Capítulo 5

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Estoy sentada en la mesa del restaurante, que está lleno de gente. No es nada demasiado llamativo, se trata de una pizzería normalísima en un barrio modesto. Estoy convencida de que Shikamaru odiará el sitio y eso me da
una pequeña satisfacción. Pequeña, porque soy políticamente correcta.
Llega un poco tarde, así que decido llamar por teléfono a mi madre.

—Hola mamá —la saludo cuando responde al primer tono.

—Sakura,  cariño,  estábamos  hablando  precisamente  de  ti —me informa solemnemente.

Magnífico.

—¿Sobre qué? —pregunto.

—Tu padre y yo estábamos comentando lo mucho que nos gustaría ver  a Sasori  este  sábado. ¿Le  gustó lo que le mande? —pregunta  con amabilidad.

—Por supuesto —miento con descaro—. Hablando del sábado, me temo que no podré ir.

—¿Por qué? —pregunta mi madre, muy seca.

—Tengo que ir a un viaje por trabajo —desvelo.

El viaje tiene una ventaja: librarme de la visita a mis padres.

—¿En serio, Sakura? ¿También vas a trabajar el fin de semana? Ya no eres una jovencita. Nos prometiste que eso solo pasaría durante los primeros años, ¡pero hace siglos que la cosa está así!

«Gracias mamá por insinuar que soy vieja», pienso con resignación.

—Bueno, eso ya no pasa casi nunca. Es una excepción —matizo a punto de perder la paciencia. Gaara puede viajar por el mundo y no presentarse en casa durante meses, pero yo no puedo faltar ni una semana.

—Siempre es una excepción —insiste, con dureza.

Prefiero no responder. O acabaría mandándola al diablo.

—Tal  vez  Sasori  podría  venir  igualmente —propone  con entusiasmo.

—Él  también  tiene  cosas  que  hacer —respondo  nerviosa.  Esta mentira empieza a crearme algún problema.

Por supuesto Shikamaru elige el mejor momento para aparecer en la sala. Se dirige hacia mí y, cuando llega a la mesa, se inclina con la intención de darme un beso en la mejilla.
¿Pero  qué demonios hace? Apenas puedo  apartarme para ver  la expresión socarrona que me dedica.

—Buenas noches, siento  el retraso —dice finalmente y se sienta frente a mí.

—¿Con quién estás? —pregunta enseguida mi madre, la mujer con el oído más sensible y selectivo del planeta.

—Es el camarero —digo poco convencida.

—¿Estás cenando en un restaurante? —Sospecha algo—. ¿Con quién? —insiste la nueva Sherlock con falda.

—Con Ino y con Karin —miento.

—¿Me las pasas un momento? —pregunta como si nada.

—¿Para qué? —digo nerviosa.

—¿Cómo para qué? Porque quiero saludarlas. Vaya preguntas que me haces, Sakura… Estás muy rara.

Con la mirada suplico a Shikamaru que no diga nada. Podría estropearlo todo.

—Bueno, ¿me las pasas o qué?

—No puedo, fueron al baño —miento de nuevo y cierro los ojos, desesperada.

—¿Las dos? —pregunta incrédula.

—¡Pues sí, fueron juntas! ¿A qué se debe este interrogatorio? Ya las saludaré yo de tu parte. ¡Buenas noches, mamá! —Cuelgo el teléfono. ¿Por qué diablos la habré llamado?

Trabajando Con El Enemigo *ShikaSaku*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora