La vida peculiar de Luna Lovegood(completa)

01: el tren

Antes de darse cuenta , Luna se despertó el 1 de septiembre, lista para abordar el Expreso de Hogwarts para poder dirigirse hacia la escuela. Había escuchado innumerables historias sobre la escuela de sus padres, ambos estaban en Ravenclaw y estaban orgullosos de su casa.

Se puso la túnica de la escuela, sabiendo que quería seguir adelante y estar preparada para subir al tren sin tener que ponérsela en el último minuto. A veces era olvidadiza y habría estado corriendo y tratando de encontrar su túnica en su maleta, pero afortunadamente su papá se había asegurado de recordarle que se cambiara a ellos cuando bajara a desayunar.

"¿Estás emocionada de ir a Hogwarts, mi Luna?" Xenophilius sondeó a su hija mientras bebía su té, esperando pacientemente su respuesta. A cualquier otra persona le habría dolido el estómago por el olor que emanaba de la taza, pero a Luna ella había crecido con el aroma y había llegado a encontrarlo como nada más que el aroma normal de una taza de té caliente. era el té de Gurdyroot.

El té ahuyentó a los Gulping Plimpies, que eran peces. Aunque no eran tan buenos peces, si eso significaba que te harían pensar que los viste en aguas poco profundas, pero al final terminaste ahogándote.

Cogió su propia taza de té y tomó un sorbo, sintiendo inmediatamente que su tensión desaparecía. El sol brillaba desde la gran ventana que estaba contra la pared rizada donde estaba la mesa de la cocina. A su alrededor, cada mueble vibraba por la variedad de colores que había elegido para sus obras de arte: eran rosa brillante, amarillo, verde y azul y una variedad de otros colores brillantes que podrían ayudar a repeler a las criaturas más irritantes.

"¡Oh, sí, papá! Espero ganarme amigos", respondió Luna, agregando la última parte al final. A cualquier otra persona le habrían movido los pies sin consuelo ante la incomodidad de su comentario directo, incluso su voz aireada y soñadora todavía los hacía sentir raros.

"Come un poco de tostada; está en el mostrador. No quiero que vayas al tren con el estómago vacío", le informó Xenophilius, ganándose un asentimiento de su hija mientras se levantaba de su silla en la mesa de la cocina y se acercó a la tostada que estaba sobre el plato pintado.

Volviendo a la mesa, Luna se sentó y comenzó a comer las tostadas mientras miraba los árboles y supo en la distancia que estaba el arroyo que era conocido por tener los horribles Gulping Plimpies, que lamentablemente no mucha gente pensó que eran existía y la mayoría de las personas que estaban en su presencia nunca vivieron para contarlo.

Se sentó allí, con el contenido goteando de ella y envolviendo la habitación. Era una cosa que disfrutaba con su papá, porque algunas personas confiaban demasiado en tener una conversación real con los miembros de su familia todo el tiempo en lugar de sentarse y tomar té y mirar el paisaje a su alrededor.

"Luna, querida, date prisa. Tenemos que irnos pronto."

Luna hizo lo que su papá le dijo que lo hiciera; se comió el resto de la tostada y se limpió las migajas que tenían alrededor de los labios antes de beber el resto de su té de color púrpura rojizo. Se cepilló los dientes y se cepilló el pelo con el cepillo de pelo que se iba; decidió llevar el cepillo de pelo de su madre en su lugar.

Ella tarareó mientras bajaba las escaleras hacia la planta baja para encontrar que su papá estaba parado cerca de la chimenea y que tenía una expresión algo emocionada, pero sombría y nerviosa en su rostro; era una verdadera mezcla de tres que para los demás. Los tendría preocupados, pero en cambio Luna se dirigió hacia su papá y dejó su maleta azul marino en el suelo — tenía constelaciones pintadas a mano por todas partes — su mamá y ella eran grandes amantes de la astronomía.

"Mamá estaría encantada, papá. Está orgullosa de ti".

Xenophilius la miró sorprendido antes de sacudir la cabeza con cariño y tomar su mano. "Gracias, querida. Tu madre también está orgullosa de ti, estoy seguro".