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La mañana era soleada, tal y como Alice las disfrutaba

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La mañana era soleada, tal y como Alice las disfrutaba. Apenas y llegaron la noche anterior les entregaron sus uniformes que consistían en una chaqueta de cuero con solo el escudo gris de cadetes, más unos pantalones blancos y unas botas largas cafés. Eran buenos uniformes según el estilo de Alice.

Después de que los cadetes estuvieran listos los hicieron formarse, eran demasiadas filas que Alice no pudo encontrar alguna cara reconocida de Stohess más que las de sus amigos.

Frente a ellos había tres soldados formados, uno con mayor rango que los demás, los cadetes de inmediato hicieron una formación y se mantuvieron firmes.

—¡Ahora son miembros oficiales de la unidad de formación 104! ¡Y por desgracia de ustedes estarán a mi cargo, Keith Shardis!—gritó el hombre calvo frente a ellos, lucía aterrador y como si el dormir no fuese parte de su rutina—¡No estoy aquí para darles una cálida bienvenida! ¡Todos ustedes son el ganado a la espera de ser comidos por Titanes!

Causó que el miedo recorriera a los tres amigos de Stohess, nunca en su vida han visto a un titán, ¿qué les podría esperar a los más resguardados de las murallas? Lentamente Nathan comenzaba a lamentar su decisión de unirse, nadie le había hablado nunca así.

—¿Ya estás feliz?—susurró Nathan detrás de Alice.

La chica trató de mantener su mirada seria, aparentar que no tenía miedo, pero le fue imposible pues su sonrisa desapareció.

—¡Les voy a enseñar cómo luchar contra los titanes! ¡Cuándo se enfrenten a un titán! ¡¿Seguirán siendo comida para ellos?! ¡¿O se convertirán en el muro glorioso para proteger a estas murallas?! ¡¿O unas personas poderosas que pueden derrotar a los titanes?! ¡La decisión está en sus manos!—gritó Shardis recorriendo la mirada por cada uno de los cadetes.

Alice no pudo evitar sonreír al escuchar las últimas palabras de Shardis, sólo en ella quedaba ser la mejor de la clase, volverse alguien invaluable en el ejército por mérito propio. Estaba lista para los siguientes tres años de su vida, no desposaría a nadie, su vida le iba a pertenecer solamente a ella y a nadie más.

Shardis se acercó a los cadetes, comenzó a gritarle a un niño rubio, Armin Arlet de Shingashina, una víctima de la caída del muro María. Alice junto a sus amigos lo miraron de reojo con lástima pues el Comandante básicamente lo humilló y así siguió con otros cuántos.

Alice estaba ansiosa para que el hombre calvo posara su vista en ella y le comenzara a gritar. Frente a ella a su izquierda se encontraba un chico alto, Shardis se detuvo frente a él.

—¡¿Quién diablos eres?! —gritó ensordeciendo a todos cerca del chico.

Alice tuvo que mantener su postura aunque quería alejarse de ahí por los gritos del hombre.

—¡Soy Jean Kirschtein! ¡Soy de Trost, señor!—gritó el chico alto llamando la atención de Alice, él era de Rose. Lo más cercano a Sina y eso aún con demasiados kilometros de distancia.

Don't Let Me Go - [ LEVI ] - [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora