Capítulo 23

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Alessandra

El resto del día estuvimos jugando en su nueva habitación, hasta que el agotamiento se apoderó de él, y por primera vez que durmió ahí.

Al principio no quería dormir solo y tuve que acostarme con él, pero en el momento en que sentí que estaba durmiendo profundamente, me fui a mi habitación.

Cogí mi teléfono y escribí un mensaje a mi madre y Antonella para darlas las gracias por lo que habían hecho, y que podrían venir un día por la tarde cuando llegase de trabajar.

Preparé las cosas para mañana y me acosté.


No he podido dormir una mierda esta noche, se me olvidó echarme hielo y me dolían los golpes, hasta que me tome la pastilla que hizo que el dolor no fuese tanto.

Miro el reloj y queda menos de un minuto para que suene la alarma, por lo que me levanto y me dirijo a ducharme y a vestirme. Una vez lista, voy a por Azriel, a quien levanto suavemente levantando un poco la persiana de su habitación.

Me acerco a él y le doy un beso en la cabecita.

—Buenos días cariño, hay que levantarse. Me voy a la cocina a preparar el desayuno.

Llego y le preparo un vaso de zumo de naranja, yogur y frutas. Una vez que tengo la mesa puesta, voy a su cuarto a por él y marchamos a la cocina. Cuando terminamos y recogemos todo y nos vamos a su habitación a bañarle y arreglarle.

Reviso que todo esta en su sitio y que no falta nada y nos vamos a las instalaciones.


Sorprendentemente, cuando le dejo en la escuela con Blanca no ha habido ningún incidente. Según hemos entrado y ha visto a Teo se ha ido corriendo hacia él. La verdad que eso me ha alegrado la mañana, tiene un amigo.

Como hoy hemos llegado un poco antes, me dirijo a la cafetería para comprar cafés para todos, pues decidimos intentar tener hoy todo listo. Así que necesitamos energía.

Mientras empiezo a encender la sala, y los ordenadores y revisar todo lo que hicimos ayer, Alonzo entra.

—Buenos días Sofía.

—Buenos días Alonzo — le entrego el café.

—No hacía falta, muchas gracias. Hoy va a ser un día duro.

—Ya ves, pero seguramente tengamos todo más o menos cerrado.

Tras unos minutos entra la pareja, nos pasamos todo el día encerrados en la sala. Incluso hemos decidido comer aquí, en vez de perder tiempo en bajar, pues estábamos tan concentrados que no queríamos perder el tiempo.

La tarde se me pasa rápido, no se que hora es, pero aquí seguimos hasta que somos interrumpidos por un golpe en la puerta. Todos nos giramos y frunzo mi ceño al ver a Blanca con Azriel.

—Perdonen por molestar— dice Blanca. —Me comunicaron que se encontraba aquí y como la escuela estaba apunto de cerrar, decidí traérselo.

—¿Pero que hora es? — pregunto.

—Mierda si son las 20:00. — dice Alonzo.

—La boca que hay niños— le regaña Akila.

—Perdóname, se nos ha ido completamente la hora a todos.

—No pasa nada. Nos vemos mañana— todos nos despedimos de ella.

Voy a coger a Azriel entre mis brazos, pero Akila llega antes que yo y se pone en medio.

InfiltradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora