La pesadez fue el primer sentimiento al despertar, mi cuerpo tendido sobre el pequeño sillón que robé hace tiempo de la sala de los directivos, llevando mis manos sobre mi frente me sentí algo aturdido.—¿Cuánto habré dormido?
Fijé mis ojos sobre la pequeña grieta de la pared, ya había oscurecido la mayor parte, me desperezé estirando espalda y brazos en alto hasta sentir aflojados los músculos.
Tuve otro sueño sobre la vida de Keren, ésta vez me contaba sobre la relación que llevaba con su abuelo.
Tan problemática... ¡Keren! ¿Estará despierta?
Me levanté bruscamente del sillón corriendo para llegar a la habitación, al abrir la puerta sólo me esperó el dolor.El puño volador de Keren impactó fuerte en mi rostro, me quejé, la instante ella también lo hizo, al parecer le dolió no tanto como a mí.
Entrecerré el ojo izquierdo e intentaba sobarme la nariz y parte de mí labio inferior izquierdo.—¡Querías matarme! ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Esmee? ¿Que vas hacerme? ¿Porqué?
—Ugh, cálmate primero— dije.
—Eres un maldito...hijo...de
—Interesante ¿Que ibas a decirme?— sonreí esperando que se retracte— "hija de la Luz".
—hijo de la oscuridad—respondió intentando ocultar su falta.
Intenté no reírme pero no pude evitarlo.
—Te salvé y no sólo me golpeas sino que también me insultas— reclamé.
—¿Dónde está Esmee? ¿Que pasó con ella?
—Bueno...Esmee ya partió a las estrellas, o a las sombras porque mm... Si la habría dejado respirar, habría sido una gran molestia en el futuro, y cómo sos... "Keren"... Le habrías dado permiso de matarte. De verdad, que eres suicida.
—Mataste a Esmee...
—De nada ¿No? Haces muy buenos amigos, Keren. ¿Por ellos me dejaste? Debo valerte estiércol, me hieres.
Se volvió para sentarse sobre la cama, su expresión era tensa, tenía sus codos apoyados en sus piernas y sus manos agarraban de su cabeza agacha haciendo que su cabello se despeinara.
—Esmee... No puedo creerlo, fue Esmee— murmuró.
Dejé espacio en su pausa, quizá por el momento sólo se duela por la traición de su mejor amiga y mañana quiera saber sobre su padre.
—No me dejará en paz ¿No?— volvió su mirada hacia mí, preguntándome algo obvio.
Me apoyé sobre la pared cruzando mis brazos, resoplé exhausto.
—Creía que sería bueno que padre e hija se reconciliaran, pero claramente no son familia, el único vínculo que tienen es la sangre. Así como vos confiaste de Esmee, también confié en él.
—Pero a él no lo mataste— reclamó.
Me sorprendió viniendo de Keren.
—Sé que amabas a Esmee como una hermana de sangre. Por eso lo terminé con mis manos, no tuve el valor de hacerlo con tu padre. Sé cómo se ve, me dirás que preferí salvación de uno por otro, como si uno mereciera más que el otro... Keren, de haber sabido que él iba hacerte daño, no lo hubiera dudado. Por eso te saqué de ahí antes que él llegara a por tí.
—Lo mataré.
—No puedes.
—¡Claro que sí! Cuando sepa quién es, dónde se esconde, y en qué cara, lo mataré sin pensarlo dos veces. Quiero torturarlo cómo él lo hizo, quiero arruinar todo su plan, quiero verlo llorar gritando que me detenga.