Enough

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"Por ti podría pretender que estaba feliz cuando en realidad estaba triste"

y pues claro que en su mirada si cabía la inmensidad del infinito, sus pupilas resplandecientes galaxias y hoyos negros que podrían transportarte a otras realidades y tal vez, solo tal vez también hacia el principio, quien sabe también hacia el final tan anhelado. 

así es como definió la mirada de su salvadora y era suficiente verdad para el una mirada honesta y esa sonrisa pura e inocente que le regalaba cada vez que despertaba de sus alucinaciones, que cualquier otra cosa en el mundo. ella siempre estuvo ahí, como una cama de rosas para detener su caída, como una brisa dulce y cálida de verano que calmara el dolor de sus heridas. 

vio una lagrima caer de su mejilla, y allí lo supo, no habia sido lo suficientemente cuidadoso, ella le habia descubierto, era translucido, como una cortina de seda. Pero él le sonrió levemente, lo suficiente como para que ella se reconfortara, sus manos se posaron sobre sus mejillas y sus pulgares se deslizaron por la suavidad de su piel borrando las lagrimas, ella alzo la mirada hacia el devolviéndole su sonrisa. 

"¿por que lloras?" quería preguntarle, deseaba preguntarle tantas cosas, sobre el olor a jazmines que bañaba todo su ser y le embriagaba llevándolo a un espiral que le hacia perder la conciencia. quería saber de los nombres con los que habia bautizado las galaxias que escondía en la profundidad de sus ojos, quería saber a donde llevaban las olas de estrellas en su pupila oscura. 

su debilitado cuerpo solo tuvo la energía para  regalarle este pequeño pero significante acto. karu agradeció con una reverencia, sus brazos rodearon su pequeña cintura, mientras el apoyaba el peso de su cuerpo contra el de ella dejándose guiar. el sol nuevamente habia salido brillante, hasta que sus ojos ardían. 

kaoru le reposo contra una de las vigas de uno de los pasillos, quedando frente al enorme patio del dojo, aquel al que no habia logrado llegar antes.  y por primera vez  podía ver la salida, el mismo lugar por donde habia llegado, pero desde el interior. sintió un leve golpeteo y tirar, al bajar la mirada se encontró con dos pequeñas que le miraban como si hubiesen descubierto un fantástico tesoro. 

los ojos de estas pequeñas eran tan brillantes como el sol que acaba de enceguecerlo. Le miraban sonriendo y riendo dándole la bienvenida y no pudo evitarlo. el semblante de las niñas cambio de un momento a otro, fruncieron el ceño y una de ellas corrió por kaoru, mientras la mas pequeña se le acerco y palmeo sus faldas " eres un buen niño, todo estará bien" fueron las palabras que balbuceo tiernamente, mientras enjugaba sus lagrimas. 

"es solo el sol, que esta demasiado brillante" dijo esquivando la realidad de sus lagrimas. kaoru sonrió mientras en sus manos traía una bandeja con alimentos. " aquí tienes,  estos últimos días no has podido comer mucho y necesitas ganar fuerzas". 

ambas pequeñas se encaramaron para sentarse a su lado "no te preocupes, nosotras le cuidamos" dijo una de ellas sonriendo graciosamente mientras intentaba escurridizamente robarse uno de los onigiri de la bandeja. 

"la mañana llegara de nuevo sin oscuridad"

mientras su estomago se llenaba, respiraba hondo un aire libre de pólvoras,  y el ruido que sentía  detrás de las paredes del dojo eran de carretas y vendedores ambulantes.  y por un instante pensó que aquella horrible era al fin se habia alejado, que habia despertado al fin en un mundo en paz. 

apoyo su cuerpo contra la viga, mientras a sus faldas ambas pequeñas dormían después de haber engullido los onigiris que kaoru habia preparado. y así dejo que la luz de la tarde se posara sobre su cuerpo, cuanta tranquilidad. 

kaoru retiro la bandeja y se sentó a su lado acercándole una taza de té caliente, kenshin abrió los ojos y recibió gentilmente la taza. 

el sol comenzaba su viaje hacia el horizonte y el cielo se teñía de colores dándole la bienvenida a la luna y su manto de oscuridad serena. kaoru tomo un sorbo de té observando el atardecer a su lado, mientras el quedaba embelesado ante ella como si fuera una delicada pintura. 

"puedes quedarte" fueron las palabras que escucho salir de su boca, sus ojos se abrieron de par en par ante su sorpresa. "todo el tiempo que necesites".  kenshin asintió con la cabeza llevándose la taza contra los labios bebiendo el té. mientras por el rabillo del ojo la observo sonreír otra vez. 

"ya están aquí", dijo de pronto levantándose, el sol ya casi habia desaparecido, unas linternas aparecieron en la entrada del dojo, un anciano y una mujer entraron saludando a kaoru. el anciano al ver a kenshin primero sorprendido y luego relajo su semblante " nuestro invitado al parecer ya esta recuperando fuerzas", kaoru volvió la vista hacia kenshin y respondió asintiendo " las niñas se comieron sus onigiri" dijo lanzando una leve y divertida risa. 

"megumi-san, gracias por venir" kaoru explico a kenshin que megumi era medico y que por eso fue capaz de curar sus heridas, megumi le habia enseñado lo básico. megumi y aquel anciano tomaron a las niñas y dejaron el dojo. 

"nos vemos mañana" les despedía mientras un pequeño niño cerraba las puertas. kenshin se quedo mirando al movimiento que hacían sus manos mientras se despedía y por un instante era transportado nuevamente a las memorias de antaño, sintiéndose arrastrado de regreso al infierno que por momentos llamaba realidad. 

era sordo, mudo y ciego en este nuevo y horrible lugar, donde aquel rio oscuro  le esperaba con todas esas muertes sonriendole. donde aquellos ojos sin vida, ni brillo le tendían una mano amiga, apenas podía ver su sonrisa a lo lejos. 

esas muertes, ese peso, esa mirada no daban tregua alguna y como una filosa espada rompían el hilo rojo de aquel destino que le esperaba. 

"estas bien" como si fuera liberado de un conjuro la voz de kaoru le saco de aquel lúgubre lugar, regresandolo a lo que el creía era la mas hermosa alucinación que un hombre como el pudiera experimentar. 

" creo que es momento de dormir, pero cambiare tus vendajes", kaoru le tendió la mano y el sin dudarlo la tomo dejándose se hacer por ella. le guio hasta su habitación, con un paño y agua lavo sus heridas y quito las vendas " avísame si están muy apretadas", le dijo mientras le vendaba. 

se concentro en las manos de kaoru y la suavidad con la que rozaban su piel. la oscuridad podía venir un millón de veces si quisiera solo para que kaoru con su voz le devolviera la luz que tanto anhelaba su corazón. 

"todo lo que he hecho es continuar"

y eso es suficiente .....




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