Tres

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Presente

El Miércoles por la mañana llegó demasiado pronto y Renjun se sintió muy nervioso para ir al hospital.

Repitió la misma rutina de inicio que el día anterior, yendo directamente a la sala de empleados para dejar sus cosas y salir en su primera tarea.

Temor sería la palabra correcta para describir el sentimiento al hacer su camino hacia el cuarto de Jaemin, y finalmente deteniéndose frente a la habitación correcta, sintió a su corazón acelerarse.

Llamó tres veces a la puerta, esperando a que el pelinegro le diera permiso de ingresar, pero el silencio se hizo presente del otro lado. Volvió a repetir la acción, pero al ver resultados similares, decidió abrir la puerta.

Como ayer, la habitación estaba a oscuras y vió a Jaemin removerse en su cama. Renjun dió dos suspiros profundos, tratando de calmar su corazón y finalmente, ir hacia la ventana.

—Buenos días— dijo, su voz fue adecuada mientras apartaba las cortinas y abría una de las ventanas para dejar entrar la tenue luz del sol. — ¿Cómo dormiste? — Jaemin no respondió, pero Renjun logró captar movimiento a su espalda mientras terminaba de deslizar las cortinas restantes. —En unos momentos vendrá Taeyeon con tu medicamento. ¿Necesitas ayuda en algo?—

Renjun se giró y encontró la mirada cargada de odio de Jaemin. El ambiente se volvió incómodo y trató de ver hacía otro lugar para evitar la sensación. No funcionó; Jaem estaba sin playera y su cabello parecía una maraña enredada que necesitaba, por lo menos, crema para peinar y agua para dejar esos hilos negros relucientes.

El castaño sintió la necesidad de tomar su mano, estrecharle entre sus brazos, besar su rostro una y mil veces y salir de ese lugar para vivir y disfrutar lo que en otro mundo y en esté, era su derecho a ser feliz.

— ¿Te gusta vestir como vagabundo?— su tono de voz fue duro.

—¿Disculpa?—

—Primero, tu sudadera holgada; ayer, tu ropa en colores chillones, y ahora esto...— Dice, haciendo un gesto de círculo con una de sus manos.— Parece que sacaste esos pantalones de la basura—.

— Solo están rasgados de las rodillas. No le veo el problema—.

— Aún así, pareces vagabundo—

Renjun alzó una ceja y cruzó los brazos frente a su pecho. — Bueno, al menos no soy la versión moderna del enanito gruñón de Blancanieves—.

—¿Eres así de grosero con todos tus pacientes?—

— ¿Y tú irrespetuoso con los empleados?—

— No me agradas—

Renjun asiente con vehemencia. —El sentimiento es mutuo—

— ¿Y si no hablamos?—

— Estoy de acuerdo—

— Bien— Espetó Jaemin.

— Bien—.

El castaño cayó en la cuenta de que su respiración se había tornado un poco agitada. Bajó la mirada para cerrar un momento los ojos y relajarse cuando escuchó de nuevo la voz del pelinegro.

— ¿Puedes salir de la habitación?—

El hombre frente al chino era un dolor de cabeza, y lo único que quería hacer con el chico era darle un golpe para traerlo a la realidad.

—Argh— siseo Renjun, se giró y comenzó a caminar hacia la puerta.

— Pero primero debes de ayudarme con el vendaje— dijo Jaemin en voz alta, frustrando la salida del castaño, quién se dió la vuelta y una sonrisa sarcástica estaba dibujada en su rostro.

Everglow - RenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora