Capítulo 1

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Para empezar, soy Park Moon, una chica mitad Asiatica y mitad Occidental.

Mis padres se conocieron en un viaje de negocios. Mi padre tenía un gusto occidental a pesar de ser coreano, no le llamaban la atención las coreanas, por lo tanto se quedó soltero hasta los 30, exactamente a la edad que conoció a mamá.

Mamá me tuvo 3 años después de estar casada.

Nací en un ambiente amoroso, aunque ese ambiente solo duró 5 años.

Mamá murió, nunca me dijeron de que, solo me dijeron que ella se fue a un lugar muy hermoso y que descansaría como un dulce bebé.

A pesar de que era una niña de 5 años entendí perfectamente que significaban esas palabras.

Padre no salía de su habitación desde el entierro de mamá, así que me quede con la vecina ya que no estaba en las condiciones de atenderme.

Se hizo alchólico, se había convertido en un loco, no distinguía entre el bien y el mal.

Perdió la cordura.

Mató a su mejor amigo a quién consideraba su propia sangre y después....

Quiso matarme a mí.

Ha pasado un tiempo desde entonces, así que ya no me afecta.

Se preguntarán, ¿Qué pasó después?.

Pasó lo siguiente, padre fue a la cárcel y tiempo después se suicido y yo me quede en casa de mi tía, a quién consideraba una segunda madre.

Me cambié de escuela y comencé mi vida escolar como huerfána.

En ese lapso de tiempo, mi tía murió cuando cumplí 11.

A decir verdad duró mucho más de lo que había estimado.

Mi tía era víctima de maltrato por parte de mi tío, su esposo.

Me di cuenta del maltrato que no solo fue físico sino también verbal, a los 10 años.

Había visto como mi tío, de quién tenía una versión amigable, perfecto y respetuoso....pegaba brutalmente a su esposa, a quién decía dar su vida por ella.

Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero..

¿Qué podía hacer una niña de 10 años contra un adulto que me doblegaba la edad?.

Nada, esa era la respuesta.

Siempre le decía a mi tía mediante indirectas que el maltrato no se tenía que soportar, pero mi tía siempre esquivaba aquellos consejos.

Lo intenté muchas veces, pero mi tía nunca me escuchó.

Intenté una vez reportarlo a la policía, pero estos me ignoraron diciendo que yo solo era una niña, que tomaba a la ligera las cosas y que no sabía nada del mundo.

Presioné muchas veces, me arrodillé en ocasiones pidiendo que me escucharan, lo único que hicieron fue escupirme en la cara.

Me rendí, desde ese día dejé de creer que los policías.

Cuando mi tía murió, su esposo se encontraba llorando en su tumba, justo como lo haría un esposo que ha perdido a su esposa.

Estaba parada ahí, vestida de negro con una flor blanca en la mano, cuando de repente escuché un grito.

—¡¡T-TÚ, TU ERAS LA CAUSANTE DE TODAS ESTAS DESGRACIAS!!—gritó una mujer de edad avanzada—

—¿Qué?—hablé volteándome—

Las ventajas de vivir en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora