Imaginas: Sueña Con Michael Jackson [#2]

Lentes +『Bonus』

—You rocked my world, you know you did. Entonaba el adulto al costado del micrófono, el cual captaba absolutamente todos los sonidos que salían de su boca.

Él, con su cabello lacio y hasta los hombros daba lo mejor de si en cada encuentro en el estudio, para hacer de cada grabación algo perfecto en su nuevo álbum, Invincible. Por su masivo éxito con discos anteriores, se ha visto obligado a hacer uno más a causa de un mal contrato hecho con la compañía 'Sony'. Así que, debía de dar todo lo que tuviere para complacer a sus fans.

—And e-every... ¿thing? —el de cabello lacio no sabía con exactitud la letra, pues no alcanzaba a leer el papel que tenía justo al frente—I'm g-go... Acercó la hoja a su rostro y frunció el seño al no entender que es lo que decía exactamente.

—¡Alto! —exclamó Frank, desde el otro lado del vidrio, deteniendo la música—. Michael, ya hemos hablado de ésto. Le reprochó su manager viendo cómo él salía de aquel apartado.

A Michael le molestaba no poder ver bien, además que era algo necesario en su trabajo cómo cantante de pop; pero, por otro lado, también le molestaba la idea de tener que usar lentes ópticos. «Me vería muy mal» decía él sobre su imagen física.

—Lo sé, Frank —resopló frustrado tomando su botella de agua, bebiendo un trago de ésta—. Pero sabes lo que opino sobre éso. Añadió a punto de salir del estudio.

—Michael, no podemos seguir así, muchacho. Pronto será el lanzamiento del álbum, y la gente de 'Sony' no piensa aplazar más la fecha prometida —le informó su manager con desánimos—. Mira, ve a hacerte un exámen ocular, ahí te dirán lo mucho que necesitas esos lentes. Y no quiero excusas, tienes un contrato.

Michael rodó los ojos y salió del estudio con su chaqueta colgando de su hombro derecho. Era difícil seguir, en serio no quería usar anteojos, «me quitaría mi estilo» pensaba él con frustración.

Después de haber reunido a dos de sus guardaespaldas, decidió ir a hacerse el exámen de una buena vez, no pensaba soportar más ésto. Subieron al auto, uno de sus guardias condujo hasta la óptica más cercana, y dónde hubiere menos gente, claro.

Unos minutos más tarde ya habían aparcado en su destino, los guardaespaldas bajaron y abrieron la puerta donde él se hallaba. Mientras Michael descendía hasta el suelo sus guardias lo cubrían para que nadie se percatara de su presencia, no querían traer a la prensa y darle de que más hablar.

Rápidamente el cantante entró a la óptica, que después de varias revisiones habían confirmado que nadie más estuviere ahí, más que la oftalmóloga, por supuesto.

—Buenos días —saludó la experta en la vista viendo al señor de ojos cafés que se hallaba frente a ella—. ¿Qué se le ofrece?

—Buenos días, señorita —respondió Michael cordialmente el saludo—. Necesito que me hagan un exámen de manera urgente ¿Podría aplicarmelo ahora?

—Primero, no me llame "señorita", he estudiado muchos años para alcanzar a ser lo que soy ahora, para que usted sólo llegue y me diga: ¿señorita? —dijo ella indignada—. Soy la doctora Tn González, mucho gusto. Dos, sí, con gusto le puedo hacer el exámen justo ahora, por favor tome asiento. Apuntó una silla al fondo de la habitación.

Michael quedó estupefacto con la respuesta de la doctora, pues nunca nadie le había contestado de aquel forma. Siguió el pedido de ella, caminó hasta el fondo del cuarto y se sentó en esa silla, que frente a ésta había un pequeño cartel lleno de lo que parecían ser letras en diferentes tamaños y anchuras.

—Bien —se acomodó al costado del señor—, ahora dígame qué es lo que ve. Le ordenó mirando hacia aquel cartel.