Capítulo 12

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La luna se encontraba en lo más alto del cielo nocturno, donde se mantenía únicamente brillando, en esta ocasión, solitariamente.

Eran cerca de las 12 y todos se encontraban tal vez ya en el quinto sueño, exceptuando por aquel pilar fundamental del castillo en mal estado.

No había podido conciliar el sueño, no, no tenía ganas de irse a la cama. De pie frente a la alta ventana, contemplaba el comienzo del oscuro bosque el cual la llevó a conocerlo. A pesar de su expresión relajada, su mente continuaba trabajando arduamente.

Mi diente de leche...

Contuvo el suspiro y se mantuvo en silencio, presenciando el vacío en el lado izquierdo de su boca.

Una cosa más paso por su mente, la expresión sombría de su nana.

Arrastró su pie derecho hacia atrás y volteó su cuerpo en dirección a la gran cama blanca.

Su vista únicamente capturó a la figura delicada en la cama, profundamente dormida.

Las ventanas dejaban entrar en grandes cantidades la blanca luz que ofrecía la redonda luna, cayendo como el agua en todo su cuerpo.

Un rebelde mechón de sus cabellos marrones, caía por un costado de su rostro. La expresión suave en su rostro, hacían desaparecer aquellas preocupaciones en su mente e incluso la llevaron a imaginar que fue una simple alucinación a causa de la falta de sueño.

Está...delgada

El pensamiento, produjo el fuerte apretar de sus puños, generando que sus nudillos se tornacen de un color completamente blanco como el papel.

Esas perras codiciosas

Debería tan solo quitarles sus manos para que no puedan robar más..

׿Tan solo eso?×

Se estremeció y sus ojos se agrandaron levemente.

Ese no fue-

×No fue tu pensamiento×

La presión de sus puños disminuyó y quedó inmóvil ante la revelación.

¿Qué..?

׿Por qué no las matas?×

El tono sonó burlesco de aquello que resonaba en su subconciente. Llego a creer incluso que acababa de escuchar una risa.

×Al fin y al cabo, ellas también te mataron a tí×

Su mano se estiró hasta el marco de la ventana, necesitaba un apoyo para no caer.

סMATALAS, NADIE SE PREOCUPARA POR ELLAS!×

Su cara comenzaba a adquirir sudor y tomó un color aun más pálido. La voz resonaba en lo profundo de su oído, como si se lo estuviese susurrando dulcemente.

×Vamos, se que tú también deseas matarlas, no hace falta tener compasión por aquellas miserables almas×

Sonaba como si le ofrecieran un dulce a un niño, uno muy dulce e irresistible de rechazar. No tenía idea si era una mala jugada de su mente o si era la realidad, pero sentía un pequeño peso en sus hombros.

×Te ayudaré×

¡CALLATE!

Sacudió su cabeza, con esperanza de que la alucinación parara.

×Intentas resistirte....×

×Inútilmente×

¡PARA YA!

Las ventajas de vivir en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora