Las ventajas de vivir en silencio

Capítulo 13

Miedo

Una brisca fría tomó posesión de sus huesos, ya no era consciente de su alrededor. Sus piernas temblaban como gelatina y su mente estaba cerrada a poder creer lo que sus ojos veían.

No j-jodas

Su cuello se había estirado tanto como pudo, para poder mirar lo que tenía en frente.

Un oso, un maldito oso polar con armadura.

COMO DE PELÍCULA, VIEJO

—¡¿P-P-POR..P-POR QUÉ ESTÁ UN OSO POLAR AQUÍ?! ¡¿Q-QUÉ SUCEDE CON ESA PUTA ARMADURA SACADA DE UN VIDEOJUEGO?!—

El pelinegro puso una cara de disgusto total y dobló sus cejas.

El animal se abalanzó hacia la niña en el suelo con la intención de devorarla, pero pronto el libro fue cerrado, desvaneciéndose en el acto.

—Vuelve a tu libro—

El azabache, habló mientras tomaba al libro entre sus manos.

—Que acaba-...—

El azabache no se molestó en comprobar el estado de la menor y colocó nuevamente el libro en su lugar, volteando a verla.

—Esos molestos libros, aún no puedo creer que a ese viejo le gustaban estas cosas—

La menor miraba al pelinegro con un sentimiento de extrañez y confusión.

—¿Viejo?—

Preguntó con curiosidad.

El azabache solo se limitó a mirarla con fastidio, soltando un suspiro, rebasó el cuerpo delicado aún en el suelo.

—No te incumbe, niña—

"Ni ti incimbi...Tsk, cascarrabias"

Se irguió del suelo y comenzó a dirigirse hacia la puerta, bajó el ritmo de su caminata en cada paso. Observó el piso crujiente marrón, para volver su cuerpo hacia atrás.

Porqué rayos...había alguien detrás del oso..

Su mirada divagó hasta toparse con una esquina en el final del pasillo, una brillosa capa comenzaba a extenderse desde el suelo hasta trepar por la pared hacia la ventana intacta. Su mirada lo siguió fijamente hasta que subió por el marco, donde supo que algo iría a suceder en los próximos segundos.

Una vez la extraña sustancia parecida al hielo tuvo contacto con el cristal, el sonido crujiente abarcó toda su atención, sus ojos estuvieron inmersos y poco a poco, entre más intenso se volvía el crujir, sus parpados se abrían sorprendidos hacia el reflejo que emitía el cristal.

Era ella en el reflejo, sin embargo, ¿Por qué entonces sus pupilas lucían así?.

El cristal comenzó agrietarse por todos lados hasta llegar al centro, donde pudo visulizar como el tenue color rojizo comenzó a apoderarse del zafiro.

*CRASH*

El cristal se fragmentó en pequeños trozos y de pronto, una fuerte ventizca se introdujo entre los espacios descubiertos y llevó consigo los trozos hacia su dirección, todo en fracciones de segundos sin poder reaccionar o esquivarlos. Antes de que siquiera alguno de ellos se introdujeran sin compasión en su carne e hicieran brotar sangre, se halló en un lugar distinto.

Pudo parpadear desconcertada, un espacio blanco, como la nada misma. No podía llegar a ver el fin o el comienzo, giró su cabeza de lado a lado sin encontrar nada, parecía que solamente hubiera caído en una especie de cuarto ilusorio.

Demonios..

—Tú—

Ante el llamado, sus alertas comenzaron a sonar, su cuerpo rápidamente volteó en dirección al sonido, pero algo en el espacio tiempo cambió.