XI

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Sabía que no era correcto, pero se mantuvo en la entrada del castillo por unos momentos, sin saber lo que esperaba al quedarse ahí. Miró por encima de su hombro el gran pasillo que le invitaba a entrar, regresó su mirada por ultima vez por donde se había retirado el de cabello gris. Dio un paso en su dirección, pero se detuvo tan rápido como se había movido, abandonó la extraña idea que había tenido de buscarle y regresó a la habitación que compartía con su esposo. Le miró mientras dormía y avanzó lo más silencioso posible hasta la cama, se despojó del enorme abrigo que le había protegido de la helada a la intemperie.


— ¿Pasa algo? – Preguntó Kuro mientras se sentaba tallando uno de sus ojos mientras intentaba acostumbrarse a la tenue luz de la chimenea que iluminaba la habitación.


— Yo... – Quería confesar su pecado, decirle a quien le miraba calmadamente que acababa de traicionarlo al permitir que sus labios fueran tocados por alguien más, de no haber rechazado aquel toque, no haber sentido desagrado del mismo.


— ¿Que sucede? Sabes que puedes decirme lo que sea. – El rey se mostraba preocupado ante la extraña actitud del beta, sin embargo, recibió una negativa del parte del otro indicándole que no pasaba nada antes de que se subiera a la cama a un lado suyo para besarle.


— Yo quisiera, si a ti te parece – Hizo una leve pausa. — Consumar nuestro matrimonio. – Akaashi creía que de esa manera podría borrar su traición, después de todo un beso tenía menor valor que entregarse por completo a quien aceptaba sin cuestionar el porque de aquella petición.


En el fondo el beta esperaba ser rechazado de nuevo, no provocar curiosidad alguna en su esposo, pero la realidad no tardó demasiado en golpearle. No era desagradable el toque el alfa sobre su cuerpo, sentir sus labios recorrerlo lograba arrancar de su boca suspiros y leves jadeos.

Las nuevas sensaciones llenaban de placer su cuerpo entero, la vergüenza de ser desvestido hasta terminar desnudo comenzó a disiparse, decidió concentrarse en el escalofrío que llegaba a él con cada caricia, en corresponder cada beso dejado en su boca, incluso intentó acariciar un poco, intentar dejarse llevar por la calidez de quien se acomodaba entre sus piernas para arrebatarle la virginidad que el mismo había ofrecido.

Sus uñas se clavaron en la espalda del alfa que se movía lenta y cuidadosamente para no dañarlo, pero que de igual manera le causó dolor. No podía lubricarse como un omega ni adaptarse tan fácilmente a recibir al alfa, pero se esforzó lo mejor que pudo para llegar a disfrutar tanto como fuese posible su primer encuentro. Creía que de esa manera sus pecados serían borrados, que olvidaría lo que había sentido con Bokuto, pero fue inútil.


Al llegar la mañana despertó un poco más temprano que Kuro, se sentó tensándose por el dolor en su espalda baja y el frio que erizaba su piel al resbalar un poco las telas que le cubrían. Con dificultad se levantó y aunque sus piernas temblaban logró llegar al baño donde la enorme bañera le esperaba con agua caliente.


Arrastró los pies hasta llegar al agua y entró suspirando de puro gozo al ser rodeado por las cálidas aguas. Tomó agua entre sus manos y mojó su rostro un par de veces. Sus ojos ardieron un poco ante las inminentes lagrimas que se deslizaron por sus mejillas. Sentía que era peor que escoria al intentar utilizar a Kuro para olvidar lo que hizo con Bokuto, el fingir que nada había pasado cuando merecía un castigo por su traición. Dio un respingo al escuchar los pasos de alguien más en el lugar notando como era el alfa que se metía al agua a su lado.

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⏰ Última actualización: May 22, 2023 ⏰

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