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𝗟 𝗢 𝗨 𝗜 𝗦 𝗔

🔞

Mi estomago es una bodega de emociones, en una esquina esta el miedo de que pueda pasar ahora que estamos en el cuarto, solos. El ver a Paulo sin camisa una vez más me hace sentir afortunada, sobre todo porque ahora tengo la oportunidad de tocarlo como siempre he querido.

Paulo ni siquiera colgó las toallas en el baño, cuando la puerta termino de cerrarse, llevo sus manos a las mías, que sostenían con fuerza la toalla y se deshizo de ella, bajo la mirada y encuentro la toalla en el piso, a un lado de mis pies.

El frío muro toca mi espalda y me envía otra sensación más, Dybala da dos pasos atrás y rompe el contacto.

¿Qué pasó?

Paulo se queda de pie frente a mi, su rostro ya no me dice nada. Me mira de arriba hacia abajo, pero no hace otro movimiento para terminar con la distancia.

-Pensé que tenías muchas ganas de tocarme.- le digo sintiéndome más segura ahora.

-Louisa yo...- hace constantes movimientos con las manos y da dos pasos hacia atras.

-¿Porqué nunca quieres tocarme Paulo?- tomo la toalla que descansaba en el suelo y cubro mi cuerpo.

-Acaso tienes que estar borracho para que te parezca atractiva, ¿como aquella noche en Nápoles?-mi cuerpo comienza a tener reacciones ante su indiferencia.

El siempre ha sido un hombre tan misterioso que no me sorprende la sonrisa de burla que se pinta en sus labios.

Tengo el ceño fruncido por su extraña actitud y el parece notar mi enojo.

Camina por toda la habitación, hasta que llega a mi costado derecho, planta una de sus manos en mi mejilla y se acerca.

Mis ojos se cierran por el húmedo contacto de sus labios con mi mejilla. Deja un escandaloso beso ahí y sigue su camino, ahora siento su aliento en mi cuello.

En el momento en el que su mano se desliza por mi brazo y llega hasta mi estomago mi corazón se acelera, pero olvido como respirar cuando toma mi cadera con su otra mano, y me obliga a pegar mi cuerpo al suyo.

Su erección es más que obvia, la delgada tela de la toalla no es suficiente para atenuar el contacto de nuestros cuerpos. Por su puesto que sentirlo así, y pensar que yo le he causado eso me pone mal, muy mal.

Suelto un gemido que deja mis labios entreabiertos y con una respiración pesada, hago mas apretado el contacto de nuestros cuerpos y Paulo comienza a besar mi oreja.

-¿Sientes lo que causas en mi?-ni siquiera puedo responerle, el roce cada vez es mas fuerte, me tiene a punto de perder el control.

-Solo tu me puedes causar esto.- su mano se queda en mis costillas, amenazando con tocar mis senos.-Solo tu me tienes así.-aprieta mi estomago y nuestras pieles se palpan la una a la otra.

-¿Y porqué no lo... haces?.-no me atrevo a decir la palabra.

Mi cuerpo se enfría cuando Paulo deja de tocarme, camina y se coloca de nuevo frente a mi.

-Mírame a los ojos Louisa, esto es muy importante.- susurra.

Giro todo mi cuerpo para verlo de frente, sus cambios en la actitud me alteran.

-Una noche antes del partido, cuando dormíamos en Nápoles...

(...)

-No digas nada, Dybala.- una muy apenada Louisa, se acuesta en la cama y se dispone a dormir. Acababa de contarle a Paulo algo que marcó su infancia.

Transmigración / Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora