𝒳𝐼

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Mew sigue subiendo la paleta de azotes por esos suaves muslos hasta que toca el trasero de su esposo desde abajo. —Ah.— Gulf mira abajo ante ese toque. —¿Cómo es esta cosa?— Él pregunta mirándola.

—Es para,— Mew lo toma de una de sus manos. Retrocediendolos a la cama. Se sienta en la cama y Gulf comienza a sentarse en uno de sus muslos. —Ah no. Amor, esta vez... Debes acostarte encima de mis piernas.

—Oh.— Gulf se corrige. Poniéndose de pie de nuevo y, se pone en cuatro sobre el regazo de su prometido con ambas manos sobre la cama. Su culito a la disposición del pelinegro. —¿Qué va a hacer esa cosa que--?

Mew azota uno de esos glúteos con la paleta, los diamantes de la paleta son esa porción determinante del azote. Se marcan como puntitos rojos en uno de sus glúteos. —¡Agh!— Gulf se agarra a la sábana con dos puños. Mordiéndose el labio inferior con los ojos cerrados para ver si el punzante dolor desaparece.

—Avísame cuando quieras que nos detengamos.— El pelinegro le dice con mucho cuidado, pues lo menos que quiere es llegar a lastimar a su esposo. No le está viendo el sentido del placer en este objeto doloroso.

—Intentálo una vez más a ver cómo se siente.— Gulf pide.

Mew se sorprende, pero le da otra nalgada con la paleta. Rebotando esos glúteos. El piel dorada agarra las sábanas con puños. Gime inclusive. —¿Te gusta?— Pregunta el pelinegro.

—Es raro..., pero no me parece mal.— Opina el de abajo con un jadeo tratando de mirar a su prometido a través de uno de sus hombros.

Mew sonríe, le acaricia los glúteos con una mano antes de volver a darle otro azote. Robando un gemido de su dulce masoquista.
Su prometido comienza a meter un dedo en la entrada del de abajo, entrando y sacando ese dedo entre sus glúteos con suavidad. Un ritmo lento pero placentero. Gulf gime un poco más. Mew sigue embistiendo el dedo de manera lenta, pero azota uno de los glúteos de su prometido.

Este cierra los dedos de sus pies con mucha presión pues el dolor era punzante.
—Agh... Mew, te necesito, por favor.— Comienza a jadear el piel dorada, estirando uno de sus brazos hacia atrás para agarrar la túnica del pelinegro en un puñado. Desesperado.

—Amor, juguemos un poco más.— El pelinegro le dice. Poniéndose de pie para que Gulf se acueste en la cama boca arriba. El pelinegro busca unos lazos de seda. Eran negros. Los cogió de alguna de sus prendas de seda en el armario, y ató las muñecas de Gulf juntas suavemente a la cabeza de la cama. Gulf mira arriba a sus muñecas atadas con curiosidad. Su boca en una erótica pequeña "o".

Mew deja de atarle las muñecas para mirarlo. Se miran a los ojos. El pelinegro le da la vuelta exponiendo el trasero del piel dorada. Mew le da un par de azotes más por lo que Gulf jadea, apretando sus propios glúteos con cada azote, marcando esa área en rojo. —¿Te gusta? ¿Ser azotado así?

—Solo por ti.— Gulf dice en una voz ronca mientras que el chico dragón le acaricia la boca con su pulgar. El de abajo le pasa la lengua por el pulgar en esa acaricia. Mew aleja su dedo pulgar y lo sujeta de la nuca para mantenerlo contra la cama mientras se alza la túnica en orden de entrar en él. Gulf espera con jadeos necesitados.

Mew entra en él y el piel dorada gruñe, pero lo va aceptando. El dragón entra por completo y el de abajo jadea fuertemente. Mew le retira la mano de la nuca y le besa con cariño su cuello mientras que el piel dorada gime un poco sin poder evitarlo.

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Una hora más tarde, los prometidos decidieron hacer una expedición. Gulf cabalgaba en un caballo y sostenía una ramita en forma de "Y" que contenía un lazo atados en los extremos primerisos de la "Y" para sacar una roca de una pila de roquitas amontonadas en su bolsillo trasero, y colocarla contra el lazo rojo. Mientras su caballo cabalga, él alza la ramita frente a su vista y jala de la roquita hacia atrás. Entrecierra sus ojos para lanzar la roquita.

DRAGÓN GÉNESIS 2 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora