La vida peculiar de Luna Lovegood(completa)

59: La caída del vidente

Parecía que la vida había comenzado a ser normal una vez más en Hogwarts, tan normal como podría ser con Dolores Umbridge caminando por los pasillos y pensando que era directora, preparada para que le dieran el papel para que finalmente pudiera encontrar la manera. para que ella expulsara a Harry ya Luna también.

Diablos, Hermione probablemente se habría ido con ellos, a pesar del hecho de que terminaría abandonando Hogwarts.

Sin embargo, conociendo a Hermione, Luna imaginó que la niña terminaría encontrando un profesor jubilado para que fuera a su casa a enseñarle magia o terminaría yendo a otra escuela por completo, posiblemente Beauxbaton, y de nuevo Hermione probablemente no iría tan lejos en Francia para obtener una educación.

Las clases con la profesora Umbridge eran las mismas. Les hizo leer del libro de texto y escribir notas para que cada tres semanas pudieran tener un mini examen sobre lo que se les estaba enseñando, y Luna aprobaría con gran éxito a pesar de que la profesora Umbridge realmente quería reprobarla. Harry aprobó con una calificación promedio en la clase; era obvio que Harry no era un estudiante de libros de texto.

Luna se dirigía a su clase de Transformaciones cuando escuchó el sonido de alguien gritando, lo suficiente como para enderezarse la espalda y darse cuenta de que conocía esa voz. Era Sybil Trelawney, su profesora favorita que tenía en Hogwarts.

Apresurándose hacia el Gran Comedor, ya que allí fue donde escuchó a la mujer gritar, Luna se deslizó hacia el vestíbulo delantero de la escuela para encontrar que una masa de estudiantes rodeaba a la mujer alta y larguirucha con apariencia de insecto que tenía lágrimas fluyendo por sus grandes ojos. Ella estaba tratando de secarse las lágrimas que caían y sus lentes no podían soportar que se frotara los ojos, se cayeron al suelo y pronto los siguió.

Luna comenzó a apresurarse hacia adelante, para poder alejar a algunos de los estudiantes. Algunos de ellos la miraron mal y otros se apartaron sin decir palabra cuando se dieron cuenta de que era Luna Lovegood la que estaba tratando de atravesar la multitud. Sabían cuánto significaba la Vidente para la chica extraña.

"¡No puedes echarme! ¡Hogwarts es mi hogar!" La profesora Trelawney lloró mientras buscaba sus lentes y sus maletas estaban frente a ella. Luna no pudo evitar correr hacia adelante y caer de rodillas frente a la mujer.

"Ahí es donde te equivocas, querida. Se me permite despedir al personal si no cumplen con el código del Ministerio. No eres más que un fraude y solo se te permitió estar aquí porque el profesor Dumbledore decidió que deberías quedarte aquí, a pesar de el hecho de que no eres una verdadera vidente. Ya que no eres una verdadera vidente, debo pedirte que te vayas, que te levantes y te vayas. Te estás avergonzando a ti misma ", respondió la profesora Umbridge con calma mientras se alisaba el traje. .

El apresurado chasquido de los tacones altos reverberó en el fondo y en poco tiempo los estudiantes se alejaron rápidamente, más rápido que con Luna. Obviamente era porque se trataba de un profesor que se dirigía hacia adelante y de la vista de una profesora McGonagall de mirada severa, era evidente que no había duda de que todos se escabullirían cuando ella tuviera prisa.

"Dolores, ¿cuál es el significado de esto? ¿Por qué Sybil está en el suelo con sus maletas? No hiciste lo que creo que hiciste, ¿verdad? No, espera, no importa, sé que harías eso horrible ... .ugh, "la profesora McGonagall enfureció mientras miraba a la mujer rechoncha que todavía lucía como si fuera un gato que se había comido el mejor canario que jamás se haya hecho.

"Oh, solo le estaba haciendo saber a este fraude de un vidente que ha sido despedida. La han despojado de su puesto de maestra, lo cual es una clase tonta para empezar. Estoy seguro de que si hablo con Minster Fudge, él podría posiblemente librar a la clase por completo ", respondió la profesora Umbridge mientras Luna envolvía sus brazos alrededor de la mujer alta y delgada que todavía estaba en el piso de piedra.