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Los fríos dedos de Byron despertaron al joven, sonrió inconscientemente sabiendo que podía dormir abrazado por ese hombre, debía irse a trabajar, con su mejora no todo es bueno, al menos Collette abriría el lugar ese día, podía permitirse unos minutos de retraso, siempre y cuando su tacaño jefe no estuviera ahí a primera hora, el joven se levantó y comenzó a estirarse, aún seguía realmente dormido así que su mejor opción era darse una ducha.

Mientras el agua caía sobre él tenía un momento de paz, los días lluviosos se habían vuelto sus favoritos luego de que muchos días así coincidieran con buenos recuerdos que tuvo junto a Byron, era una sensación agradable, cuando llegó al pueblo todos lo saludaron pero el sanador se veía tan serio y siniestro que admitía que le daba algo de miedo, con el paso de los días sentía como que todos lo odiaban, luego de que Byron le salvó la vida sintió que alguien lo quería de verdad, Colette le dejo en claro que siempre lo querrá pero ella es un caso raro.

Se preparó lo mejor que pudo, siempre decía que no le importaba pero se esforzaba un poco en su aspecto, al salir de su casa Edgar se encontró con Byron que ya lo esperaba para ir juntos a su trabajo, esto hizo sonreír a Edgar, -Me encanta ser el motivo de esa sonrisa -, le dijo Byron mientras lo tomaba de la mano con cariño, para Edgar ese sería un día perfecto, cualquier día que puedas estar feliz con tu vida es un buen día y nada puede arruinarlo, cierto?

En su jornada de trabajo hablaba más emotivo con Colette que de costumbre, era raro verlo así y la chica se alegraba tanto, aunque su amigo saliera con quién era así su papá, le dió un escalofrío a la albina al pensarlo, pero que importa si se ven tan bien, ya hasta lo agrego a su libreta de recortes, junto a una u otra historia que escribió y espera que nadiel la lea por su bien, Edgar estaba acomodando peluches en la tienda cuando algo callo de arriba de la estantería, una pequeña caja, era algo extraño de ver, alguien tal vez la olvidó.

La llevo hasta Colette, -Oye, ¿sabes de quién es esto?-, el chico le entrego la pequeña caja que Colette examinó un momento, -No, pero creo saber que es, es una cinta, hace mucho no veo de estas-, la chica la sostuvo frente a ambos, sabía perfectamente donde había un reproductor, Griff tenía uno en la sala de descanso, lo había comprado en una barata, o eso dijo aunque en realidad todo lo de esa horrible sala de descanso parecía sacado de la basura, -Deberíamos verla para saber de quién es-, sugirió Colette con esa voz escalofriante con la que hablaba con sus brawlers favoritos.

En un inicio Edgar no estaba seguro, acaso no había una película sobre una cinta maldita ya?, no deberían ser reales pero para que arriesgarse, -Colette no sabemos que es esa cosa, podríamos meternos en muchos problemas -, la chica seguía jugueteando con la cinta sin prestar atención, -Mira tiene algo escrito, "nuestra boda + RT prueba"-, leyó Colette para luego mostrarle al chico, esta claro que es una grabación de una cinta pero¿Qué es un RT?, la curiosidad finalmente les ganó a ambos y entraron a la sala para poner la cinta.

La pantalla comenzó a mostrar imágenes y Edgar quedó sin aliento, primero se sintió enojado, luego triste y finalmente enojado, en la pantalla un joven Byron intercambiaba votos con una mujer, ninguno de los dos sabía que Byron estuvo casado alguna vez, y el peor golpe llego al levantar el velo de la novia, era ni más ni menos que Belle, la bandida del brazo de oro, ambos jóvenes dejaron escapar un enorme ¿Qué?, jamás se les habría ocurrido, Edgar se sentía terrible, no sabía que pensar, Colette lo trato de calmar, -Escucha, eso puede no ser nada, digo, la gente se separa todo el tiempo y encuentran el amor -, era cierto, tal vez Byron simplemente tuvo un mal matrimonio y por eso no lo menciona.

