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— Y dime, Dong Hyuck, ¿Porqué estás aquí?— preguntó Mark, unas cuantas secciones después de conocerse, se sentó a su lado, bien a su lado, el gorro de Haechan era celeste, se tomaban las manos.

—Leucemia— murmuró.

Mark tuvo que reprimir su impulso de hacer una mala expresión, la leucemia era de las peores, por lo que había escuchado.

—Yo... Cáncer de hígado..

—Bebedor, ¿Eh?

—¡Haechan!

El chico de gorro comenzó a reír.

—¿Cuántas veces te dijeron que no debías de tomar tanto, eh?

Mark terminó riendo con él y en verdad no sabía cómo para que en cualquier situación, pudiera sacarle una sonrisa, una risa sincera, hacer feliz en una situación que creía imposible.

—Debo admitir que... Sí, fui un gran bebedor.

—Oh, yo también— confesó Haechan.

—¿Con esa carita de bebé vas a beber?

—El vodka es agua para mí.

—Nah— Mark negó, escucho a Haechan reír de nuevo, el chico era muy risueño en verdad—. No te creo.

—Te desafiara a una competencia de shots en este mismo momento, pero por razones médicas no puedo beber.

—Pues yo tampoco, así que mejor.

—Cuándo salgamos de aquí tendremos la competencia de shots más histórica del mundo, Mark Lee— Haechan alzó una ceja, desafiante.

—Oh, pues que así sea.

Mark cayó en silencio, con lentitud, apoyó la cabeza en el hombro de Haechan, el menor soltó un ruidito alegre que le pareció encantador.

—¿Crees que en verdad salgamos?— dijo—. Digo... Se sabe que el cáncer no se cura, sino que se duerme, y entonces... Al final nos va a terminar matando igual, tarde o temprano.

—Mark, claro que saldremos, mira yo vencí el cáncer una vez, toque esa campana que ves siempre que entras al ala de quimio, y te digo que es la mejor sensación que tendrás en tu vida, y la viviré dos veces, soy un afortunado.

—¿Es encerio? ¿También de leucemia?

—Riñones, empezó en los riñones— dijo Haechan—, es más, como sorpresa, tengo uno solo y no es mío— y rió como si fuera un chiste tonto.

—Oh, te daría el mío, pero no podemos donar nada.

—Podemos donar amor, Mark, algo podemos.

—No, tampoco tengo amor...— negó, arrugando su nariz—. No soy una persona amorosa.

—Oh, entonces te falta amor, ya sabes... Los anémicos no pueden donar sangre por que les falta, y los que no tienen amor no pueden donar amor, porque también les falta.

Mark sonrió como un tonto, acomodado en el hombro de auqel chico de gorro y ojos bonitos.

—Te donaré amor hasta que tú puedas donar el tuyo.

Chemo - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora