•Introducción•

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Es ridículo pensar que unos pueblerinos hayan hecho tantos daños, quizá Byron daba mala espina pero sus medicinas son las mejores, jamás envenenaria a alguien, Piper, esa mujer es la más educada y dulce del mundo, ni siquiera estaba cerca cuando sucedió y el disparo al robot fue demasiado exacto para haber sido a distancia, Barley tampoco era candidato, aunque habían botellas en las zonas quemadas el robot tiene muchos clientes al día, cualquiera pudo haberlas comprado.


¿La pandilla de bull podría ser?, el chico envenenado no trae heridas de dagas y Bull destrozaba con metralla a lo que le disparaba, el disparo que reinició al robot en la escena del crimen era limpio, Bibi no era de atacar a distancia así que dudaban que las botellas se conectaran con ella, los sheriff no tenían idea de que hacer.

Esa mañana se habían reportado al joven Edgar inconsciente en mitad del pueblo, tenía fiebre y estaba pálido, el diagnóstico era que había sido envenenado, ese mismo día Rico había querido hacer la guardia, esperaban que el hubiera presenciado el crimen pero un disparo exacto hizo que se reiniciará y perdiera las memorias de esa noche, el culpable sabía bien que Edgar saldría a caminar esa noche y también sabía sobre el sistema de Rico.

Aún si Piper no era culpable tuvieron que interrogarla, la mujer estaba asustada, muy preocupada por su enamorado, –Mi Rico nunca habla de sus componentes con nadie, los únicos que sabemos somos, Pam, otros robots de modelo similar y yo–, las palabras de Piper eran ciertas, pero eso abría a más sospechosos, cualquiera que acompañaba a un robot del modelo de un ojo sabría de como funcionan, y Pam también podría estar involucrada.

Colt y Shelly le estaban dando muchas vueltas al asunto, ahora hablarían con Barley sobre quien compraría botellas de alcohol, –Las compra casi todo el mundo, es más sencillo listar quienes no compran alcohol aquí–, la lista de quienes nunca bebían ahí era corta, ningún joven como Jessie o Leon podían pedir alcohol, Piper, Edgar, Colette y Emz, no bebían ese tipo de bebidas alcohólicas, los robots por supuesto no bebían y solo se aceitaban cuando era necesario.

Mientras los sheriff se ocupaban del caso, Edgar fue transferido con la única persona que había contrarrestado venenos antes, Byron, él cual aceptó al muchacho con gusto, –Llegamos prácticamente juntos al pueblo, por supuesto que me haré cargo de este jovencito–, oh los pueblerinos, tan amables y serviciales, todo un sueño de personas...

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