Sus ideas fueron interrumpidas por estática que después dejaría ver un cartel de se buscan, en las fotografías estaban tres personas, Piper la tiradora, Barley el destructor y Byron el toxicologo, aunque se veían más jóvenes era claro que eran ellos, no había duda, de fondo una extraña voz robótica repetía una lista de crímenes, finalmente la cinta fue expulsada mientras ambos jóvenes estaban petrificados, pero si el trío del pueblo eran las personas más serenas, eso debe de ser mentira, algún truco extraño, quiza hecho por la misma banda del brazo de oro.

Edgar tomo la cinta con la mirada fija en está, Colette estaba por hablar cuando el joven la dejo caer al suelo y prosiguió a hacerla pedazos con ayuda de su bufanda de una forma tan desesperada que la pobre albina estaba aterrada, al terminar su respiración estaba acelerada y su mirada seguía fija en los pedazos de la cinta, -Esta cosa no existe, no es verdad y nunca lo será, Byron es mi héroe, él me salvó!-, el jóven sonaba más como si se estuviera tratando de convencer a él mismo y no a Colette, todo estaba tan extraño.

Colette realmente no sabía que decir al respecto y sin una palabra Edgar salio disparado, corría como nunca completamente desesperado, empujando a todo el que se metiera en su camino, cuando finalmente llegó a su destino no podía hablar, estaba llorando y completamente agitado, golpeó la puerta de Byron con fuerza a lo que el sanador abrió confundido y molesto pero al ver al joven tan agitado se preocupó, -Edgar!, ¿Qué sucede?-, el joven mencionado se limito a aferrarse a Byron con fuerza, incluso la bufanda de Edgar se aferraba llegando a lastimar un poco al mayor.

Byron lo hizo pasar a su hogar donde tuvo que administrarle un ligero sedante, nunca había visto a alguien tan alterado, recostó al chico en el sillón poniendo su cabeza en sus piernas para calmarlo acariciando su cabello, finalmente Edgar le pudo responder, -¿Estás casado con ella?-, basto esa frase para que al sanador se le helara la sangre, esa arpía debió llenarle la cabeza al pobre joven con mil cosas, -Escucha, eso fue hace mucho, era joven y muy tonto, llegué a creer que estaba enamorado pero al final eso solo me trajo problemas-, le respondió Byron tratando de hacerlo sentir más tranquilo.

Edgar trató de calmar su respiración para seguir con sus preguntas, de alguna forma el hecho de que Byron estuviera dispuesto a responderle todo lo hacia sentir mas seguro, -¿Qué hay sobre el cartel de se buscan con tú nombre y el de tus compañeros?-, al escucharlo Byron se mordió ligeramente el labio, la próxima vez que encuentre a esa bandida se asegurará de que pase la vida con secuelas de veneno, -Todo es parte de lo que ya te dije Edgar, esa mujer siempre fue mala pero yo no lo veía, al final me hizo hacer cosas de las que estoy arrepentido, por supuesto que tanto mis compañeros como yo nos alejamos en busca de una vida tranquila y honrada-, el sanador hablo con tanta seguridad que incluso el mismo se lo creía.

El joven aún sentía una mala sensación en el interior pero por su bienestar lo mejor sería ignorarlo, el sanador ya le había demostrado que lo quería en varias ocasiones, nunca le haría daño, al final estaba enamorado, era como verlo todo color de rosa probablemente era ingenuo de su parte pero nadie lo habia tratado tan bien en mucho tiempo, cuando se mudo claro que lo recibieron con gusto pero fue cuestión de tiempo para que mas de un brawler lo odiara, ahora se sentía tan seguro y querido, -Quiero estar contigo por el resto de mi vida Byron -, Edgar abrazo al mayor, Byron pasó su mano por el cabello del joven con una amplia sonrisa, -Consideralo hecho mi amor-...

[Kalmia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora