02

724 131 3
                                    


—¿Qué es lo que siempre escribes es tu cuaderno?

—Poesía, me gusta mucho— dijo Haechan, con una sonrisa.

Mark abrió su boca ligeramente.

—¿Podrías leerme uno?— preguntó, notó a Haechan sonreír con cierta vergüenza y el rubor subir a sus mejillas, esta vez, si gorronera de color rosa y combinaba perfecto con el tono de sus mejillas—. No si no quieres, ya sabes, son personales y-

— "La mirada de mí corazón se graba, tallado tengo tu nombre en mi piel, tus besos en mí alma adorada, quedan en mis labios los tuyos, sabor a miel... Más ocultas las desgracias, que de sorpresa nos atrapan, un destino sellado y tu amor me ha abandonado... ¿Será cruel el destino? Qué lindo es ver el final del camino ¿O será cruel tu corazón? El que amor dejó de dar si razón"

Mark lo miró sin poder decir palabra, del otro extremo del cuarto, los otros tres compañeros de grupo aplaudieron sus palabras, y Haechan hizo una reverencia y cubrió su rostro, mientras dejaba una risa escapar de sus labios.

—Es muy bonito— dijo Mark.

—No, es horrible— Haechan negó, divertido—. La Roma es un asco, la métrica también, no tiene casi nada de recursos poéticos, es básico y simple.

—Debe haber una razón por la que lo hayas hecho.

Haechan hizo una pausa.

—Pues sí, si la hay... — suspiró de forma pesada—. Pero mis fracasos amorosos no son de tu interés.

—¿Por qué no? — preguntó Mark.

Haechan lo miró un momento y negó.

—Me enamoré perdidamente de un chico, que en algún momento fue mi novio, y en cuanto le dije que estaba enfermo me dejó porque le parecía demasiado... Dijo que no quería verme morir y mucho menos seguir conmigo porque si yo moría, de algún modo seguiríamos siendo novios pero yo ya no estaría aquí y eso lo atormentaba... Y prefirió romper conmigo antes de que eso pasara.

Miró a Mark, rogando no dar tanta lástima, Mark

sólo asintió, comprendiendo.

—Quién no esté preparado para pasar hasta los peores momentos contigo, entonces no vale la pena.

Haechan sonrió mínimamente y asintió.

—Lo sé— dijo.

Mark extendió su mano hacia él, tal como Haechan lo había hecho consigo la primera vez, hacía un par de semanas.

Haechan la tomó con una sonrisa en su rostro.

—Haechan-shi... Siempre te despides de mí con un beso volador, ¿Es por algo?— Preguntó Mark.

—Mi sistema inmunológico está en la ruina, no puedo despedirte con un beso de verdad— dijo, sus mejillas se encendieron del más sutil rosa—. Yo soy muy cariñoso en verdad, y bueno...— se encogió de hombros—. No me permiten dar mucho afecto, mucho contacto podría hacer que corra el riesgo de contagiarme de algo.

>> Antes solía dar muchos besos y abrazos a todos— dijo, riendo con nostalgia—. Oh, y ni hablar de los animales... Ahora con suerte puedo acariciar el gato del hospital, pero porque sabe que está limpio y no tienen nada con qué ensuciarse.

—Eso es un poco triste— dijo Mark.

Haechan negó.

—Quita la palabra triste de todo lo que digas, la tristeza no puede tener un lugar aquí.

Mark frunció el ceño.

—Estar triste solo lo empeora— dijo Haechan—. La verdadera cura es la felicidad.

>>Cuando salga de aquí podré dar cariño de nuevo— dijo con seguridad.

Y Mark no entendía cómo alguien se podía ver fuera de esto, él no pensaba que lo lograría nunca, y Haechan era todo lo contrario a él.

Quizá necesitaba más de él.

Chemo - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora