9 - Presente

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Un techo blanco desconocido, una habitación bastante oscura pero iluminada con luces puntuales casi sobre ella, incluso parecía una recámara insonorizada. Catra tenía miedo, sus manos comenzaron a temblar cuando recordó lo último que vio: Hordak se llevaba a Adora.

Trató de moverse solo para darse cuenta de que estaba sentada en una silla a la que tenía las muñecas y los tobillos sujetos con una especie de grillete. No había forma de soltarse. Sus pensamientos maquinaban a mil por hora, pero no podía conectarlos, la desesperación comenzaba a apoderarse de su ser hasta que escucho que la puerta se abría.




(...)

–Adora no contesta su teléfono y ahora ya ni siquiera entra la llamada, creo que se descargó su móvil.

–Glimmer, no me gusta esto. –Comentó un Bow preocupado. –Ayer fueron con la señora Weaver y no han regresado.

–Catra me dijo que cuando se trata de Adora, no cree que esa mujer le hiciera daño. La que me preocupa es Catra, sigue sin contestar y dudo que esté con Adora, no pasaría la noche en la casa de esa mujer, pero dónde más estaría que tampoco ha regresado. –Su expresión indicaba que mil ideas locas pasaban por su mente. –Bow, algo no está bien.

Se encontraban frente a la puerta del departamento de 'las catradora' -el apodo con el que las habían bautizado como pareja-, pero nadie había abierto ni contestaban.

Nada.

Desde la noche anterior habían estado tratando de localizarlas, pero nada.

–No tenemos cómo contactar a la señora Weaver, y no podemos entrar a su departamento para ver si la tienen apuntada en su agenda telefónica, tendremos que pensar en otra forma de conseguir su información.

–Vamos.




(...)

–¿Y qué? ¿Ahora vas a contarme tu plan y tus buenas razones para llevarlo a cabo como todo un buen villano? –Se apresuró a interrogar Catra.

Un hombre había entrado a la habitación, lucía serio. Era rubio y llevaba un traje elegante, pero en color verdoso, eso era bastante peculiar y se había mantenido en silencio durante un rato.

–¿Qué? No. Verás, yo soy solo un empleado. Ni siquiera estoy enterado de todo en lo que estoy metido...Y la verdad es que no me interesa, mientras me paguen, además, si menos sé, menos riesgo. No sé exactamente en todo lo que está metido tu padre y toda su empresa, así que no, no tengo todas las respuestas que buscas.

–Ese hombre no es mi padre...

–Sí, no me importa. A mí me informaron que legalmente eres su hija, no me interesan tus asuntos morales y familiares. No te molestes en explicármelos.

–¿Podrías contarme entonces de qué va esto?, lo que sepas...

–Eso es arriesgado, pero la verdad es que igual en unas horas no podrás decir nada, jajaja–Rio de una forma espeluznante que hasta la piel de la chica se erizó. –Y lo cierto es que, aunque lo dijeras, nadie te creería, estoy seguro que tampoco lo creerás cuando lo escuches. Solo porque estoy aburrido y aún tengo que esperar aquí.

–¿Así de fácil abrirás la boca? –Preguntó Catra un poco sorprendida.

–Cómo dije, este no es mi negocio, y dudo que una sola persona como tú, logre derribar toda la organización que hay detrás. Es decir, esto lleva maquinándose más de treinta años.

SIEMPRE ES UN GUSTO COINCIDIR CONTIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora