La comida de aquel lugar había resultado algo nuevo e interesante para Akaashi, la mayoría era carne o sopas de diferentes consistencias, pero no se quejaría ya que no tenían mal sabor y cumplían su propósito de dar calor a quien las consumiera, aunque le habría gustado algo de arroz, pero en aquel clima sería imposible.
Seguía sin entender del todo a las costumbres de ese lugar; su esposo, el rey, era demasiado amable con toda persona que se cruzara, no existía esa separación de clases a la que Akaashi se encontraba tan acostumbrado. Fue acompañado por Kuroo hasta su habitación y cada paso que daban sentía un nudo en su estómago por la incertidumbre de si ese día sería en el que sería tomada su castidad.
Sin palabra alguna ambos entraron, la puerta fue cerrada antes de que el rey de aquel lugar se sentara en la gran cama para mirar al Beta que nervioso se quitaba el abrigo para dejarlo sobre uno de los muebles de la habitación.
— ¿Te parece bien si nos damos un baño? – Preguntó sin darle mucha importancia el Alfa.
— Me parece bien. – Inclinó levemente la cabeza. No temía por el baño, después de todo, en su cultura era bastante normal el compartir esta actividad con más personas, él era bañado por los sirvientes Omega y cuando era menor se duchaba junto con sus hermanos.
Esperó a que los sirvientes prepararan el baño y que su esposo le llamase para unirse a él. Con curiosidad se acercó a aquella puerta de madera cubierta por piel de animales, abrió para entrecerrar los ojos por la oleada de calor que había golpeado su rostro.
— Date prisa o se enfriará. – Le advirtió su esposo mientras le ayudaba a entrar y cerraba la puerta tras ellos.
La habitación frente a sus ojos era enorme, no pudo evitar pasear la mirada por el lugar; desde el alto techo de piedra y vigas de madera hasta los pilares que parecían sostener la roca evitando que cayeran dentro de la enorme bañera –si es que se le podía llamar así- llena de agua caliente que descansaba bajo ellas. El suelo alrededor estaba cubierto de pieles para evitar la molestia de tocar el suelo frio tras salir del agua, algunos muebles que le invitaban a sentarse para disfrutar de la calidez de la habitación o bien desvestirse con mayor comodidad.
Su esposo lo guio hacía una de las sillas de madera con una piel de oso suponía, sobre ella. Se sentó viendo como el otro comenzaba a desatar los cordones de su molesto calzado, Akaashi intentó detenerlo para hacerlo por sí mismo, pero Kuroo insistió en hacerlo él mismo. El Beta no lo había notado de inmediato, pero se encontraban solos, ningún sirviente se encontraba en aquel lugar para ayudarles. Tragó saliva y desvió la mirada mientras su calzado era retirado, se dejó hacer mientras su camisa era retirada también, solo se puso de pie para facilitarle al otro que bajara sus pantalones. No quería mirar a quien le paseaba su vista por su cuerpo, podía sentir como era observado con atención, como cada centímetro de su cuerpo era examinado por el Alfa, sin evitarlo o pensarlo, tembló un poco. No se sentía igual que al estar siendo observado por sus sirvientes o hermanos, dio un respingo cuando una delgada tela fue puesta sobre sus hombros.
— ¿Q-que hace mi rey? – Preguntó nervioso mientras se dejaba colocar aquello que parecía una bata traslucida.

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Izmena
FanfictionAkaashi siempre disfrutó de la comodidad de ser un Beta, de encontrarse libre de ciclos de celo y posibles ataduras. Al ser el menor creyó que solo tenía que ser obediente, no imaginando lo que pronto llegaría para cambiar su estilo de vida, como ll...