Byron odiaba pensar en lo que estaba haciendo y como ya le era costumbre se sumergió en el trabajo, a un lado de su escritorio estaban las distintivas flores que envenenaron a Edgar, al verlas de reojo una mezcla de orgullo e irá lo atacaban, por supuesto que podría hacer el antídoto en uno o dos días con la flor pero sus métodos seguían siendo lo mejor para el chico, eso es, incluso le hace un favor, Edgar necesita descansar y si lo cura de inmediato seguro el tacaño de su jefe lo haría trabajar de inmediato.
Barley mismo aseguraba que el jefe de la tienda de regalos era terrible, después de todo, las quejas siempre le llegan al cantinero, el sanador no se había dado cuenta de que el simple pensamiento de Griff explotando a Edgar y Colette lo hizo arrugar sus apuntes, los cuales tendría que rehacer, si algo debería estar impecable eran sus investigaciones.
Edgar se paseaba por su habitación de un lado a otro, el también estaba escribiendo algo pero algo muy diferente, se repetía una y otra vez si sería buena idea comenzar con querido Byron, quizá era muy raro, estimado Byron, muy formal?, era la primera vez en mucho tiempo que hacía algo de este estilo, era vergonzoso, más aún cuando le pasaba por la cabeza la idea de estar enamorado de un hombre ya algo mayor, si Edgar es un adulto pero aún así se sentía muy extraño.
Tampoco tenía amigos que le ayudarán, estaba Colette pero sus cartas son...ella no era una opción, ni siquiera estaba seguro de querer entregar la carta, Byron aunque le guste es intimidante, no había pensado siquiera en entregar tal carta a Byron, quien sabe lo que podría pasar si lo hacía, al final él solo lo estaba ayudando y nada más, era un gesto de amabilidad y ya.
¿Porqué lo ayudaba?, No estaba muy seguro a este punto, estaba su palabra de sanador, su orgullo herido por la desconfianza de otros sanadores y luego una simple fantasía de Edgar soñando con que su salvador estuviera completamente enamorado de un joven raro.
Byron por su lado contempló la ventana mojada por la lluvia, el muchacho no salía de su cabeza, había estado demasiado tiempo con él y aún así sentía que no hablaban tanto, si le daba el antídoto ahora ya no tendría que estar todo el día encerrado en esa habitación esperando a tener algo de fuerza para salir a saludar, podrían hablar todo el día si quisieran o pasear por los lugares favoritos de Edgar, pero, si Edgar no estuviera en esa situación, ¿De verdad pasaría tiempo con Byron?
El vendedor ambulante acaricio su barba pensativo, no era muy común que él pensará en el "qué pasaría si" pero ahí estaba, imaginando mil situaciones dónde Edgar lo odiaba o simplemente le era indiferente, había sido tan fácil para Barley y Piper conseguir robar un corazón de metal, pero este era un reto, parecía más fácil robar de nuevo el banco e inculpar a su ex esposa que conquista a Edgar.
Un escalofrío recorrió la espalda de Byron al pensar en Belle, esa mujer fue una bendición y una maldición al mismo tiempo, pero que una relación fallida no derrote a un gran hombre, solo debía encontrar el más mínimo pretexto para convivir con ese chico, y decidido a improvisar fue directo a la habitación donde Edgar estaba sin siquiera pensar que decir, al abrir la puerta el joven salto de sorpresa.
El mayor abrió la boca confiado solo para darse cuenta de que no tenía nada que decir, así que fue por el clásico, -Edgar vine para revisar tu situación, dime todo está bien?-, de acuerdo ese diálogo pudo ser mejor, pero el chico ni le tomo importancia por tratar de ocultar la carta incompleta en sus manos, -Todo bien señor Byron solo estaba...limpiando un poco-, el pretexto era peculiar, en realidad esa habitación no parecía tan desordenada como normalmente el cuarto de Edgar estaría, -Ha estado lloviendo bastante, te gustaría algo caliente para beber?-, Byron ofreció con una sonrisa mostrando sus blancos dientes, el chico juraría que tenía colmillos de serpiente, pero una sonrisa encantadora.
Edgar asintió rápidamente, -Ahora que lo menciona si que hace algo de frío-, mientras el chico se abrazaba a si mismo Byron se sentó a su lado cubriéndolo con su saco aprovechando para posar su brazo sobre los hombros de Edgar y presionarlo ligeramente contra su cuerpo, a Edgar le gustó eso pero jamás lo diría en voz alta, después de todo su cuerpo lo estaba traicionando por un simple contacto con el torso del mayor.
Por supuesto que Byron noto la piel erizada de Edgar, y aunque podría ser por el frío era feliz creyendo que podía provocar sensaciones fuertes en el chico, - Quizá un chocolate caliente te vaya muy bien Edgar, dime...¿te gustaría probar? -, Y así Edgar juraría que estaba temblando, podría morir ahí mismo, agradecía que al está sentados no se podía apreciar lo... emocionado que estaba, -Yo si, si quiero-, se las arreglo para responder y finalmente Byron se levantó con una sonrisa caminando a la puerta, -Te llamaré cuando esté listo-, esa sonrisa se veía algo...maliciosa, pero al joven le fascinó y tan pronto como Byron cerró la puerta, Edgar se hecho en la cama con el rostro presionado sobre el saco de su cuidador.
No hace falta describir lo que un joven fantasioso puede hacer con una escena y una prenda de su crush...
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No escriban escuchando Montero :|
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[Kalmia]
FanfictionKalmia Latifolia, la hermosa flor capaz de matar a cualquiera... Byron x Edgar El trío del pueblo es de los más pacíficos del lugar, un amable cantinero robótico, una adorable dama reportera y un vendedor de remedios que han ayudado más de una vez...