Capítulo 20

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Alessandra

Fuimos los dos directos al despacho a recogerlo, cuando llegamos analice el caos que habían ocasionado, sillas rotas, manchas de sangre por todos lados, en resumen mucho trabajo.

Cuando estábamos a punto de terminar, apareció la chica de asuntos sociales, al ver a Iván se asusto.

—Siento mucho el destrozo que acabo de ocasionarle, nunca fue mi intención. Recibirá lo oportuno para solucionar este desastre. — declara Iván.

Antes de que las palabras vayan a salir de mi boca me interrumpe.

—Usted no se tiene que disculpar de nada, teninte. Asumo la culpa de que el General Castello me preguntase sobre el tema de adopción del niño y yo no la dijese nada.

—Sobre ese tema podemos hablarlo— añade Iván.

—General no se tiene que preocupar por el niño, yo me haré cargo sola, puedo hacerlo, no necesito ayuda de nadie— le respondo en tono desafiante.

No necesito que nadie, me ayude en nada yo puedo buscarme la vida sola. Como lo he hecho durante toda mi vida.

—Sobre ese asunto, el secretario me dijo que el niño por el momento estará bajo su cargo teniente, pero que tendrá que atender la escuela que tenemos, al igual que visitar a los médicos de las instalaciones. — intento interrumpirla— Esta decidido, y no hay cambios. Pueden marcharse a sus labores, yo terminaré con el resto.

Los dos asentimos y nos dirigimos a nuestro bloque.

Cuando llegue al despacho tengo que llamar a Adrián, cuando les sacaron a los dos, le vino a ver un médico, cosa que a Iván no le han dejado. Se fue en su coche y quedamos en que cuando tuviese el más mínimo tiempo tendría que llamarle.

Primero a él y luego a mi familia, a nadie le va a hacer gracia que no tengamos los papeles de adopción, y cuando vean la cara de Adri, la que se va a liar en casa, menos mal que no estoy allí.

Pero ese aspecto no me preocupa, de lo que estoy nerviosa e inquieta es que Azriel tendrá que ir a la escuela de aquí, y eso no me gusta. A mi personalmente, es una idea que odio, no me quiero imaginar la cara del resto cuando se lo comunique.

Más problemas para mí, perfecto, lo que necesitaba.


Por fin estamos en mi planta, Iván se ha marchado directo a su despacho sin despedirse.

Una vez que llego, escribo a Adrián para preguntar que tal esta mientras enciendo el ordenador para ver mi correo. Me contesta rápidamente, diciendo de que no me preocupe y que hablamos esta tarde.

Me paso toda la mañana, realizando informes sobre la misión del viernes, mis movimientos y todo lo que vi. Llaman a mi puerta y veo a Alonzo entrando.

—Buenos días ¿Qué tal estas? —me pregunta.

—Pues muy bien, aquí divirtiéndome con los informes— se ríe.

—Si te sirve de consuelo, todos llevamos la mañana así ¿Te vienes a comer? — asiento y recojo mi escritorio, dejándolo organizado.

Nos dirigimos a la cafetería, hacemos cola para coger la comida y nos sentamos los dos en una mesa.

—¿Y el resto? — pregunto.

—Trabajando en lo mismo, excepto Matías y Akila. Te voy a dar un consejo como compañero de trabajo— le miro extrañada— si vas a ir a ver a uno de esos dos en su despacho, llama antes de entrar. — empiezo a reírme.

InfiltradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora