Cuarentena⚓

27

Ese día todo ví blanco, no podía ver ningún rostro de las personas a mi alrededor.

Escuchaba tantas voces que no me concentraba en una sola. Todos me preguntaban lo mismo. ¿Estas bien? ¿Qué te paso? ¿Puedes oírme?.

Eran demasiadas preguntas y ninguna a ellas respondí.

Ahora estoy abriendo los ojos pero no estoy en mi casa, las paredes son blancas, las enfermeras corren de un lado a otro y yo no entiendo nada.

—¿Qué es esto?—mire a una señora quien estaba con un respirador a mi lado.
—El paso al infierno—río
—estoy hablando enserio, no se donde estoy—respondí confundida
—niña estas en un hospital
—¡Hospital!
—¡ya despertó!—dijo una enfermera que iba pasando
—así es, ¿por qué estoy aquí?
—chica tienes covid y necesitas una atención urgente
—no es verdad, quiero irme a mi
casa—intente levantarme pero no pude
—no puedes irte, debido a tu asma necesitas atención las 24 horas
—puedo tenerla en mi casa
—no, aquí contamos con todo lo necesario y ya está firmado todo, así que no intentes nada porque será inútil, iré por tu respirador—salió del lugar dejándome sola.
—ya no saldrás de aquí—dijo la misma señora de hace un momento
—¿De que esta hablando? —dije irritada
—todos los que llegamos con covid es para morir, dicen que estas muy enferma y todo, pero los medicamentos que te ponen son para empeorar y acabar contigo
—¿Qué rayos fumó?—rode los ojos
—es la verdad, cuando me creas será muy tarde—se río.

Estaba completamente confundida, esa señora daba miedo. Una enfermera se acercó al mirarme tan rara, te como no estarlo si esa señora estaba loca.

Me intente para y caminar hacía un rumbo que no conocía.

—¿a dónde vas? Tu respirador vendrá pronto—dijo una enfermera acercándose a mi
—no quiero estar cerca de ella, esta loca—rode los ojos
—debido al toda la gente que hay no puedo asignar te otro lugar, lo siento—me tomó del brazo y me llevó a donde estaba.

Después de unos minutos llegó la enfermera con mi respirador, me lo puso y comencé a sentirme bien.

El aire que me faltaba comenzó a llegar a mis pulmones, estaba tranquila.

Me sentía sola, nadie estaba ahí para platicar. Tampoco tenía mi celular.

Las horas se me pasaban súper lentas, extrañaba a Freddy demasiado, quería verlo, abrazarlo y darle besos y nunca separarme de él, ahora solo tengo que esperar a que esto pase y salir de aquí.

Yo voy a estar bien.