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No, Byron no lo hizo a propósito, de hecho todo eso había estado en la cabeza de Edgar pues Byron quería huir al momento que apego a Edgar contra su cuerpo, fue estúpido y extraño, pero así es todo en el romance, acciones estúpidas una tras otra, al menos así son los hombres.

Byron preparaba la bebida caliente mientras leía sobre serpientes venenosas, después de todo estaba convencido de que algo que podía matar también podría curar, una investigación que se guardaba para él mismo ya que ningún otro sanador confiaba en que tal cosa fuera posible, estaba sumergido entre la lectura y la cocina, estaba acostumbrado después de todo llevaba años viviendo solo y con una fuerte adicción al trabajo, no es como si tuviera otra cosa en su vida además de aportar ayudas a sus compañeros pueblerinos.

Edgar se asomo por una esquina aún cubriéndose con el abrigo de Byron, podía apreciar al mayor de espaldas frente a la estufa con un libro abierto en la mano derecha mientras mezclaba chocolate con la izquierda, el pensamiento fugas de que la espalda de Byron se veía fuerte cuando no usaba su saco cruzo su cabeza, y quizá era cierto, sin el saco la figura de Byron cambiaba por completo, pero era indebido pensar en el cuerpo de alguien más, en especial alguien que seguramente te ignora en un aspecto romántico.

En un instante el chocolate estaba listo, Byron estaba listo para avisarle a Edgar pero cuando volteo pudo verlo en el corredor, -Vamos Edgar, no seas tímido ahora-, lo llamo mientras tomaba dos tazas, no era exactamente fan de las bebidas dulces pero por pasar tiempo con el chico estaría bien, entrego una taza a Edgar y ambos se sentaron en una pequeña barra que había en la cocina, -Bueno, y qué tal te has sentido últimamente?, El veneno ya casi debería haber dejado tu cuerpo-, y así era, el tratamiento funcionaba cosa que por desgracia, estaba apuntando la investigación a Byron, nadie conocía de venenos más que él, o al menos según lo que lo hacía famoso eran los antídotos, pero no se puede saber de antídotos sin saber de venenos.

Crow podría haber sido culpable claro, el problema era que sus dagas contenían venenos químicos y no naturales, era casi gracioso lo fácil que sería si los sheriff supieran de toxicología, pues la dosis que Edgar recibió no fue suficiente para matarlo de inmediato, y cosa que no es fácil de calcular pues Kalmia puede matar hasta a un caballo, y Byron lo sabía, por eso tanto sus compañeros como él se lo tomaban como un chiste, una comedia clásica de policías incompetentes.

Edgar y Byron ya estaban disfrutando su compañía, aún así el joven no sabía exactamente qué le interesaría a Byron, prefería limitarse a responder si el mayor preguntaba algo, aún así algo cruzo por su mente y realmente quería decirlo, -Sabe señor Byron?, Creo que en poco tiempo estaré bien para volver a mi vida-, y estaba seguro de eso, se sentía bastante más en control que antes, pero por la cabeza de Byron solo pasaba la idea de que ya no lo vería más, -Bueno, hay aún probabilidades de recaída y para mí es un placer tenerte aquí, después de todo aveces se puede sentir muy solo aquí-, la última parte salió con inseguridad de los labios de Byron.

Ambos estaban cuidando lo que decían, si algo salía mal no le gustaría a ninguno de los dos el resultado, -Lo sé Byron, pero no puedo quedarme como parásito para siempre, necesito trabajar y ser independiente, además...yo... bueno si quieres...yo podría venir aquí...quizá a diario-, Edgar bebió de su taza para disimular la importancia de lo que había dicho y Byron lucho para no sonreír tanto, -¿De verdad te gustaría eso?-, incluso su voz era más cálida y amable, el sanador extendió la mano sobre la barra apenas tocando las puntas de sus dedos con Edgar, el joven estaba realmente ruborizado, no podía siquiera armar una frase así que solo asintió con la cabeza.

La mano de Byron paso a acariciar ligeramente la de Edgar, -Gracias, hacía mucho que nadie hacía algo así por mi-, el joven estaba derritiéndose, cualquiera que lo viera creería que es un completo "simp" y lo era pero no aceptará que alguien mas se lo diga, -La verdad disfruto de su compañía-, trato de dar una sonrisa bonita pero no era exactamente algo que le saliera natural, aún así el mayor lo veía lindo, inocente y hasta enamorado profundamente, justo lo que quería.

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[Kalmia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora