El caso de Peter Pan

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Estaba llevando a los niños a la guardería cuando Molly me llamó.
-Sherlock Holmes- dije contestando con el altavoz.
-Sherlock- dijo Molly -ya tengo los resultados del cadáver del caso de Peter Pan-
-Muy bien dejo a los niños y voy para allá- dije colgando.
-Papi queremos ir contigo- dijeron los gemelos a la vez.
-No niños a este caso no podéis venir- dije serio aparcando el coche y ayudándoles a bajar para tomar en brazos a su hermana-

Me despedí de ellos besando sus mejillas y puse rumbo a la morgue de Barts.
Cuando llegué, Molly esta examinando de nuevo el cadáver de la niña.
-¿Qué tenemos Molly?- dije poniéndome los guantes.
-La niña se llama Alice Grant- dijo Molly -la causa de la muerte fue una sobredosis-
-¿Sobredosis?- dije mirando el cadáver de cerca.
-Si- dijo ella -se pasaron con la dosis de droga, como podrás comprobar también fue violada por las marcas de su entrepierna-
-Esto es demencial...-dije suspirando.

De pronto escuchamos unos gritos que se acercaban a la morgue y vimos a una pareja entrar.
-¿Donde está mi hija?- dijo un hombre alto y fortachón con una espesa barba de color castaño oscuro.
-No pueden entrar aquí- dijo Lestrade -váyanse-
-Queremos ver a nuestra niña- dijo una mujer de estatura media rubia y de ojos azules -solo pedimos eso-
-Me temo que no será agradable verla- dijo Molly.
-¿Por qué?- preguntó el hombre.
-Vengan conmigo hasta la camilla- dijo Molly trayéndoles junto a mí.

Al ver a su hija en aquel estado la mujer dio un grito y comenzó a llorar al igual que su marido. Me rompía el corazón ver como lloraban la muerte de su pequeña, yo también lo haría si fuese mi hija.
-Lo siento mucho señores Grant- dije.
-Usted es Sherlock Holmes ¿Verdad?- dijo el hombre -Le he visto en las noticias, lamento lo de su esposa-
-Gracias- dije con una leve sonrisa estrechando su mano.
-Tiene que atrapar al que le hizo esto a nuestra niña señor Holmes- dijo la mujer sollozando -era nuestra única hija-
-No se preocupen- dije asintiendo -me encargaré de atrapar a ese cabrón. Yo también soy padre y esto no se quedará así-
-Si averigua algo por favor- dijo el hombre sacando una tarjeta de su bolsillo -este es mi número de móvil y el de abajo es el número de mi taller mecánico-
-Les informaré de todo- dije -pero primero acompáñenme a la cafetería para hacerles unas preguntas ¿De acuerdo?-
-Está bien- dijeron los dos al unísono.

Fuimos a la cafetería y pedimos tres cafés para luego sentarnos en una mesa con tres sillas.
-¿Cuándo fue la última vez que vieron a su hija?- dije con un dulce tono de voz.
-Ayer- dijo el señor Grant -fuimos a llevarla a casa de mi hermano Robert para que pasara la noche con sus primos como solía hacer-
-¿Alice era una niña que causara problemas?- pregunté.
-Para nada señor Holmes- dijo la mujer secandose las lágrimas -era una niña muy buena, la primera de su clase y siempre estaba con una hermosa sonrisa en su rostro. De hecho quería ser detective como usted, le encantaba verle en las noticias y se alegró mucho cuando oyó lo de su boda con su mujer y más aún cuando dijo que sería padre por tercera vez-
-Vaya- sonreí levemente y algo sonrojado- nunca me habían dicho eso, salvo mi mujer obviamente-
-Debió de ser muy duro para usted perderla- dijo el señor Grant -se les veía tan felices juntos, eran la pareja perfecta-
-Si- dije suspirando -lo éramos. ¿Saben de alguien que quisiera hacerle daño a su hija?-
-Para nada- dijo la señora Grant.

Seguimos manteniendo una pequeña charla hasta que llegó la hora de ir a recoger a los pequeños.
Cuando llegué tomé a mi pequeña en brazos y fui a la parte de atrás.
-¿Donde están Hamish y Sherlock?- pregunté a la cuidadora.
-Ya han venido a recogerles- dijo ella.
-¿Quién?- dije extrañado.
-El hermano mayor de su mujer- dijo ella -traía su autorización señor Holmes-
-Es imposible- dije pálido -mi mujer no tenía hermanos, era hija única-
-¡¿Qué?!- dijo la cuidadora comenzando a llorar -lo siento mucho señor Holmes-

Subí al coche con la niña y llamé a Lestrade sollozando.
-Greg Lestrade- dijo Lestrade contestando
-Lestrade- dije sollozando- pon una orden de búsqueda-
-¿Por qué?- dijo él -¿Qué ocurre Sherlock?-
-Se han llevado a mis hijos- dije llorando - A Hamish y a Sherlock-
-Dios mío- dijo él -enseguida daré la orden Sherlock tu tranquilízate, ve a casa y no salgas-

Llegué a Baker Street, le conté todo a la señora Hudson y le entregué a la pequeña. Giré mi rostro y en una de las esquinas de la calle, volvía a estar aquella mujer rubia de gafas oscuras sacando fotos.
Esta vez corrí a la esquina para hablar con ella.
-¡Espera!- grité corriendo hacia ella.
Ella corrió doblando la esquina.
-¡Para por favor!- dije jadeando -¡solo quiero hablar contigo!-

Estaba a punto de alcanzarla cuando se subió a un jaguar de color negro y arrancó a toda velocidad.
Di una patada a una tubería y volví al 221 donde me esperaban mi hija y la señora Hudson.
-¿Dónde fuiste?- dijo la señora Hudson.
-A ningún sitio- suspiré -tenía que hablar con alguien pero no he podido hacerlo-
-Espero que tengamos noticias de los niños pronto Sherlock- dijo la señora Hudson sollozando -son tan pequeños-
-Lo sé- dije abrazándola y tomando a mi hija entre mis brazos -como les hagan daño juro que mataré a quien lo halla hecho, y no es la primera vez que mato a alguien-

Me quedé en el piso todo el día cuando de repente sonó mi móvil con un número desconocido.
-¿Diga?- dije rápidamente.
-Papá- dijo el pequeño Hamish sollozando.
-¡Hamish!- dije gritando -mi amor ¿Dónde está tu hermano?-
-Aquí- dijo sollozando pasándole el teléfono.
-Papi- dijo Sherlock llorando.
-Menos mal que estáis bien- dije suspirando -¿Donde estáis?
Se escucharon gritos y un hombre tomo el teléfono, por el tono llevaba un distorsionador de voz.
-Suéltales hijo de puta- dije enfadado -juro que te voy a encontrar-
-Si quieres volver a verles tendrás que seguir mis instrucciones- dijo el hombre - mañana recibirás las primeras instrucciones, nada de policía-

Cuándo colgó comencé a llorar pensando en lo que les estarían haciendo a mis pequeños. Cuando me tranquilicé comencé a mirar de nuevo los documentos que Molly me había dado haciendo que mis sospechas fuesen aún más claras de lo que yo las tenía.

Siempre contigo (Sherlock Holmes y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora