Penthouse

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Sé que dije que ya no volvería a escribir más sobre esto, pero, realmente quiero escribir. Hace poco me dieron unas inmensas ganas por hacerlo y no pude contenerme. Lo siento.
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Año 1996

Desde no hace mucho tiempo me había convertido en el chófer del artista más famoso de nuestra época, Michael Jackson. Su familia y los demás empleados en su gran rancho Neverland me dieron una cálida acogida, éramos como una familia sin necesidad de tener la misma sangre corriendo por nuestras venas. Actualmente llevo más de dos años siendo el chófer.

En esos años cuando a penas iba iniciando mi labor como chófer —en 1994— recuerdo que el señor Jackson quería comprar un penthouse que uno de sus amigos empresarios estaba por vender, en serio se veía interesado en él. Bueno, él y su recién esposa ____ se veían demasiado interesados en comprarlo. Pero, por el momento el empresario les había prestado su penthouse, que era uno de los más lujosos de California según me han dicho.

Él me pidió que preparara el auto, pues iban a salir a ver qué tan bueno era el apartamento.

Minutos más tarde pude observar por el retrovisor del auto como la pareja salía de la casa tomados de las manos y con una leve sonrisa en sus rostros. Muchos podrían decir que se habían casado solo para mejorar su imagen pública, pero en realidad ambos se veían muy enamorados. En varias ocasiones me pusieron incomodo, porque mientras estaba al volante ellos se ponían demasiado melosos allá atrás y yo podía escuchar todo lo que se decían con claridad.

Ese día en especial mi jefe le pidió a sus guardaespaldas que no le acompañaran, lo cual me pareció raro, pues conociendo la talla de estrella que era lo más recomendable es que llevara seguridad consigo para evitar que los fans se le tiraran encima.

El señor Jackson ayudó a su esposa a subir al auto, él subió, cerró la puerta y me pidió que avanzara. Puse el auto en marcha. Con anterioridad me habían dicho donde quedaba exactamente aquella ubicación, la cual estaba algo retirada del rancho.

Al llegar al lugar aparqué el auto cerca de la acera, apagué el motor y ambos bajaron. El señor Jackson me dio unas palmadas en el hombro y me dio las gracias por haberlos traído. A mí me pareció extraño, pues ese era mi trabajo, no tenía ninguna razón por la que agradecerme; sin embargo, ese día se le notaba más feliz de lo normal, estaba tan feliz que hasta parecía algo sospechoso.

Para suerte de todos nosotros no había fans ni alguien cerca, lo más probable es que nadie se hubiere percatado de su presencia, en verdad había sido un día de suerte. Era algo que no se veía todos los días, Michael Jackson saliendo de su hogar sin estar rodeado de molestos paparazzis y fans escandalosas voceando su nombre sin parar.

Ellos entraron al edificio, mientras que yo me quedé a esperarlos en el auto hasta que salieran y me pidieran que los llevara de regreso a casa. Estuve ahí escuchando música de la radio y leyendo algunas revistas que estaban debajo de mi asiento.

Unas tres o cuatro canciones después pude ver a la distancia cómo la pareja salía del edificio y se dirigían hacia el auto, la verdad es que pensé que tardarían un poco más en revisar el apartamento. El rostro del señor Jackson parecía decepcionado, cómo si algo no hubiere salido conforme a lo planeado.

Encendí nuevamente el auto, ellos entraron y se acomodaron en los asientos traseros. Mientras conducía de regreso a Neverland pude observar por el retrovisor cómo él le susurraba cosas a su esposa cerca de su oído. Ella se veía nerviosa y un tanto avergonzada con la cabeza agachada.

Hasta que de pronto pude alcanzar a escuchar como el señor Jackson le dijo de forma baja:

«Ya no te voy a presionar porque me haces sentir culpable —giró su cabeza hacia la ventana y volvió a acercarse a su oído—. Tú sabes perfectamente que veníamos a hacerlo»

Imaginas: Sueña Con Michael Jackson [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora