Mentiras

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Solo faltaban unos metros para llegar, me sentía patética al haber aguantado todo el camino y colapsar a solo unos metros de nuestro destino.

El cuerpo me estaba matando de dolor, odiaba al policía que me golpeó sin cesar con todas sus fuerzas, Stella Nakamoto tenía que ver con las acciones de él, lo sabía. Ningún otro policía me golpeó tan brutalmente como Scott.

Cedí a Hange cuando me dijo que estábamos fuera de peligro y podía descansar en el pasto. Escuché gritos de emoción a lo lejos, quizá ya lo sabían, que la Legión quedó libre al igual que Erwin y que el golpe de estado había funcionado.

El cielo era oscuro, pero iluminado con estrellas, si los brazos no me dolieran intentaría alzar mis manos y pretender que alcanzaba una.

Me levanté lentamente del pasto, alcé mi cabeza hacia el camino con pesadez. El dolor desapareció por un instante al verlo frente a mí.

La luna iluminaban su rostro, estaba preocupado y asustado. Corrió hacía mí, me abrazó y no pude evitar soltar un grito de dolor, se alejó de inmediato de mí y volvía a caer al suelo de rodillas. El cuerpo me dolía.

—Alice—sujetó mi rostro con delicadeza entre sus manos, incluso este me dolía—¿Quién te hizo esto? —preguntó furioso mientras apartaba la capucha de mi cabeza. Sus ojos se agrandaron al verme, traté de cubrirme pero él no me dejó—¿Quién fue el maldito que te lastimó? —preguntó.

—Un estúpido policía militar—contesté levantándome—Estoy bien—murmuré.

Lo que seguía era crucial y no me iba a permitir rendirme, no ahora.

—No, Alice—dijo el ayudándome a caminar, incluso las costillas me dolían—No lo estás, deja de mentirte solo para ayudar—dijo y las palabras del capitán de la policía militar volvieron a mi mente como un mal golpe de Scott.

Lo empujé lejos, el dolor había desaparecido por furia.

Aquel reporte, transferirme desde la primera salida como ayudante de enfermería, mantenerme encerrada dentro de las murallas, las donaciones de mi familia a los regímenes pero sobre todo a él.

Toda la información que fue expuesta ante mí sin ser concisa me molestó, la mayoría eran por él, solo Levi podría responderme.

—Tienes razón, no lo estoy—dije sosteniéndome, él trató de acercarse pero me alejé—Y si hablamos de mentiras tú me ganas Levi—dije molesta.

Me había llamado inútil, incapaz. Había quedado como una buena para nada frente al estúpido policía que me golpeó.

—¿De qué hablas? —preguntó nervioso y confundido, ¿sabría qué había descifrado su mentira?

—Admití frente a ti, que me uní a la Legión porque viste coraje y habilidad en mí, pero supongo que solo fueron palabras bonitas, ¿no? —pregunté molesta apretando los puños, me acerqué a él.

—Alice...—lo interrumpí de inmediato.

—¡Déjame hablar! —exclamé acercándome—¡Me describiste como una completa inútil después de mi primera expedición! —golpeé su pecho—¡Luego como una inservible incapaz de abandonar los muros! —dije furiosa pasando las manos por mi corto cabello.

—No eres inútil, Alice y lo que dije para tu reclutamiento era real—dijo él mirándome a los ojos.

Estaba molesta, furiosa, no había palabra para describir el enojo que sentía dentro de mí.

—¿Me dirás otra mentira para cubrir las demás? —pregunté molesta.

Coloqué mi mano sobre mi pecho, el anillo, ya no estaba. Stella Nakamoto cruzó por mi mente, ¿debía preguntarle acerca del dinero?

Don't Let Me Go - [ LEVI ] - [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora