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Edgar había notado que Colette había sido víctima de un regaño, tenía ese rostro de cachorro al que le gritaron, quizá se arrepienta pero la llamó a su actual habitación para que dejara de molestar a Byron, pensaba hablarle sobre como se había comenzado a sentir, aún si los consejos de su amiga eran horribles al menos se quitaría el peso de encima.

Ambos se sentaron en la cama donde Edgar había estado durmiendo, –Creo que podría gustarme...–, el chico ni siquiera se atrevía a decir el nombre, pero Colette lo sabía, solo no sabía por qué, –¿En serio?, digo...el señor Byron es un buen hombre pero estoy casi segura que te dobla la edad–, contrario a sus palabras la joven ya planeaba poner páginas en su libro de recortes sobre el tema.

Edgar sabía que era una locura y quizá ni siquiera era lo que creía pero hacía tanto tiempo que no tenía mariposas en el estómago que se sentía bien al menos imaginar, –Es que es tan bueno...–, la risa escandalosa de Colette le taladro los oídos, –Estoy segura de que el señor Byron es más del tipo siniestro y maléfico–, la joven se cubrió medio rostro con su manga haciendo una mirada de misterio.

El joven sonrió un poco, –Bueno, las personas dicen muchas cosas, ambos se rieron un poco, de solo imaginar a Byron con una apariencia cliché de chico malo era algo extraño, la puerta de Edgar se abrió, Byron había entrado con una bandeja con comida para ambos y una dosis de antídoto para el chico, –¿Porqué no le dan todo el antídoto de una vez?, ¿No sería más rápido?–, la albina sostuvo el pequeño frasco agitandolo un poco.

Byron había ya previsto esa clase de preguntas, –El veneno proviene de una planta que solo crece en montañas, conseguirla para hacer antídoto es difícil y sumando que tanto el veneno como su antídoto son muy fuertes nuestro querido Edgar podría tener síntomas muy fuertes y efectos secundarios desagradables–, aunque Byron jamás creería que Edgar es desagradable, aún si Piper decía que ese chico lucia como una blasfemia, para Byron era adorable.

Edgar se sentía importante, al menos un poco, su autoestima no era la mejor y sabía que muchos lo odiaban por su aparición en torneos de brawlers, jamás pensó que el gran Byron estaría ahí luchando por salvarlo, jamás pensó que alguna persona quisiera ayudarlo.

Byron se arreglaba para la visita de los sheriff, no habían avisado nada pero Edgar estaba consiente y era un hecho que pedirían datos al muchacho, el curandero había tomado la bufanda de Edgar como medida de seguridad con el pretexto de querer limpiarla, según sus pocos acercamientos, la bufanda era un ser de conciencia separada a la del joven y no podría arriesgarse en lo absoluto.

Edgar el pobre ingenuo aceptó, después de todo Byron era un buen hombre, el veneno avanzó de nuevo y las náuseas golpearon al chico, los síntomas eras horribles, perdia el equilibrio, tenía náuseas y un dolor intenso de cabeza, había más pero eran demasiado desagradables para contarlos, Colette estaba más tranquila, jugueteando con cualquier cosa, Edgar no estaba seguro de seguir con humor para visitas.

Colette veía al pobre chico, su rostro entre pálido y amarillento era triste, de alguna manera sentía que pudo hacer algo al respecto, –Edgar, el señor Byron ya te dijo cuándo estarás bien?–, el peli negro nego con la cabeza, tenía curiosidad pero tampoco quería parecer impaciente, el sanador era amable y no merecía cuidar del joven inquieto y grosero que normalmente era Edgar.

Byron estaba en el cuarto de lavado, la bufanda estaba apretada entre sus brazos, la acerco a si rostro inhalando el aroma de Edgar, podía detectar un perfume frutal que difícilmente sería masculino y un aroma a cigarrillos, quizá Edgar fumaba, parece el tipo de chico que lo haría, pero al sanador no le importó en lo absoluto, solo inhalaba más para memorizar el aroma, era embriagador para él.

El timbre alerto a Byron, en efecto, los sheriff habían llegado para la entrevista, los dejo pasar sin problemas con su mejor sonrisa, Colt se encargó de hacer las preguntas para Edgar señalando que Shelly era muy brusca, la chica se quedó a hablar del estado del joven con Byron, es cierto que no es el más querido pero un intento de asesinato era demasiado, fuera del campo de batalla las heridas eran malas.

Colt comenzó con la clásica entrevista recibiendo una única respuesta de Edgar, –Esa noche salí a caminar, vi a Rico patrullando pero ni siquiera hablamos, sabía que él me estaba siguiendo y me molestó su desconfianza en mi, cuando me giré para verlo escuché un sonido fuerte de silbido y una bala le dio en la cabeza, me asusté pero antes de huir sentí un impacto en el brazo izquierdo y antes de ver que era todo se volvió oscuro–, la historia coincidía con la evidencia, pero algo faltaba.

El veneno había sido administrado en el brazo de Edgar, sin embargo no se veía alguna herida abierta y en la escena del crimen no había ninguna especie de jeringuilla u objeto cortopunsante con el que se pudo envenenar al joven, era preocupante, daba miedo el solo pensar en lo organizado que estaba todo esto, sin embargo, tampoco había un motivo, el banco no había sido saqueado, ninguno de los afectados estaba herido de muerte, todo esto no tenía sentido...

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Esta cosa no me dejaba actualizar

[Kalmia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora