"su alma me busca de la misma manera en que las flores buscan el sol"
Nunca le conté de las innumerables batallas, pero ella beso hasta la ultima de mis cicatrices y abrazo mi pasado aun sin si quiera conocerlo, y ella jamás incluso pregunto. Y cada que me veía algo melancólico se sentaba a mi lado y me ofrecía un poco de té.
sus ojos luego de un par de años ya no rehuían de los míos y dejaba que mis dedos se enredaran con los suyos de vez en vez. teníamos un código de amor que solo ella y yo conocíamos y aun luego de tantos años ella seguía sonrojándose como una adolescente.
quien podría sino era ella alivianar el peso de esta gran espalda, ella que seguía extendiéndome su mano con una sonrisa cada vez que llegaba al dojo, ella que me miraba como si en mi hubiera aun vida, y pues si que la habia, ella habia encendido con su sonrisa una llama que habia intentado apagar con todas mis fuerzas.
arropó mis miedos con sus delicados brazos y tarareando canciones de cuna frente al atardecer acuno mi cuerpo flagelado por el pasado. erizo todos y cada uno de mis sentidos, embriago con su perfume y deshizo el dolor en pétalos de cerezo.
sus ojos reflejando en los míos la fidelidad eterna y rendida, la fuerza que me seguía impulsando venia de aquel misterioso lugar, entre su corazón y el mío. y aunque el asesino surgiese otra vez al escuchar su voz llamándome "kenshin" volvía a encontrar el camino de regreso a ella y a nuestro hogar.
no puedo ver otro destino que no sea el volver a ella, no puedo recorrer otros parajes que no sean los caminos que me devuelven al sendero de arboles de cerezo a orillas del gran rio donde se cimentaron las bases del hitten mitsurugi, donde puedes oír el sonido del bambú golpeando una y otra vez, el dojo.
"Hemos sobrevivido a tantos incendios que ya no podemos saber si estamos vivos o simplemente ardiendo"
La tranquilidad de su compañía, que aunque invisible para mi no lo era, cuando me encontraba observándola por el rabillo del ojo mientras ella servía tan elegantemente el té y su pupila azul encontraba a la mía escabulléndose entre sus mas incognitos pensamientos. y sus mejillas se teñían de rosa, como los pétalos de cerezo que rodeaban el dojo en primavera.
y mis manos encontraban asilo entre las suyas, apretándose mis dedos contra los de ella, pero sus manos heladas, me recordaban el frio del invierno, y la nieve traía recuerdos de color carmesí a mi memoria. recuerdos que ella ignoraba tal vez, recuerdos que en su universo no eran mas que estelas de humo, niebla.
pero para mi eran los recuerdos que impedían que la cicatriz en mi mejilla cicatrizara y desapareciera. No habia bondad ni palabras de amor que pudieran enmendar aquel horrible recuerdo reviviéndose una y otra vez en mi pupila cada invierno.
y cada invierno traía nieve, y la nieve para mi se volvía roja como la sangre derramada, y en esos días hermosos para unos, terribles para mi, cuando mis pies se hundían en la espesura y entre mis manos los copos blancos se volvían hileras de sangre recorriendo todo mi ser, la sonrisa y el perfume de kaoru inundaban todo el derredor y al abrir los ojos con la melancolía del ayer, y encontrarse con el universo escondido entre sus manos y una sonrisa curvando sus labios todo lo anterior desaparecía.
las hileras de sangre que recorrían mi cuerpo regresaban a ser solo copos de nieve y los recuerdos volvían a ser solo eso, recuerdos. Pues porque frente a mi estaba esta mujer sonriéndome sujetando entre sus manos una taza de té y diciéndome que hacia demasiado frio.
kaoru jamás pregunto sobre mi pasado, ni de los recuerdos que atormentaban mis días y mis noches, hasta que un recuerdo vivo de ese ayer atento contra todo lo que ella hubiese construido conmigo. fue en aquel entonces que me vi forzado a revelar la realidad.
la marca en la puerta del dojo nublo mi juicio, kaoru me vio vagar por el dojo sin rumbo ni destino fijo con una hilera de sangre cubriendo mi rostro. ella se sentó a mi lado, en silencio suturo la herida y sin hacer preguntas solamente la mire guardar las vendas, atrape sus manos antes de saliese de la habitación, no quería que se fuera.
ella se volvió hacia mi con los ojos llenos de lagrimas contenidas, y me maldije a mi mismo por ser el causante de esas lagrimas. mis dedos enternecidos acariciaron su mejilla, kaoru cerro sus ojos posando sus manos sobre las mías y beso mi palma.
sabia que tenia preguntas que no podía hacer, y cuando su mano intento encontrar mi mejilla acerté a robarle un beso, uno de esos que se dan solo entre dos personas que están heridas.
me separe un poco de ella y rodeándole con mis brazos nos quedamos así un instante, hasta que encontré la valentía de contarle que los fantasmas del pasado habían encontrado una manera de regresar y que su seguridad por mi causa hoy se veía comprometida.
no era fácil empezar una nueva historia pronunciando el nombre aquel que una vez amé, " Tomoe tenia un hermano, y aquel hermano le guardaba un amor tan poderoso e intenso, tomoe himura fue la primera mujer que amé y yo le arrebate al amor de su vida, ella y su amor son la marca de rencor que cargo en mi mejilla.... las circunstancias de su vida y de su muerte son exactamente las mismas... yo"
"hay belleza en las cenizas de un corazón que ardió por lo que amaba"

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Memories
Fanfiction¿al fin aquí, podré descansar?" se dejó llevar por la gravedad del océano, no había dolor, ni odio, ni amor, ni sangre derramada, solo la realización de un sueño, la muerte que hace tantos años lo perseguía, estaba más cerca de lo que él pudo imagin...