Edgar estaba tendido en la cama, pálido y con enormes ojeras, estaba débil, muy débil, del lado izquierdo Colette lloriqueba por lo mal que se veía su amigo mientras a la derecha Byron preparaba una dosis diferente, un líquido que no quería usar pero que Edgar había demandado, -Joven Edgar, lamento no haber podido ser lo suficientemente bueno para sanarlo, pero esta seguro de que la eutanasia es lo que quiere?-, el sanador hacia un enorme esfuerzo por no romper en llanto, esto no era lo que quería, pero el joven ya había tomado su decisión.
En un segundo el líquido se fue y Edgar se había dormido, Colette lloraba cada vez más fuerte y Byron solo miraba el infinito con el rostro perdido, todo el ruido parecía eco en ese momento y entonces...el sanador despertó de golpe, un horrible dolor en la cabeza y el cuello lo atacó.
Byron suspiro cansado en su laboratorio, en el escritorio habían hojas repartidas y desordenadas, no había descansado bien y la falta de sueño se notaba en su rostro, era quizá muy mayor para trabajar tanto, no imaginaba como otros habitantes más viejos aún se mantenían trabajando como si nada.
La bufanda de Edgar estaba enrollada en su mano, el olor del joven seguía fuerte y dulce como si el estuviera ahí, gracias a eso es que pudo olvidarse de esa pesadilla, el rostro de Byron se calentaba con solo la idea de tenerlo tan cerca, estaría mal hacer lo que tenía en mente?, su mano derecha fue lentamente a sus pantalones mientras mantenía la bufanda sobre su nariz...
Edgar despertó por sus náuseas, no tardó ni un segundo en correr al baño, su mejoría se sentía y confiaba en Byron, pero esto iba tan lento que se sentía desanimado, los sheriff mencionaron tener una sospechosa, la terrible Belle Starr, no tenía ni idea de quién sería ella pero ellos dijeron que llevarían una fotografía por si acaso algo en ella le era familiar del ataque.
Edgar estaba desaliñado, con su incomoda bata médica que tanto detestaba por lo poco que cubría, con sus piernas temblorosas y su equilibrio deshecho, se sentía feo, más feo que de costumbre, pero no le tomaría importancia, no si el señor Byron estaba ahí, siempre con pequeños detalles que lo hacían sentir mejor.
El joven entró a la cocina esperando ver al sanador en un delantal haciendo el almuerzo, pero no fue así, en su lugar había una cesta de la pastelería de Piper con una nota diciendo que sería el almuerzo, no parecía tener ningún problema pero Edgar se sentía intranquilo, Byron no parecía un hombre que saliera de su rutina y sin embargo ahí estaba la cocina sin pista alguna de él.
Edgar comenzó a ponerse algo nervioso, Y si hizo algo malo?, Y si Byron está enojado con él?, apenas tenía fuerza para estar por su cuenta, debía preguntar. Tomó camino por el pasillo que daba a la habitación de Byron, no estaba seguro de que estuviera ahí, después de todo es un hombre ocupado y debía repartir sus elixires, normalmente lo hacía en el bar, todos los brawlers asisten ahí, aún recuerda cuando el curandero le dio su "gadget", le encantó desde el primer momento.
El chico perdió algo de equilibrio obligándose a sostenerse de la pared, hizo el suficiente ruido para alertar a Byron quien estaba medio dormido en su cama aún con la bufanda de Edgar en su mano, acomodó la prenda en su cama y dio un vistazo al pasillo, el pobre chico estaba contra la pared con las piernas temblorosas, –Edgar!, qué haces fuera de la cama!?–, Byron lo socorrio dándole soporte pasando su brazo por su espalda.
Edgar tomó un segundo para recuperarse, –Estaba preocupado por usted, no lo vi por ningún lado y tampoco escuchaba algún ruido–, las palabras del joven hicieron ruborizar a Byron, una sonrisa se le formó al instante, –Lo siento, estaba algo cansado por desvelarme, vamos, te llevaré a tu cama–, el sanador aprovechaba la cercanía para disfrutar del aroma del cabello del joven, el tacto de su cuerpo delgado pero ejercitado por el extraño deporte que practicaba el joven, debía mantenerse en calma o podría asustar al pobre.
Edgar no estaba en un mejor estado, los brazos de Byron eran tan cómodos, cargar una enorme caja de elixires lucia fácil pero Byron era fuerte, es decir, justo ahora cargaba con todo el peso de un adulto joven moribundo, Edgar sentía curiosidad por el cuerpo de su cuidador, y agradecía que su cabello le cubriera la cara porque estaba avergonzado, su cuerpo inclinado no dejaba ver el desastre hormonal que estaba hecho, Edgar esperaba que Byron no notara su entrepierna, seguro pensaría que es un pervertido y ahora si se enfadaria con él.
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Perdón por tardar, tengo un semestre que salvar.
Y si estos huelen a setso pero todavía se esperan.

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[Kalmia]
FanfictionKalmia Latifolia, la hermosa flor capaz de matar a cualquiera... Byron x Edgar El trío del pueblo es de los más pacíficos del lugar, un amable cantinero robótico, una adorable dama reportera y un vendedor de remedios que han ayudado más de una vez...