El amor tampoco desaparece

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Tras acabar de nuevo con Darth Amidala, mis esperanzas de que Anakin hubiera recobrado su ser eras altas. Ví que a lo lejos él corría hacia mí e hice lo mismo. Cuando llegué hasta él, me paré a unos metros, manteniendo una distancia de precaución.
Anakin permanecía con el color de la ira en sus ojos. Me temí lo peor.
— T/n, ¿qué haces aquí? — dijo Anakin mientras se acercaba a mí y sonreía ligeramente —
— Me dejaste allí, pudiste haberme matado — sabía que la posibilidad de mi muerte no era el mayor de los problemas, pero a lo mejor tocando la fibra sensible de Anakin conseguía que el color azul habitual volviera a mirarme como antes—
— Lo siento, no debí hacerlo, pero sabía que no aceptarías mi nuevo yo en ese momento, ahora ya me puedo presentar de nuevo, T/n lo he conseguido. — Anakin sonrió aún más y colocó su mano sobre mi hombro, yo lo aparté y deje caer su mano en el aire—
— Anakin — mi mueca de terror esra suficiente para apreciar mi decepción, puede que ya fuera demasiado tarde — ¿conseguir qué?
— He traido la paz,la libertad, la justicia y la seguridad a mi nuevo imperio
— ¿tu nuevo imperio? — dije yo apartándome aún más —
— no me obligues a matarte
— Anakin... yo le debo lealtad a la república, ¡a la democracia!
— Si no estás conmigo, eres mi enemiga
Mis ojos se llenaron al oir eso, sabía que no era Anakin el que hablaba, pero verle decir eso dolía más de lo que parecía en las visiones, todo estaba ocurriendo tal y como lo había previsto.
— Solo un sith es tan extremista — saqué mi espada, sabiendo lo que vendría a continuación y secándome las lágrimas continué — cumpliré con mi deber
Él pareció sorprendido de verme dispuesta a luchar en su contra.
— Lo intentarás — concluyó antes de desenvainar su sable también —
Ambos encendimos las espadas, pero ninguno de los dos se colocó en posición de ataque. Yo no quería luchar contra él. Sabía que mi relación con Anakin era una debilidad en ese momento, pero era lo que había, él me importaba y no iba a cambiar eso.
— Anakin... a penas puedo sentirte
— Ya no soy Anakin, soy Darth Vader, Anakin ha muerto, yo lo maté, él era débil.
— No, todavía puedo sentirlo, Anakin no ha muerto
En el fondo, él sabía que yo llevaba razón, por eso no tomaba la posición de ataque. Sus ojos amarillos se clavaron de nuevo en mí, recordándome la promesa que me había hecho de no dejar que ninguno de los dos cayera al lado oscuro y asimilé que por doloroso que fuera, Anakin no iba a aparecer en ese momento para salvarme, solo estabamos Vader y yo.
— Yo amaba a Anakin, no a tí. No estaría dispuesta a luchar contra Anakin, pero sí contra tí.
Él, despues de oir mis palabras, triste, tomó finalmente su posición ofensiva e impulsivamente trató de atacarme. Lo único que consiguió fue perder el brazo con el que sostenía el sable, que salió volando y aterrizo en mis manos.
Vader cayó al suelo, sin brazo, dolorido. Yo no estaba dispuesta a causarle más daño. Sus ojos naranjados relucían con la luz de la lava. Él me miró fijamente.
— Te la devolveré cuando seas tú otra vez, Anakin. Sé que sigues ahí.
— ¡Te odio!— gritó él mientras yo me alejaba —
Torné mi cabeza completamente para que él no pudiera verme y comencé a llorar con más ira de lo que nunca lo había hecho. Pasaron por mi cabeza algunos de los mejores momentos que había vivido junto a él. Entrenamientos con Obi-Wan, misiones con Ahsoka, discusiones con el maestro Windu... lo echaría de menos, pero todo eso se había acabado. No pensaba dar por perdido a Anakin, pero era suficiente por entonces.
— El amor tampoco desaparece— dije en bajo recordando la frase de Darth Amidala sobre el miedo— algún día volveré a por tí Anakin.
Subí la colina, agarrando fuerte ambas espadas, subí a mi nave y me marché.

La historia de un jediDonde viven las historias. Descúbrelo ahora