natsuo se dejó caer en el sillón y saludó a Takami con una sonrisa.
—Probablemente si Fuyumi no fuera alergica a los pelos lo tendrías. —El albino decayó, había olvidado los alergias de Fuyumi.
Enji se abrió caminó para ayudar a Rei con la mesa y esas cosas.
—¿Puedo vender el departamento? —Touya soltó mientras acomodaba las especies y sazonadores de su madre en los estantes.
El gran alfa lo miró curioso.
—Es tuyo, puedes hacer lo que quieras, ¿a qué se debe? —Preguntó bastante curioso, recibiendo como respuesta una clásica sonrisa ladina de su hijo mayor.
—Sorpresa.
A pesar de la buena relación que tenían Enji y Touya, el mayor no sabía nada del embarazo, ya que Touya y Keigo querían ver a ese hombre derrumbarse (en el buen sentido) cuando le confesaran que sería abuelo. Se supone que sería una sorpresa para todos, pero Rei lo había adivinado en cuanto fueron a hacer una visita rápida para ver algunas cosas del viaje al bosque.
—¿Tenko y tú van a volver a invertir en un proyecto sin futuro? —Enji preguntó con cierto tinte de burla.
Hace años, a sus ingenuos diecisiete, su mejor amigo y él habían creído en un proyecto de un charlatan de su facultad, Kai Chisaki. Los dos quedaron como idiotas cuando Chisaki no volvió a aparecer en sus vidas, ahora no había de que preocuparse, Tenko era un diseñador de videojuegos y Touya estaba agarrando el ritmo de la empresa familiar.
—Recuerdo que por esas fechas me estabas cortejando—comenzó Keigo—, como no tenía dinero para comprar las rosas, simplemente las dibujaba y le decía a mi padre que en cuanto el proyecto despegará me compraría cientos de docenas. Mi padre se rio en su cara. —Touya se tapó la cara con las manos, era tan vergonzoso hablar de su primera pésima inversión.
Enji rio con él omega.
Rei simplemente daba palmaditas de apoyo a su hijo junto con la palabra animo saliendo de su boca.
—Dios, te amo tanto que aguante las bromas de tus padres por meses. —Confesó.
Keigo sonrió, el carmín viajó a sus mejillas haciéndolo ver más adorable, el brillo en sus ojos dejo ciego a Touya, y el dulce aroma que desprendió hizo que Touya corriera para robarle un beso.
Y Shoto despertó.
—¡¿Qué haces?! —Gritó en pánico.
Natsuo rio.
—¡No se besen en mi cara! ¡Mamá haz algo! ¡Tou, para! —Aunque la escena era asquerosa para el Todoroki menor, no se apartó del regazo de Keigo, principalmente por se sentía muy cómodo, los azahares y los cítricos estaban bien para Shoto, eso hacia más pasable la escena de horror frente a sus ojos.