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𝗟 𝗢 𝗨 𝗜 𝗦 𝗔

Faltan tres días para el partido, dias en los que como ha estado haciendo, Paulo probablemente no quiera hablar conmigo.

Lo único que hace es salir a entrenar, cuando regresa me pregunta si ya he comido y luego se encierra en su cuarto.

Por lo menos he tenido tiempo para ejercitarme, todas las mañanas, en cuanto se va, salgo al patio a correr al rededor de la alberca.

Tengo que aceptar que más de una vez he estado tentada  a tirarme un clavado y nadar un rato, para luego salir y tomar el sol en uno de los camastros qué hay a los lados.
Antes de hacer todo eso, recuerdo que estoy en una casa ajena y que no sería correcto, y me controlo.

La puerta principal se abre, sacándome de mis pensamientos, volteo y veo a Dybala entrar, en una mano sostiene su maleta y en la otra trae una pequeña caja decorada.

Le sonrió a manera de saludo.

-Toma, es para ti- me habla y pone la caja en la mesa frente a mi.

Sorprendida tomo la caja- ¿Para mi?-

-Te lo manda Georgina- dice poniendo su maleta en uno de los sofás.

Sin poder esperar más, rompo el papel que la envuelve y la abro, quito un poco de los trozos de cartón que tiene, y alcanzo a ver una pequeña caja blanca, la saco.

Sostengo la caja de un iPhone 8 entre mis manos, este celular por el que tendría que dejar de comer mínimo un mes para conseguirlo, ahora me lo estaban obsequiando.

-Oh Georgina- diego en un susurro.

Con cuidado, abro la caja y veo varios papeles, los pongo a un lado y veo lo interesante.

Es un iPhone color negro, plus, según la caja. Presionó el botón de encendido y automáticamente la pantalla se pone blanca con una manzanita en el centro.

Después de ciertos ajustes que tuve que realizar, por fin se enciende totalmente.

Desconocido
Espero y este sea el primer mensaje que recibas
-Georgina

Sonrió.

Gracias por el regalo, no tenías que hacerlo

Envío el mensaje, me levanto de la silla y guardo los papeles de nuevo en la caja.

-¿Has comido ya?- me interrumpe Paulo.

-Desde hace rato- le contesto.

Se limita a asentir y entra de nuevo a la cocina.

Subo a mi cuarto con mi nuevo juguete.
Después de chatear un buen rato con Georgina, caigo en un sueño profundo.

(...)

𝗗 𝗬 𝗕 𝗔 𝗟 𝗔

-Soy una vaca con esto

Acabo de regresar del entrenamiento, subí a mi cuarto para cambiarme antes de comer, pero la voz que sale del closet me desconcentra.

-No sabes cuantas veces lo he pensado, pero es inmoral.

Me gustaría saber de que hablan.

-Desde que llegué aquí, no sabes cuanto antojo tengo de hacerlo.

Vaya. Que intenso.

-Pero por Dios, es feísimo.

Oh.

Me concentro tanto en la plática que no puedo reaccionar antes de que Louisa salga del closet, en traje de baño.
Pega un brinco en cuanto me ve, luego suelta un grito, acompañado de un:

-Hablamos más tarde.

Para este momento está detrás de la puerta, impidiéndome ver su cuerpo.

-¿Hace cuanto llegaste?- habla.

-¿De que hablaban?- le digo y doy un paso, acercándome a ella, o más bien a la puerta del closet

-Nada interesante.

-Por favor Louisa, dimelo.

-Yo... quería nadar un poco, pero no es correcto que lo haga en tu ausencia... además esto me queda feísimo- dice y sale del closet, dejándome ver su cuerpo en un diminuto bikini, y con diminuto no exagero, algo se le va a salir.

Vuelvo mi mirada a su rostro antes de tener un problema.

-¿Porque no me lo has dicho antes?, podemos ir a comprar uno- le digo.

-Eso es lo que no quiero, que me compres uno.

-Vamos chica, de todos modos necesitarás uno para Nápoles- le digo.

Puedo ver como duda un poco.

-Llama a Gina y dile que te acompañé.

-¿Estás seguro?- me pregunta.

-Si- le digo y saco mi cartera.

Tomo los primeros 300 euros que veo y se los doy.

-¿Pero estás loco, esto cuanto es?

-Ganó esto por cada 10 minutos de partido- le guiño un ojo y salgo de la habitación para que se cambie.
Al rato bájalas escaleras, arreglada.

-Georgina dijo que pasaría por mi- me dice.

-Está bien.

-Paulo- dice y se acerca lentamente hacia mi, se sienta a mi lado- gracias, por todo.

-Ya te lo dije, no es nada.

Escucho el claxon de la camioneta, me pongo de pie para acompañarla a la salida.

Se pone de pie, pero no se mueve, se queda frente a mi, me mira.
Siento sus suaves labios sobre mi mejilla. Deja un corto beso y luego me dice gracias, al oído.

Rápidamente toma su bolso y sale corriendo.

Va a volverme loco, si no es que ya lo estoy.
Por ella

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Hoy, cuando entré había 18 notificaciones!!
No saben lo feliz que me pone saber que les gusta esta novela, sus votos y comentarios son mi inspiración.
Muchas gracias a todos.
Puede que hoy haya otra actualización...
Se viene un capítulo muy picante.

Transmigración / Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora